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« 𝐏𝐈𝐍𝐊 𝐅𝐑𝐎𝐆 »
La maga celestial se encontraba en el mercado de Crocus, quedando maravillada con la infinidad de productos mágicos cuya existencia desconocía por completo. Agarró una especie de bola; según la vendedora, aquella esfera de color blanco describiría su día en breves palabras. Llevó su índice a la superficie de esta y, nada más rozarla, apareció una frase: “Rana rosa”. Arqueó una de sus cejas y dejó el objeto en su lugar correspondiente. ¿Estaría roto? Aquellas palabras carecían de sentido.
Tras agradecerle a la anciana por su amabilidad, giró sobre sus talones y comenzó a caminar, contemplando el resto de puestos que ocupaban la zona. ¿A cuál debería ir ahora? Estaba tan indecisa...
—¿R-Rogue? —pronunció una dulce voz que parecía estar a punto de quebrarse.
Lucy dirigió su mirada al lugar del que provenía, encontrándose con el pequeño exceed de Sabertooth. En aquel instante, recordó las palabras de la esfera; “rana rosa”. Curvó sus labios en una afable sonrisa y se colocó de cuclillas frente a un lacrimoso Frosch. Por su parte, este tardó varios segundos en percatarse de la presencia de la joven.
—¿H-hada...? —el corazón de la rubia se estrujó; ¿cómo podía ser tan adorable?
—Hola, Frosch —su suave tono de voz hizo que el exceed se calmara un poco, aunque las lágrimas continuaban descendiendo por sus mejillas velozmente—. ¿Te has perdido? —Frosch asintió y se llevó las patas a los ojos, intentando frenar su llanto, sin embargo, de nada sirvió.
La blonda llevó su diestra a la cabeza del exceed y la acarició con extrema delicadeza. Tras esto, agarró al pequeño en brazos y lo meció con cariño, provocando que su llanto fuera disminuyendo hasta desaparecer por completo.
—No te preocupes —depositó un casto beso en la frente del exceed—. Vamos a encontrar a Rogue, ¿vale?
—Frosch cree que hada es muy buena —comentó mientras se acomodaba en sus brazos, con los ojos un tanto rojizos por haber estado llorando.
Lucy emitió una risa ante su nuevo apodo. ‘Hada’, ¿eh? Debería acostumbrarse a aquello. Sin perder un solo segundo, empezó a andar con Frosch en sus brazos, paseando su mirada por el mercado. ¿Por dónde debería comenzar a buscar? Crocus poseía un tamaño considerable y, posiblemente, llevaría un buen tiempo encontrar al Dragon Slayer. Se acercó a uno de los puestos y divisó a un viejo conocido, al que no dudó en acercarse para preguntar y, de paso, saludar.
—¡Lyon! —el nombrado ladeó su rostro y dejó el objeto que yacía en sus manos sobre la mesa de la tienda.
—Lucy —elevó su diestra a modo de saludo y esbozó una pequeña sonrisa. Instintivamente, centró su mirada en el exceed y elevó una de sus cejas—. ¿El gato de Sabertooth? —murmuró para sí mismo, aunque lo suficientemente alto para que la fémina lo escuchara.
—Se ha perdido y le estoy ayudando —explicó con brevedad—. ¿Has visto a Rogue?
—Pues... —se llevó la mano al mentón y meditó aquello durante algunos segundos—... si no recuerdo mal, pasó por ahí —apuntó con el índice el lugar al que se refería y Heartfilia le agradeció al instante, corriendo al lugar señalado.
—¡Adiós! —Frosch movió su pata de un lado a otro, sonriente.
Una vez se encontró en el sitio que el Vastia le indicó, contempló las largas calles y soltó un bufido. ¿Qué se suponía qué debía hacer? Observó al exceed y exhaló profundamente. No podía decepcionarlo. De pronto, un potente grito la sacó de sus pensamientos.
—¿¡HAS VISTO A FROSCH!? —Cheney zarandeaba con brusquedad a un mago perteneciente a Blue Pegasus, que lo observaba con evidente terror.
—¡Rogue! —el exceed saltó de los brazos de la joven y se lanzó a abrazar a su compañero.
El de hebras oscuras soltó al mago de golpe y estrechó al exceed entre sus brazos, sollozando con evidente alivio mientras restregaba su mejilla con la del pequeño. La maga celestial se mantuvo a una distancia prudente, enternecida.
—¿Estás bien? Siento muchísimo haberte perdido de vista —Rogue se lamentaba en voz baja, negando con rudeza reiteradas veces.
—Fro no está enfadado —se separó con suavidad del Dragon Slayer y fijó su mirada en Heartfilia—. ¡Hada ha ayudado a Fro!
Cheney arrugó la nariz y siguió la mirada del exceed hasta divisar a la maga de Fairy Tail, que se limitó a saludarle con la mano con evidente vergüenza. Frosch movió sus patas enérgicamente y dio varios saltitos, esperando a que Heartfilia se acercara a ellos.
A paso lento, la blonda se aproximó a los miembros de Sabertooth y sintió que su rostro adquiría un intenso tono rojizo. El Dragon Slayer mantuvo su mirada fija en el rostro ajeno durante varios segundos, acción que provocó que su rubor se intensificara. ¿Por qué la miraba tanto? Sentía que iba a desfallecer en cualquier momento.
—Muchísimas gracias —en un veloz movimiento, el joven entrelazó sus manos con las de la chica y le regaló una diminuta sonrisa—. Pensaba que no volvería a verle... —reconoció, cerrando sus párpados con fuerza sin percatarse de que había acercado su rostro al ajeno.
—E-eh... —un tanto indecisa, afianzó el agarre y acarició con sus pulgares las manos del de cabellera oscura, intentando tranquilizarlo—... bueno, ahora estáis juntos, ¿verdad? —Rogue paseó sus luceros por el rostro de la contraria; aquella tierna sonrisa había conseguido calmarlo rápidamente.
Cheney sintió sus mejillas enrojecer y carraspeó con fuerza mientras rompía el agarre con delicadeza. Por su parte, Frosch entreabrió su boca para, después, comenzar a vociferar.
—¡Fro quiere que hada pase tiempo con él! ¿Puede, Rogue? ¡Fro te lo pide por favor!
—Bueno, si a ella no le importa... —esperaba que aceptara, sinceramente.
Lucy comenzó a reír y se colocó entre el exceed y el Dragon Slayer, sonriente.
—Me encantaría.
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