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« 𝐅𝐈𝐋𝐌 »
—¿Estás segura de esto, pequeñaja?
La blonda se limitó a asentir reiteradas con la cabeza, convencida de su decisión.
El God Slayer curvó sus labios en una cínica sonrisa y procedió a encender la lacrima mientras tomaba asiento junto a Heartfilia. El joven era un gran amante de todo lo relacionado con el terror, por ello, Lucy insistió en ver alguna película de aquella temática junto a él. ¿El problema? Ella era todo lo contrario a su pareja: amaba las tramas románticas, de aventuras, finales felices... además, se asustaba con bastante facilidad.
Una lúgubre banda sonora retumbó por el salón de Nanagear, provocando que la fémina se aferrara con fuerza a la cintura de este. Orga la contempló durante varios segundos y detuvo la reproducción antes de comenzar a carcajearse con potencia.
—¡Ni siquiera ha empezado! —volvió a reír al visualizar a la maga realizar un puchero.
—¿No puedo abrazar a mi novio? —formuló con evidente sarcasmo. Aunque mantenía una expresión neutra en su rostro, estaba al borde del desfallecimiento; ¿cómo era posible que una simple melodía fuera tan aterradora? Si aquello ya la había conseguido alterar... la película mínimo le provocaría un ataque al corazón.
—Adoro tus abrazos —comentó el God Slayer con sorna, acercando sus labios al rostro de su amada para depositar múltiples besos breves—, pero eso no quita que seas una miedosa —canturreó, llevando su diestra a la cintura de la blonda para acercarla a él a la par que reía.
—¿Eso es malo? —musitó con molestia, dejándose abrazar por su pareja y acurrucándose junto a él. Tras esto, elevó suavemente la manta que los cubría a ambos para acomodarla alrededor de su cuerpo, asegurándose de no destapar al contrario.
En vez de pronunciar una respuesta, Orga acercó su mano desocupada a la lacrima para que la película prosiguiera. Rió entre dientes cuando, nuevamente, Heartfilia se aferró con fuerza a su cuerpo, como si aquello hiciera que todos sus malestares se disiparan.
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¿Cuántas horas habían transcurrido? Una vez que la película finalizó, Nanagear observó el pequeño reloj que había sobre su encimera; era bastante tarde, así que, la fémina tendría que quedarse con él. Una sonrisa apareció en la comisura de sus labios al imaginar a la asustadiza muchacha siendo atormentada por él toda la noche. Giró su rostro con delicadeza, dispuesto a realizar burlas, sin embargo, la encontró profundamente dormida sobre su torso. Se mordió el labio inferior con fuerza para evitar reír, ¿en serio? Ella fue la que insistió en ver la película y... ¿se quedaba dormida?
—Pequeñaja —llevó su mano disponible a los dorados cabellos de su acompañante, peinándolos con suavidad—. No voy a dejar pasar esto, que lo sepas —murmuró con diversión mientras unía sus labios con los de ella, separándose al poco para evitar despertarla.
—Mmm... —la maga entreabrió uno de sus ojos levemente y esbozó una tierna sonrisa, emitiendo una especie de ronroneo—... así me quieres —articuló en un bajo tono de voz, ladeando su cuerpo con lentitud para adoptar una postura más cómoda.
El God Slayer rió y deslizó la mano que se encontraba sobre la cintura de la fémina, desplazándola a su cabeza para sobarla con mimo. Si alguno de sus compañeros le viera en aquella situación, se burlaría de él hasta reventar. ¿Orga Nanagear mostrando amor y cariño hacia otro ser humano? Decir que era inusual se quedaba bastante corto.
—Te has perdido la mitad de la película —comentó con un tono de voz divertido, sin detener sus caricias—. No me importaría verla de nuevo —la maga celestial dio un pequeño respingo, provocando que el joven riera con potencia.
Lucy se reincorporó de golpe, teniendo que mantenerse varios segundos quieta por el repentino mareo que experimentó al levantarse demasiado rápido. Una vez que aquello se desvaneció, arrugó el ceño levemente mientras observaba a su novio, el cual continuaba riendo sin cesar.
—¿Ah, sí? —la fémina se puso en pie y cruzó los brazos a la altura del pecho, simulando ofenderse—. Bien —articuló antes de girar sobre sus talones y poner rumbo a la habitación de Orga, abriendo la puerta con delicadeza bajo la atenta mirada de este.
Ensanchando la sonrisa que yacía en su rostro, Orga caminó tras la blonda y pasó sus manos por la cintura de esta, obligándola a elevar la mirada para observarlo.
—Oye —el God Slayer alejó una de sus manos para agarrar el mentón de la maga con delicadeza, dejando reposar su frente sobre la impropia—, sabes que te quiero, ¿no? —Heartfilia no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, olvidando por completo su enfado.
Llevó sus manos a las mejillas del joven para, acto seguido, cerrar sus párpados y acercar sus labios a los de él. Sin embargo, aquel beso no llegó a producirse.
—¡AH! ¿QUÉ ES ESO? —el mago retrocedió un paso y señaló con el índice un lugar cualquiera de la habitación.
—¿EL QUÉ? —la fémina pegó un chillido y entrelazó las manos a la altura del pecho, horrorizada. La risa de su pareja hizo que su molestia se hiciera presente, entrando a la habitación del muchacho y dando un portazo tras de sí.
—¡Eh! ¿Quién te abrazará esta noche?
—¡Tú no!
Orga volvió a carcajearse antes de girar el pomo para contemplar a su amada, la cual le lanzó una almohada para que no entrara a la habitación. Bueno, pasaría una noche en el sofá... aunque, no se arrepentía de nada.
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