Farsas - Capítulo 50

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No sabía que responder arrepintiéndome al instante de haber hablando en voz alta sin darme cuenta. Definitivamente debo controlar mis palabras, ahora lo más importante era planear como arreglaría mi terrible accidente, mi mirada temblaba a la vez que tragaba saliva pensando que podría responder mientras Akkai mantenía su mirada tranquila en mi, fingía que aún masticaba para darme el tiempo suficiente de pensar hasta que por fin se me ocurrió algo. 

- Oh, bueno... - 

Comencé divagando además de fingir incomodidad para darle señales que era un tema sensible para mi. 

- V-Verás. T-Te mentí... Mi esposo era un demonio, fue asesinado por un cazador y desde entonces les guardo un miedo además de un rencor profundo. Cuando lo mataron yo no estaba enterada de ello, los vi como unos asesinos de sangre fría y escapé lo más lejos que podía. - 

Retorcía mis manos tratando de darle más realismo a mi actuación aunque por dentro estaba aterrada de que no funcionara aquella mentira tan descarada.

-... P-Por alguna razón temía que si te enterabas de ello, me verías como una conspiradora o algo por el estilo, por eso te lancé la almohada, no por que fueras un pervertido o algo por el estilo... Si no porque te tenía miedo porque eres un cazador. -

Mire al costado mío evitando su mirada que poco a poco se volvía preocupada y empática mientras me escuchaba atento, estaba realmente sumamente asustada de que me clavara su katana por mentirosa. 

¡Por Dios! Estoy usando mi error anterior para tapar algo más grande, honestamente me siento mal por tenerle que mentir de esta forma, aunque es mejor que combine un poco la verdad.

Suspiré profundamente y recordé la mirada temerosa de Douma al hacer que me escapara de el santuario, no pude reprimir unas lágrimas contenidas debido a que lo extrañaba demasiado preocupándome que era aquello que apareció aquella noche.  Sentí que el cazador acariciaba mi hombro reconfortándome al verme llorar, me limpié las lagrimas al darme cuenta de ello. 

- Lo lamento mucho... Debió ser difícil tener que lidiar con todo ello sin que te dieran una explicación. Pero verás, una vez que hay un demonio hay que matarlo debido a que- - 

Antes de terminar su explicación Akkai miró al techo repentinamente subiéndose a la pequeña mesa a la vez que me hacía una señal para que guardara silencio a lo cual obedecí inmediatamente, fijaba sus ojos en la construcción como si pudiera ver algo que yo no, el ambiente cada vez se hacía más pesado y tenso provocando que el miedo helado recorriera mi cuerpo. Al cabo de unos minutos, el joven pareció relajarse dando a entender que el "peligro" había pasado volviendo a sentarse en su lugar.

- Lamento eso, presentí un demonio cerca, temo que sepa que estoy aquí... Iré a recolectar información sobre si hay algún rumor al respecto, puede que me dé un indicio. Pase lo que pase, no salgas de esta habitación a menos que sea para salvar tu vida. ¿Bien? -

- Uh.. Bien. ¡T-Ten cuidado! -

Él asintió y se dirigió rápidamente a la salida de la habitación para luego desaparecer rápidamente en un abrir y cerrar de ojos. A pesar de que se había marchado aún tenía miedo, en sí no mentí que le temía los cazadores ya que si se cruzaban con Douma podría salir muy mal herido. Una duda comenzó a repetirse en mi cabeza: ¿Por qué lo cazadores de demonios los matan tan intensivamente? Siempre eh creído a que son seres inmortales afiliados con la creencia de que son malvados.

Pero, ¿Y si no es así? ¿Y si hay algunos buenos?... Tal vez como...

Sacudí mi cabeza olvidando aquella pregunta, no quería adentrarme a ello ya que siempre terminaba con mas dudas que respuestas. Volviendo a Akkai, me preocupaba el hecho de que tanto había escuchado de aquel pensamiento que había escapado de mi boca sin percibirlo, por lo que pude apreciar solo escuchó lo de Douma más no lo de su hermana Samiku.

𝐿𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝐻𝑖𝑒𝑙𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora