O C H O

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Soyeon llevó a su guardaespaldas hasta un edificio extremadamente alto y no tan lujoso, eran un lugar bastante casual

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Soyeon llevó a su guardaespaldas hasta un edificio extremadamente alto y no tan lujoso, eran un lugar bastante casual. Por dentro lo primero que se encontraba era la recepción, la cual estaba extrañamente vacía.

La joven pasó por el lado de la recepción como si no le importara. BangChan se detuvo en el lugar impidiendo que su jefa siguiera caminando.

—¿Qué haces? —preguntó ella en cuanto le soltó el brazo.
Él lamió sus labios y volvió a mirar a la recepción señalando —No sé si te diste cuenta, pero no podemos pasar así nada más. Hay un cartel que—

—Este edificio es de la familia de mi mamá, puedo entrar cuando me dé la gana —sin decir más nada entró en el elevador y cruzándose de brazos ya adentro de este miró amenazante a su empleado. —¿Vienes o no?

El rubio corrió enseguida hasta el elevador. En el momento en el que las puertas de este se cerraron Soyeon marcó el botón número siete.

—¿A dónde me llevas?

—¿Cuántas veces me preguntarás eso? —bufó—. Ya te dije que ya verás.
Al momento de abrirse las puertas de metal se abrió paso a un pasillo. Este tenía una alfombra de color rojo vino.

Ambos caminaron sobre esta. BangChan estaba muy impresionado, cuando la pisaba se hundía. Para él era como si pisara las nubes.

—Es aquí —tocó varias veces hasta que una chica de pelo corto y negro le abrió. —Yuqi ¿estás sola?

La peliplatinada hizo la pregunta en casi un susurro para ocultar después una pequeña sonrisa de la cual su mejor amiga prefirió ignorar debido a la presencia de una persona desconocida para ella.

—No hay nadie —miró al chico detrás de Soyeon— ¿Quién es él?

—Mi guardaespaldas. YoonGi dice que necesito que me protejan.

—Mi nombre es BangChan —hizo una reverencia para presentarse.

—El mío es Yuqi, pero adelante, están en su casa.

El apartamento por dentro tenía las paredes de un color verde claro, unos pocos muebles color blanco, a lo lejos se podía ver la cocina (muy pequeña) y justo al lado de la entrada habían unas escaleras que permitían llegar al dormitorio.

—¿Quieren algo de beber? —preguntó la dueña del apartamento.

—Agua —se apresuró a decir BangChan y Soyeon pidió lo mismo.

Los dos se sentaron en el mismo sofá. La televisión estaba encendida, había una comedia romántica en la cual la escena iba a empezar a ser subida de tono. La Chica de Oro decidió apagarla preguntándose si debería pedirle un favor muy importante para ella al de rizos.

—¿Qué querías pedirme?

—Hace un tiempo he estado queriendo presentarme en un concurso que me dará un paso muy importante en mi carrera y me hará conocer que tan lejos puedo llegar.

—¿Yo que pinto ahí?

—Necesito usar tu identidad para entrar en el concurso.

El rubio adoptó por hundirse en el asiento pensativo ¿una chica usando su identidad? Para él eso solo se veía en las novelas. Después de unos minutos y tomar el vaso con agua que la dueña de la casa le había brindado preguntó: —¿Por qué no lo haces tú?

—Tengo un abuelo que no me deja. La última vez que me uní a un concurso pagó para que me destruyeran mi proyecto.

—Incluso una vez robó su idea para dársela a uno de sus otros nietos —Dijo Yuqi sentándose frente a ellos.

Vaya, que familia —pensó BangChan.

—¿Qué gano yo con eso?

—Obviamente mantener tu trabajo como mi guardaespaldas y claro, si las cosas en el concurso salen bien te daré el 50% de mis ganancias —le entrego el vaso a su amiga agradeciendo y esta lo dejo sobre una pequeña mesita al lado de donde se sentó.

—Quiero el 70% —afirmo decidido lo que provocó una carcajada en Soyeon.

—No estás en posición de elegir. Es eso o la calle, tú decides— cruzó sus piernas y colocó su brazo arriba del espaldar del sofá.

A aquel hombre no le quedaba de otra más que quedarse con lo que le habían propuesto, chasqueó su legua derrotado y susurro con desanimó —De acuerdo.

—Pero, ¿de qué es el concurso? —indagó.

—Es una batalla de olores. Consiste en crear un nuevo perfume que cumpla con las ideas que mande el jurado.

—Jurado en el que se encuentra el anciano Jeon —aclaró la de pelo corto absorta en la ventana que estaba lejos de ella. ¿Esperaba algo o alguien?

—Ahora que aceptaste debo enseñarte muchas cosas y para empezar tengo que arreglar tu aspecto —murmuro mirándolo de arriba abajo. Tenía cerca de ella a un chico que no cumplía físicamente con lo que buscaban los jueces. ¿Por qué a ellos no les gustaría él? Pues la apariencia del fabricante era algo sustancial para demostrar la valía del producto, aunque no todos están muy de acuerdo con esa idea.

—¿Qué tiene de malo mi aspecto?

—No les vas a gustar así, te harán lo mismo que a mi seguro por ser chica.

—¿Tan mal me veo? —Puso sus ojos en Yuqi buscando su atención.

—No soy una experta en moda, pero gracias a mi vida como influencer y asistiendo con Soyeon a muchos eventos tu estilo de pantalones ceñidos, un pulóver que dice Coméme y esa chaqueta negra no es lo mejor para esto —describió.

BangChan curvó sus labios hacia abajo, él no quería cambiar su estilo de vestir, le gustaba, pero una y mil veces se repetía por dentro que necesitaba con urgencia mucho dinero.

—Exactamente, hablando de eso —. Soyeon aun no le decía a Yuqi la propuesta de trabajo que le tenía su padre como modelo—. Mi papá quiere contratarte como la nueva cara de la empresa debido al nuevo perfume que quiere lanzar.

La de corto cabello negro abrió los ojos como platos. Intentó aclarar su mente debido a que no se creía lo que le decía su amiga. —Yo no sé nada de modelaje. ¿Cómo se te ocurre proponerme para eso?

—Si me disculpan, Soyeon la estaré esperando abajo —Dijo BangChan caminando hacia la salida.

—Fue una coincidencia.

—Donde la mayor implicada soy yo. No puedo aceptar.

—¿Qué te cuesta? Hazlo por mí—suplicó haciendo esa carita de cachorrito de la cual nadie podía negarse, pero se siguió negando—. Además de darte dinero te darán un viaje gratis para dos a España con todos los gastos pagados.

—Siendo así —habló haciéndose la difícil— lo haré, pero a mí también tendrás que darme las mismas clases que a BangChan.

—Déjamelo a mí. Los transformaré a los dos.

En ese instante el timbre sonó, Yuqi ansiosa y arreglándose el flequillo abrió la puerta. Ahí estaba un chico de pelo negro, con pantalones blancos del mismo color que su camisa y unos mocasines de piel de tigre.

—¡Qué bueno que viniste! —susurró ella para que Soyeon no la oyera, pero era demasiado tarde estaba justamente a su lado.

—Solo vine a saludarte, tengo que ir a ver una propuesta de trabajo.

—¿Quién es él? —preguntó la curiosa sonriendo. Ella lo recordaba perfectamente, era el mismo que había visto en Modern House.

—Soy Lucas, el novio de Yuqi.



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