"Teach me how to love" ❁•[JuRic]

06.

Un corazón roto es todo lo que queda

Todavía estoy arreglando todas las grietas.

Tengo miedo de todo lo que soy,

Mi mente se siente como una tierra extranjera,

Silencio sonando dentro de mi cabeza.

Por favor llévame a casa, resguardarme de este horrible sentimiento… por favor, llévame a casa.

Escuchando tres golpecitos en la madera de su puerta, Youngjae no duda en girar su rostro de su libro, enfocado sus orbes en la sonrisa serena de su hermano, provocando que sus labios se curven ligeramente en una pequeña sonrisa.

Ah, lo extrañaba a decir verdad.

Jaehyun no esperó invitación más que la sonrisa que se le dio, llegando a los brazos de su hermanito tan pronto pudo, estrechando a este entre sus fuertes músculos, dejando después un par de besitos en su cabellera rubia.

ㅡTe extrañé, algodoncito. ¿Cómo has estado? -Inquiere, rápidamente, dejando un bonito y divertido contacto en las mejillas apenas regordetas de su hermano, viendo con diversión la nariz de este arrugarse en desaprobación, sin embargo, Youngjae no se quejó, agusto en los brazos de su hermano.

Cuando de su hyung se trataba, no le importaba actuar como si nuevamente tuviera cinco años, donde recién estaba conociendo a quien sería su hermano mayor, con Jaehyun mimando y cuidándolo como el buen hermano mayor que su papá Yoongi le dijo ser, esto después naciendo desde su pecho.

Para Jaehyun, Youngjae era su pequeño bebé aún si ya había cumplido sus veinte años y fuera un hombre hecho y derecho, (o un intento), y por eso le dolió en lo más profundo de su pecho cuando notó los orbes miel de su hermano apagados, no lo suficiente para ser notorios ante cualquier persona, pero para él que siempre fue muy quisquilloso, con rapidez pudo notar la diferencia en esos bonitos orbes que tanto se parecían a los de su papá SeokJin.

Ah, claramente algo no andaba bien.

Youngjae se estremeció poquito cuando fue muy obvio el cambio de su hermano. Sabe que está acabado, porque por más que deseara aparentar, odia justo en ese instante que su hermano lo conozca tanto.

Para entonces se permite preguntarse, si el que su hermano lo conociera hubiera sido de ayuda en esos años donde sólo llegaba a casa para encerrarse a llorar, lavando su rostro con rapidez cuando escuchaba la voz de sus papás atravesar la entrada de la casa, colocando poco maquillaje debajo de sus ojos donde unas bolsas oscuras yacían, para luego dibujar una gran sonrisa en su rostro y así por fin ser capaz de recibir a sus mayores cuando llegaran hasta él.