Demonios - Capítulo 44

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Douma salía de la habitación lentamente  despidiéndose con la mirada de la joven que poco esta se comenzaba a quedar dormida, aquel trato con el chico la había dejado agotada a tal grado de provocarle náuseas, ella todavía no había superado lo que había sucedido tan solo hace unos días.
Este apretó sus puños mirando al suelo tratando de contenerse de hacerle algo a Neun, sabía perfectamente que la chica no lo perdonaría a pesar de sus "buenas intenciones". Soltó un suspiro profundo mientras se dirigía a el gran salón, trataba de planear como iniciar una conversación pacífica con el joven enfurecido para aclarar el grave malentendido.

Neun... ¿Qué haz hecho?...

Pensaba con una especie de preocupación: desde que apareció, era una persona totalmente diferente.
Una vez en la entrada del gran salón, al abrir el fusuma para continuar atendiendo a sus seguidores volteó despacio para encontrarse con la mirada de Neun, la cual era fija y con desprecio; el líder se le acercó lentamente mientras se abanicaba tratando de no intentar algo, por ahora.

- ¿Dónde está? -

Comenzó el chico con un tono cortante mientras le sostenía la mirada al líder, era más que evidente su rabia interna. 

- No te preocupes Neun, ella está bien... -

Habló Douma con una sonrisa inocente acompañada de unas risas pequeñas para después aproximarse gradualmente hasta estar cara a cara del joven. Repentinamente lo tomó violentamente del hombro acercándose a su oído para susurrarle con un tono escalofriante que le heló la sangre.

- En el gran salón, al anochecer... No quiero verme obligación a hacerle algo a tu hermana si no apareces. -

A Neun le recorrió una sensación de terror por aquellas siniestras palabras que se repetían incontables veces en su cabeza, una gota de sudor frío apareció en su mirada y se limitó a un asentir firmemente tratando de ocultar su preocupación, no quería hacer pasar mas males a su querida hermana.

- Más le vale cumplir. Si le hace algo juro que lo mataré. -

Dijo amenzante mientras cruzaban sus miradas manteniendo aquel silencio por unos minutos hasta que ambos comenzaban a tensar sus cuerpos preparándose para atacarse mutuamente, Neun apretaba sus puños mientras que Douma preparaba su abanico afilado deseando atacarlo de una buena vez, sin embargo, una voz los interrumpió.

- ¡Señor Douma! ¡Señor Douma! -

Era Aiko solicitando que se dirigiera al gran salón urgentemente para continuar atendiendo a toda la multitud agitada.
El líder miró con un cierto odio y preocupación a Neun, pero, pese a lo que había hecho aún le tenía cierto aprecio.
Hizo una pequeña reverencia antes de irse pero el joven simplemente le dió la espalda haciendo enfurecer a Aiko, antes de que pudiera decir algo, Douma la detuvo.

- Pero señor, eso es una ofensa grave...-

- Tranquila, déjalo. -

Habló el líder con un tono tranquilo, ignorando lo que estuvo por suceder a tan solo unos segundos.
Douma se dirigió al gran salón para ocuparse de toda la gente que rogaban protección o que sus familiares fueran bienvenidos en el más allá debido a la terrible escena que se había creado en la antigua estación de oficiales, sin embargo, un porcentaje considerable rogaba por el general Tsukimoto fuera bien recibido en el paraíso provocándole cólera al líder.

Definitivamente las personas son ciegas, estan rogando que un diablo entre al paraíso que jamás existió.

Pensaba con cada audición que le solicitaba lo mismo, este solo asentía y prometía palabras vacías.
Conforme pasaban las horas, comenzó a perderse en su mente ignorado a todo seguidor que se inclinara ante él, algo empezó a ocupar sus pensamientos más intensos: ¿Cómo le diría a la chica que él es un demonio?

𝐿𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝐻𝑖𝑒𝑙𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora