T R E I N T A Y D O S

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Soyeon llevaba unas carpetas pegadas a su pecho y su bolso negro le colgaba de un hombro

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Soyeon llevaba unas carpetas pegadas a su pecho y su bolso negro le colgaba de un hombro. Al entrar en KW, donde ahora era la presidenta, automáticamente todos hiceron una reverencia ante ella.

—Bienvenida Señorita Min —dijo uno de los trabajadores y ella puso sus labios en forma de línea. Todavía le era difícil acostumbrarse a su nuevo apellido.

—Gracias Señor Feng —agradeció después de entregarle un papel que había sacado de una de las carpetas—. No olvide asistir al festival de este año.

Como era tradición en la empresa,  se celebraría un festival en el cual todos los trabajadores presentaría una propuesta para crear una nueva fragancia.

—Señorita Min —interrumpió la secretaria de Soyeon—. Lamento interrumpir, pero la esperan para una reunión.

—Se me había olvidado —miró el reloj de su celular—, pero si solo son las diez. ¿No era a las once?

—Exacto, pero estos nuevos patrocinadores son un poco —demoró en buscar la palabra exacta para definirlos.

—Miyeon no digas más. Iré a verlos enseguida.

—Estoy muy feliz por usted jefa, al fin podrá crear la fragancia para ambos géneros que tanto a luchado —decía caminando junto a ella.

—Gracias —le dio una sonrisa.

...


—¿Ambición? —aquel chico ladeaba la cabeza. No parecía muy convencido con la propuesta de la pelinegra —. Es un nombre demasiado corto para un producto con demasiadas sustancias.

—No del todo. El deseo de superarse y alcanzar la cima y lograr tus sueños incluye un montón de obstáculos que primero hay que superar, por tanto, la ambición y la fragancia no tienen mucha diferencia —dijo Soyeon.

—Exacto combinan como la barra de guayaba y la mayonesa —agregó Miyeon—. Mejor me callo —susurró apartando su vista de todos.

—Me gusta la mayonesa con guayaba —asintió Hyujin, el mayor accionista que tenían actualmente—. Creo que ahora entiendo lo que quiere decir. Lo tomaremos.

—¡Eso es excelente!











Soyeon todavía sentía cierto pánico por subirse a los elevadores, pero esa tarde le hacía falta subirse en uno, ya que las escaleras estaban en reparación.

Al estar frente a este contuvo la respiración por unos minutos y cuando las puertas se abrieron vio a alguien que no esperaba ver, lo cual la hizo resoplar.

—Hola —Chan la saludaba, pero ella se volteó y no le respondió el saludo. Salió caminando, iría por las escaleras sin importarle la reparación —. Hasta cuando vas a seguir huyendo de mí. Yo soy el que debería huir de ti porque fui el que te falle.

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