Yukino x Lucy | ¿Embarazada?

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« 𝐏𝐑𝐄𝐆𝐍𝐀𝐍𝐓? »

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Sting siseó por enésima vez y Minerva le propinó un golpe en la nuca, controlando su fuerza para no armar un escándalo innecesario.

—L-Lucy-sama...

La agitada respiración de Yukino y su desigual tono de voz alertaron a los magos de Sabertooth, que acercaron aún más sus cuerpos a la puerta de madera que les imposibilitaba visualizar lo que ocurría dentro de la habitación. Tragaron saliva en seco y un desagradable cosquilleo invadió sus estómagos.

La amistad entre las magas celestiales era bien conocida por los miembros del gremio, no obstante, hacía un tiempo que sospechaban de que dicha amistad no era más que una fachada que escondía algo mucho más profundo. Aunque, tampoco tenían pruebas que lo demostrasen.

Al menos, hasta ahora.

—¿Qué hacemos? —inquirió el maestro.

—No vamos a hacer nada, idiota —espetó Rogue, procurando mantener la compostura.

—Pero... —Sting cruzó los brazos a la altura del pecho y su semblante se oscureció de golpe—. ¿Y si Yukino queda embarazada?

Los magos quedaron blancos y decidieron guardar silencio para no empeorar la situación. Rufus observó su reloj de muñeca y realizó una mueca de irritación, prácticamente, imperceptible; llevaba casi una hora esperando a sus compañeros —en este caso, la señorita y el God Slayer— para realizar una misión que ofrecía una buena recompensa. Sin embargo, el escandaloso rubio y sus paranoicas ideas habían provocado que los magos sintieran curiosidad por lo que ocurría entre las magas. 

Un nuevo silencio se adueñó del gremio. Aunque fue interrumpido rápidamente.

—Oye, Yukino —Lucy realizó una breve pausa—. ¿Estás segura? No soy una profesional y no quiero hacerte daño. 

—No, no... Yo soy la que ha insistido, así que... 

Embarazada —murmuró Sting, ganándose un potente puñetazo en la espalda por parte de Rogue. 

Yukino emitió varios sonidos ininteligibles para los miembros de Sabertooth, haciendo que un escalofrío recorriera sus columnas vertebrales. 

—Bueno, ya son mayorcitas para hacer lo que quieran —afirmó Minerva, simulando toser para intentar apaciguar la tensión. 

—¿Alguien le ha dado la charla a Yukino? ¡Todavía es muy pequeña!

Orga palmeó la espalda de Sting entre risas. 

—Nuestra niña se hace mayor, maestro. 

—Encima no le sigas el juego —Cheney suspiró.

Una expresión de exagerada sorpresa se apropió del rostro de Eucliffe y los presentes se temieron lo peor. 

—Estoy seguro de que he escuchado algo de un bebé.

—¡Oh, venga ya! 

—¡Soy un Dragon Slayer, Rogue! ¡MI AUDICIÓN ES INCREÍBLEMENTE BUENA! 

—¡YO TAMBIÉN LO SOY, PEDAZO DE IMBÉCIL! ¿EN QUÉ MOMENTO HAN DICHO ALGO DE UN BEBÉ? —llevó su diestra al hombro ajeno y lo apretó, incrustando sus dedos. 

—¡LO ACABAN DE DECIR!

—¡MENTIRA!

—¡VERDAD! 

De un momento a otro, Sting se abalanzó sobre Rogue y cayeron al suelo, intercambiando poderosos golpes mientras vociferaban sin descanso. 

Por otra parte, Lucy dio un ligero respingo ante los ruidos del exterior, parpadeando reiteradas veces, confusa. Dejó a un lado el algodón que portaba para vendar lentamente el tobillo de su compañera, asegurándose de hacerlo correctamente. 

—¿Qué les pasa? —inquirió por lo bajo sin descuidar su labor. 

Yukino ladeó la testa con delicadeza y se encogió de hombros, un tanto preocupada. 

—¿Habrá pasado algo? —agachó la mirada durante varios segundos—. ¡Oh, ya sé! ¿Puede que sea el cumpleaños de alguien? —sugirió sonriente, haciendo chocar su puño contra la palma de la mano contraria. 

—Es posible —Lucy rió—. En Fairy Tail también somos así durante las celebraciones. Sin embargo, ¿cuándo no celebramos? Diría que hay fiestas todos los días. 

Ambas féminas rieron. La blonda le dio una indolora palmada a su compañera en la pierna, dando a entender que había finalizado. 

—Venga, ¡vamos fuera! Tenemos que unirnos a la fiesta. 

La apacible y rosa atmósfera que las rodeaba desapareció de golpe ante la violencia que gobernaba en el gremio: los Dragones Gemelos yacían en el suelo, pateándose mutuamente mientras gritaban cosas sinsentido; Minerva limaba sus uñas sentada sobre el cuerpo inerte de Orga; Rufus se mantenía al margen de la situación, con la mirada bajo su sombrero como si lo que estaba ocurriendo le avergonzara a más no poder; Dobengal recogía los Jewels que sus compañeros le tendían. Lucy dedujo que estaban apostando. 

Yukino se llevó el índice y el pulgar al puente de la nariz y lo masajeó con cierto cansancio. ¿Por qué siempre que invitaba a su amiga al gremio debían montar una escena como aquella? Permanecer relajados o mantener la compostura no estaba dentro de sus planes, al parecer. Dejó escapar todo el aire que retenía, ocasionando que los hijos de dragones detuvieran su pelea y centraran su atención en ella. 

—¡YUKINO! —Sting empujó a Rogue bruscamente y se acercó a la maga celestial con evidente preocupación—. ¿¡Estás embarazada!? 

—¿Q-q-q-q-q-q-qué...? 

Minerva apretó los labios para no reír y avergonzar aún más a su compañera, aunque su expresión la delataba por completo. 

—¿¡Eh!? —Lucy abrió los párpados de sobremanera y alternó la mirada entre Yukino y Sting, con sus labios realizando cómicas muecas, incapaz de pronunciar palabra alguna. 

—Serás idiota —Rogue noqueó al blondo de una patada e inclinó su espalda a modo de reverencia—. Olvidad esto, por favor. 

Las magas celestiales se miraron fijamente y asintieron. Obviamente, serían incapaces de olvidar esa escenita. 

 

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𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━━ ; sabertoothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora