S E I S

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La peliplatinada observaba con detenimiento la pantalla de su tableta

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La peliplatinada observaba con detenimiento la pantalla de su tableta. Su amiga Yuqi estaba transmitiendo en vivo y exponía como preparaba un pastel de chocolate. Soyeon se llevó una de sus manos a su barbilla perdida en lo que veía. En ese instante su cuerpo bajo y subió debido a un bache en la carretera.

BangChan conducía la limusina color blanco en la que se trasladaban.

Apenado por el incómodo momento se disculpó y apretó con fuerza el volante.

—Tengo el estómago revuelto y con esto se me revolvió aún más —Se quejó Soyeon acomodándose en el asiento trasero del coche y poniendo a un lado de ella la tableta, recién había terminado el extenso y divertido en vivo de su mejor amiga.

Su guardaespaldas se mantuvo en silencio, no tenía palabras para justificarse. Ese no fue el primer bache que tuvieron, sino, el tercero. Soyeon que no estaba de muy buen humor debido a una charla de padre e hija para nada cómoda mas los baches, se asomó a la ventana cerrada, pero podía mirar el paisaje de afuera gracias a su transparencia.

Gotas de sudor empezaron a aparecer en la frente del rubio, el joven se estaba impacientando y no era para menos, era su primera vez como chofer, nunca en su vida se había sentado delante de un volante.

Nuevamente otro bache y los cuerpos subieron y volvieron a bajar por la fuerza de gravedad. La Chica de Oro pidiendo paciencia entre dientes se acercó por detrás al individuo nervioso. Firmemente encajó sus largas uñas en el asiento : —Podrías conducir como una persona normal, no como un niño saltando dentro de un saco —Resoplando volvió al asiento trasero cruzándose de brazos.

—Vas más lento que mi perro cuando esta estreñido.

Ya arto, el rubio soltó el volante y encaró a su jefa quien lo miraba con frialdad: —No se conducir, es mi primera vez.

Soyeon en respuesta, soltó una carcajada que la hizo sentirse mejor del estómago. Levantando una ceja habló: —¿Estas mintiendo?.

—No lo hago.

Ella lo observó tensa y él volvió sus ojos al volante.

—¿Cómo se te ocurre conducir sin saber?

—Se algunas cosas, pero evitar los baches es mi mayor defecto como conductor, sin embargo, traté de decirle, pero usted no me dejó. Estaba tan absorta en su vida que me obligo a conducir.

La peliplatinada entrecerró los ojos y se tocó la cabeza pensando. —¿Sabes cómo frenar?

El joven asintió con la cabeza y ella le dijo que detuviera el auto. A paso rápido cerró tras su salida la puerta de su limusina, colgándose un pequeño bolso color negro. Su punto de llegada estaba a solo dos cuadras, para su suerte se sabía la dirección del restaurante donde se encontraría con Min YoonGi.

El sonido fuerte de sus tacones, su vestido brilloso y su forma tan femenina al caminar llamaron la atención de muchos hombres. Los piropos que estos le tiraban los veía como algo normal, desde la adolescencia le estaba pasando, así que solo los ignoraba: se metía un mechón de su cabello tras la oreja y les pasaba por al lado como si nada.

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