Al anochecer - Capítulo 21

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Al darme cuenta de lo que había sucedido, me escapé de aquellos fuertes brazos que me tenían encerrada contra aquella pared para después rápidamente correr y salir del salón principal. Mi mirada estaba más que roja, no entendía que era lo había hecho y sentía como mi corazón saltaría de mi pecho en cualquier momento.
Me detuve en el pasillo para terminar de recuperar aliento, necesitaba un baño urgentemente para poder aclararme todas mis dudas y preocupaciones pero primero tendría que avisarle a mi hermano y a Kotoha.
Continué mi camino a mi habitación, pero, aquella sensación de todas las noches se hizo presente y no pude evitar mirar repetidas veces alrededor.

Esto... Me volverá loca.

Al por fin llegar a mi habitación, recorrí el fusuma con cuidado para después ver a aquellos dos conversar contentos.
Me dió la impresión de que Kotoha había olvidado lo que vimos en el bosque lo cual me dió cierta calma pero por mi parte, aún lo veía claramente en mi cabeza.

– ¡Hola hermana!  ¡Woah! ¿Por qué estás tan roja? –

No me había dado cuenta que mi cara continuaba colorada y no me dejaban de sudar las manos, incluso un leve temblor se hallaba en mis piernas.

– ¿Roja?... Uh, No lo sé Neun. ¡Creo que por la vergüenza que me hiciste pasar! ¡Estábamos tan preocupadas buscándolos y quién diría que estaban en el salón principal con el líder! –

Le dije con cierto tono molesto, quería ocultar lo que realmente pasó. No me imagino que sucedería si se enteraran.
Me recorrió un escalofrío con solo pensarlo.

– Vamos, ¡¿Por qué no me dijiste que el líder tenía un salón tan increíble!? Es realmente sorprendente. –

– ¡Hey! ¡Pero al menos pudiste dejar una nota! –

– Tiene razón tu hermana Neun, pero dejemos de pensar en ello, ¡por suerte nada malo sucedió! Vamos a relajarnos y preparar aquel té que teníamos planeado. –

Kotoha decía con su típico tono tranquilo y apacible, era imposible sentirse mal con aquella voz.

– ¡Sí! ¡Yo lo pongo! Ustedes ya hicieron demasiado, jeje. –

Neun corrió al pequeño horno que teníamos en la habitación, verlo ayudar y hacer cosas por sí mismo sin toser o desmayarse me provocó una emoción indescriptible.

– Espera... ¿Y el sirviente? –

– Oh, le dije que no era necesario sus servicios, Neun insistía en ayudar. –

Dijo mientras lo mirábamos encender el horno, suspiré con tranquilidad.

– Eh, Kotoha, iré a darme un baño. Aquella carrera realmente me dejó fatal. Ya vuelvo. –

Ella asintió con una sonrisa y dejé nuevamente la habitación, logré escuchar sus murmullos antes de irme.

– Herma- ¿Uh? ¿A dónde fué? –

–Se irá a dar un baño. No tardará, vamos, continua explicándome tus trucos en las cartas hanafuda. –

– Si... Pero, ¿No te diste cuenta que su cabello estaba arreglado?... –

No escuché lo demás ya que me había alejado lo suficiente, cuantas cosas acabo de dejar pasar por alto pero no creo que le den importancia.
Continué mi camino al ofuro, la lluvia se había intensificado lo suficiente para causar un ambiente frío y me apresuré para llegar en cuanto antes.
Al abrir la puerta de este, comencé a preparar el agua y a desvestirme, noté que mi brazo herido iba de maravilla.

Que alivio... Si hubiera tenido una fractura en mi antigua casa, hubiera tardado meses en recuperarme.

Pensé mientras me continuaba quitando el kimono y me percaté que estaba rasgado por abajo, me dolió haber arruinado una prenda tan bonita.
Por suerte, en uno de los armarios había ropa limpia para uso del personal así que continúe, me adentré en la tina y dejé que mi cuerpo se relajara en agua caliente.

Era tan cómodo quería quedarme ahí por siempre, escuchaba como la lluvia continuaba gentilmente dando una ambientación perfecta.

Pero algo arruinó mi experiencia tan agradable, la sensación de vigilancia nuevamente apareció, no pude evitar cubrirme y hablar no muy alto.

– ¿Qué demonios quieres? ¿Ni siquiera puedo darme un baño tranquila? –

Dije mientras miraba a todos los rincones molesta, sabía que aquella impresión no era idea mía.
No hubo respuesta alguna lo cual no me sorprendió, decidí que era suficiente y salí de la tina después de haberme bañado rápidamente.
Ni siquiera aquella emoción desaparecía mientras me vestía, era tan incómodo que salí rápidamente del ofuro.

Espero que ese trato valga la pena, realmente tengo tantas cosas por preguntarle.

Me dije con una inseguridad aterradora, comencé a pensar lo peor.

¿Qué era lo que realmente tenía planeado?

Suspiré y continué mi camino, sentí como el frío aumentaba y me congelaba.
Quería seguir en ofuro.
Al regresar nuevamente, ví a Kotoha sentada en el umbral, miraba como las gotas se resbalaban del techo, por otra parte, Neun se había quedado dormido justo al lado de las tazas de té.

Me acerqué y  estaba tarareando una canción demasiado bella pero se detuvo una vez que se percató de mi presencia.

– ¿Todo bien? Pensé que tardarías más. –

– Oh, no. Solo quería darme un baño rápido y pensar un poco... –

– Lamento que te hayas llevado aquella sorpresa en el bosque. No me imagino lo que debiste sentir. ¿Pudiste preguntarle algo al líder? –

– Eh... No. No le pude preguntar. Me estuve disculpando por la molestia que le causé. –

– Entiendo, ya verás que todo se aclarará. –

Si... Y de una forma que me aterra.

– Bueno, me tengo que ir, ya comienza a oscurecer e Inosuke está muy agotado. ¿Le podrías agradecer a Neun de mi parte? –

– ¡Si si! D-Descansa Kotoha, que pases linda noche. –

Se ponía de pie para luego irse a su habitación, no había notado que el ocaso comenzaba a presentarse.
La hora de ir a mi encuentro con el líder se iba aproximando, admito que el miedo y la emoción volvía a mi, tenía al menos que arreglarme decente.
Volví a mi habitación, encendí una vela de aceite para arreglar y cepillar mi cabello.

¿Por qué me estoy arreglando si quiera?
¡Ah! No lo sé, no se en donde me eh metido.

Suspiré ruidosamente, me di cuenta que Neun estaba despertando.

– Vaya, me sorprendió que te durmieras. –

– Hoy estuve algo cansado. Me costó algo dormir ayer. ¿Estás bien? Te eh notado extraña hoy. –

– Si, estoy bien. Neun, una pregunta, ¿Sabes que le pasó a Samiku? –

– ¿La jefa del personal? Bueno, no mucho, solo sé que la despidieron o eso me dijo el señor Makeoto. –

No tenía intenciones de contarle lo que había encontrado en el bosque, no quería preocuparlo sin necesidad, aún.
Pero sabía que hasta saber la verdad tendría que estar alerta de cualquier indicio de peligro.

– ¡Por cierto! ¿Por qué no le avisaste nada al señor Douma? Te fuiste sin decirle a nadie a dónde iban. –

– ¿Eh? Bueno, no pensé que sería necesario. Ahora tu dime qué sucedió mientras no estaba. ¿Por qué estabas en el salón? –

– Bueno, estaba con el pequeño mostrándole algunas cartas y él apareció de la nada, podría jurar que ni siquiera lo oí caminar y me tocó el hombro asustándome tanto que casi me da un paro cardíaco.
Me preguntó dónde estabas y cuando te fuiste, se notaba que estaba molesto y preocupado. Y con mayor razón, siempre te sucede algo cada vez que sales.
Después le dije que fuiste por hojas de té con Kotoha y se calmó... ¡Luego nos invitó a aquel salón tan increíble!

– Vaya que te lo pasaste bien hoy, me alegra mucho. Bueno, vuelve a dormir Neun, iré a limpiar el ofuro. –

– ¡Oh, sí! No te demores mucho. –

Le sonreí mientras le acariciaba la cabeza, me puse de pie y salí nuevamente. Era hora de ir a cumplir mi trato con aquel líder.

𝐿𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝐻𝑖𝑒𝑙𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora