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« 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐓𝐄 »
Wendy Marvell volvió a contemplar su reflejo y lo analizó minuciosamente; portaba un vestido celeste sin mangas que tenía un acabado con volantes y le llegaba unos centímetros por encima de las rodillas. Su cabello estaba recogido en una coleta alta, dejando dos mechones caer por los laterales de su rostro.
—Wendy, estás preciosa —Lucy llevó sus manos a los hombros de la menor y sonrió.
—Tu cita será un éxito —aseguró Yukino, elevando su pulgar.
La Dragon Slayer asintió, un tanto insegura.
—¿Cómo fue vuestra primera cita? —formuló con curiosidad.
Las magas celestiales intercambiaron una mirada y rieron con nerviosismo. ¿Cómo olvidar aquel día...?
8 meses antes
Lucy revisó sus pertenencias por centésima vez, asegurándose de que no se olvidaba nada. Suspiró con pesadez antes de volver a peinarse.
Una semana antes, Agria le pidió tener una cita y no dudó en aceptar. Ambas se gustaban, pero ninguna tenía el suficiente valor para dar el primer paso. Por ello, le estuvo rezando a Mavis para que todo saliera a la perfección aquel día. De pronto, el potente sonido de su reloj de pared la sacó de sus pensamientos; ¡si no salía de inmediato, llegaría tarde! Una vez se examinó por última vez y agarró su bolso, puso rumbo a la cafetería en la que quedó con Yukino.
No tardó más que unos míseros minutos en llegar. El corazón le palpitaba con fuerza y sentía que podría desfallecer en cualquier momento. Con la poca valentía de la que disponía, entró en el local, divisando a su acompañante rápidamente.
—¡H-hola, Yukino! —elevó su diestra y la movió enérgicamente, esbozando una sonrisa cargada de nervios.
La nombrada dejó de juguetear con sus índices y se ruborizó al instante, tensando todos sus músculos.
—B-buenas... —musitó con dificultad, procurando no desviar su mirada por la vergüenza.
Heartfilia tomó asiento frente a ella y la contempló durante varios segundos, quedando completamente absorta. ¿Cómo podía ser tan preciosa? Negó con brusquedad y recordó su cometido: declararse apropiadamente y, con suerte, comenzar una relación.
Con bolígrafo y libreta en mano, una camarera se acercó a las jóvenes y se dispuso a tomar sus pedidos.
En el exterior de la cafetería, un grupo de magos observaba con interés a las magas celestiales; los Dragones Gemelos, Minerva Orland, Salamander, Gray Fullbuster y Mirajane Strauss.
—Son adorables —comentó Orland.
—Es una pena que Erza no haya podido venir —la mayor de los Strauss curvó sus labios en una afable sonrisa y se llevó la zurda al rostro, recordando lo que sucedió horas previas.
Cuando informaron a Erza de su 'plan espía', no se hizo de esperar que se avergonzara al instante y comenzara a formular oraciones y palabras incoherentes.
—¡Ánimo, Luce! —Dragneel le propinó un golpe al cristal del local, sonriente.
—¡IDIOTA! —el mago de hielo le asestó un golpe en la cabeza y le obligó a agacharse para no ser descubiertos.
Lucy miró con evidente confusión el vidrio que se encontraba junto a ella. Podría jurar que había escuchado una voz conocida... serían imaginaciones suyas provocadas por su inquietud...
—L-L-Lucy... —la blonda centró su mirada en la maga de Sabertooth, provocando que su sonrojo se intensificara—... e-eh, bueno... —Yukino se maldijo internamente; ¿por qué no era capaz de articular vocablo alguno? Detestaba sentirse tan indefensa.
Al percatarse de esto, Heartflia buscó la mano ajena bajo la mesa, entrelazándola con la propia cuando la encontró. Realizó un carraspeo mientras sus mejillas adquirían un leve tono escarlata.
—Tranquila... —aumentó la fuerza del agarre y formó una sonrisa—... puedes decirme lo que quieras.
Aunque las magas no se percataron, aquella pequeña acción había cambiado el rumbo de su cita para mejor.
Mientras tanto, sus compañeros de gremio discutían y celebraban.
—La rubia le ha agarrado de la mano. Repito: LA RUBIA LE HA AGARRADO DE LA MANO —el maestro de Sabertooth retransmitía aquello con un tono de voz cargado de asombro y exageración, ganándose un golpe por parte de Cheney.
—Deja de gritar, idiota —arrugó su ceño con suavidad y observó de reojo a las magas celestiales, esbozando una sonrisa involuntaria.
Minerva hizo crujir sus nudillos a modo de amenaza; estuvo ayudando a Yukino para que aquella quedada fuera, prácticamente, perfecta. Y no dejaría que un par de indeseables la fastidiaran por completo.
—Ara, ara —Mirajane llevó su mano al hombro de la de cabellera oscura—. No te preocupes, Minerva. Seguro que todo sale bien —intentó animarla, aunque un repentino estruendo hizo que todo su positivismo se disipase.
Natsu y Gray acababan de destruir una de las paredes de la cafetería. Ahora, se encontraban en el interior de esta intercambiando potentes ataques.
—¡Cerebro de carbón! —un semidesnudo Fullbuster se subió encima de una mesa, preparándose para atacar.
—¡Maldito stripper! —Dragneel chocó sus puños entre sí e hizo rechinar sus dientes.
Mirajane negó con la cabeza y emitió una profunda exhalación. Aquella situación no podría empeorar. Gran error.
—¡Eh, Natsu! —Eucliffe corrió hacia el nombrado y cerró sus puños con fiereza—. ¡Pelea conmigo!
Rogue dio un paso al frente, dispuesto a unirse a la disputa, sin embargo, la horripilante aura que desprendía la Orland le hizo retroceder rápidamente.
—¡OS LO ADVERTÍ, ESTÚPIDOS! —la hija de Jiemma hizo acto de presencia en la batalla y comenzó a apalear a los jóvenes sin piedad.
Por otra parte, Lucy y Yukino habían adoptado una posición de combate, aunque se relajaron al comprobar que se trataba de sus compañeros de gremios. Se miraron durante varios segundos y se carcajearon con potencia. Bueno, dentro de lo que cabe, aquella cita fue bastante divertida.
En la actualidad
—Oh... —Wendy se mordió el labio el inferior, reprimiendo una risa—. Es una gran hist... ¡voy a llegar tarde! —se acercó a la puerta velozmente—. ¡Muchas gracias, chicas! —tras despedirse, salió de la habitación.
Aprovechando aquel momento de intimidad, Yukino pasó uno de sus brazos por la cintura de su pareja y la acercó a su figura mientras la observaba con ternura.
—Me encantó esa cita —reconoció, curvando sus labios en una sonrisa juguetona.
Lucy rió con fuerza antes de acortar la poca distancia que había entre ambas, fundiéndose en un apasionado beso.
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