N U E V E

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—Ambos hacen una muy bonita pareja —alagó la peligris para despedirse después de charlar un rato

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—Ambos hacen una muy bonita pareja —alagó la peligris para despedirse después de charlar un rato.— Yuqi nos vemos luego, un gusto conocerte Lucas.

Fue lo último que dijo para dejar solos a la pareja, la cual estaba sentada muy pegadita en el sofá. La pelinegra lo observó detenidamente, aún no se creía como podía tener un novio tan guapo.

—Debería irme, como te dije tengo una propuesta de trabajo como modelo en una compañía.

Caminaron hasta la salida, pero Lucas se detuvo y se giró hacia Yuqi, nuevamente estaban a una corta distancia con ansias de besarse, pero tenían pena. ¿Por qué? Ellos en una sola noche conocieron hasta lo más oscuro de su interior. ¡Quien los entiende!

—Te extrañé durante estas últimas cuarenta y ocho horas que no nos vimos —dijo algo tímido.

Yuqi no pudo aguantar un segundo más sin tener sus labios sobre los de su chico, se había vuelto adicta a ellos tanto como esa vez que no podía parar de comer el pastel de vainilla de la abuela de Soyeon.

—Eso fue repentino— dijo él agitado.

—No podía aguantarme.

—Pues yo ahora tampoco.

Alzó con su dedo la barbilla de la pelinegra para besarla tiernamente y luego apasionadamente. Lucas la agarraba de la cintura y ella puso sus manos alrededor de su cuello. Fueron moviéndose de esa manera hasta llegar al sofá y caer sobre este uno encima del otro. Hubieran ido más lejos de no ser por el timbre de la puerta.

Completamente sonrojada y con la blusa arrugada la dueña de la casa fue a recibir a su amiga, había regresado porque necesitaba dinero para un taxi y BangChan no tenía el suficiente.

—Siento si interrumpo algo—dijo apenada al darse cuenta de la situación.

—No te preocupes, yo debo irme.
Yuqi miró amenazante a Soyeon. Juró por dentro de ella que se lo cobraría en el futuro.

***

La empresa de fragancias para hombre, KM era una de las mejores en todo el mundo. No solo por su fama y grandes ganancias, sino también, por su estupenda arquitectura. Era completamente de cristal y su edificio era enorme, casi un rascacielos.

Lucas estaba ahí con las manos en los bolsillos de su pantalón esperando a ser atendido. No podía creer que después de un buen tipo regresaría al modelaje. Él lo había dejado después de recibir una propuesta de una agencia para convertirse en idol, ya que cumplía con todos los requisitos, pero al estar a poco tiempo de debutar no le vendría mal regresar a hacer lo que le gustaba.

—Bienvenido. El señor Min estará aquí en unos minutos para firmar el contrato.

—Gracias Félix.

Al pasar casi media hora apareció Min Yoongi arreglándose su chaqueta y su corbata. Se dirigió hasta su oficina sin saludar a los que estaban a su alrededor, molesto entró dando un portazo.

Su hermana venía tras él, esperaba ver al chico que le gustaba. Se acercó a la recepción y saludó a Félix. Para él, ella era una niña y la hermana menor de su jefe, sin embargo, para ella él era su musa.

—¿Ha pasado algo? Tú hermano esta hecho una furia.

—Su prometida lo ha dejado plantado, esta cabreado —Dijo sin importarle mirando sus uñas—. Por cierto, te he traído esto— le entregó una bolsita de color verde.

—¿Qué es? —Preguntó con entusiasmo sacando lo que contenía aquello, una caja.

—Son bombones, yo misma los hice.
El secretario probó uno y luego otro hasta comérselos todo. Adoraba mucho los dulces, agradeció con la boca llena y fue entonces cuando se acordó de la presencia de Lucas. Este estaba sentado en una silla, con la cabeza pegada a la pared y dormido.

—¿Quién es él? —preguntó Yeong curiosa.

—El nuevo modelo para la fragancia Fénix.

—Es guapo.

Félix sintió un pequeña molestia con esa frase y enseguida fue atacar.

—Yo soy más guapo.

—Por supuesto, nadie supera a mi oppa— Hizo puchero— Prométeme que irás a mi concierto.

—Haré lo posible por ir.

—Te esperaré y oppa—

Nuevamente otra interrupción, pero esta vez era Yoongi que pedía a gritos la entrada de Lucas a su oficina.

***

Apenas Soyeon entró a la sala de su casa su padre la estaba esperando agitando una copa de vino. Ella intentó ser silenciosa, pero no pudo la llamó enseguida.

—He recibido una llamada del señor Min diciéndome que no asististe a la cita con su hijo. ¿Dónde estabas? Sabes perfectamente que este matrimonio no es un juego y te las quieres dar de rebelde, haciendo lo que se te dé la gana.

Una lágrima corrió por la mejilla de la peligris, miró al suelo para ocultar su rostro, odiaba ser regañada y mucho más por su padre. Siempre había sido así. Él era la única persona que la hacía llorar.

—Mañana irás con Yoongi a elegir la comida para la boda. Si me enteró de que te volviste a escapar, se acabó la empresa para ti, los lujos y la herencia.

Indignada corrió a su habitación. Se lanzó sobre su cama molesta. Agarró con fuerza la sábana para contrarrestar su rabia, pero no funcionó. Necesitaba algo más fuerte, algo como.....un cigarro, pero en esta casa nadie fumaba ¿Quién podría tener uno?

—BangChan.

Decidida fue hasta la habitación de su guardaespaldas. Al llegar ahí abrió la puerta sin tocar con la excusa de que era su casa y podía entrar y salir de los dormitorios cuantas veces quisiera.

Los ojos del rubio se abrieron como platos al ver a su jefa entrando en su dormitorio.

—¿BangChan tienes cigarros?

Fue entonces cuando se dio cuenta de la situación tan embarazosa. Se quedó prácticamente congelada al recorrer con sus ojos por los hombros, el abdomen, los brazos hasta llegar a ver algo amarillo en su parte baja. Se fijó más de cerca y eran unos calzoncillos con los minions dibujados.

El rubio levantó una ceja al ver como la peligris se le quedaba mirando tan concentrada.

—¿Te gusta lo que ves?

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