V E I N T I S I E T E

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Muchas luces en el salón de grabación del concurso

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Muchas luces en el salón de grabación del concurso. Los encargados de preparar todo corrían de un lado a otro, faltaba poco para que iniciase.

— Vas a perder primita —comentó Yunho al pasar por el lado de Soyeon con un semblante divertido.

—No seas tonto —ríe—. El que perderá es otro.

—¿Donde está tu perrito faldero? —preguntó Jungkook, echándose su pelo largo a un lado.

—Debe estar al llegar —miró el reloj de su muñeca asustada, Chan se estaba demorando mucho más que de costumbre.

—Si él no llega mejor, así no tengo que tener la necesidad de verle perder contra mí por un miserable punto —soltó enredando sus palabras con pura fantasía. Soyeon estaba segura que el rubio llegaría, solo le costaba esperar.

—Vamos Chan —le llamó a su celular—. Contéstame.



...


«Tu hermana está en urgencias, ha sufrido un accidente»

El rubio había recibido una llamada de su mamá dándole esa noticia de su hermanita.

Claramente se olvido de lo que iba a hacer en ese instante y con la respiración agitada y la preocupación se dirigió a La Isla de Jeju.

Llegó al hospital donde le había dicho la señora Bang. Con desesperación pegó sus codos en la recepción donde estaba una enfermera.

—Estoy buscando a una niña —pidió, la enfermera miró en donde apuntaba a los ingresados.

—Nombre , por favor —se quitó el bolígrafo de detrás de la oreja.

—Bang Heun —dijo— ¿Esta aquí? ¿Cómo es su estado?

La mujer revisó con cuidado varias veces, extrañada volvió a ver al rubio y con la mayor sinceridad dijo:

—Lo siento, aquí no hay ninguna Bang Heun.

—¿Puede volver a revisar? Se le debe haber pasado.

—No, he revisado con cuidado, aquí no está.

Se colocó la mano en la cara, la subió hasta su pelo y se lo revolvió dejándolo caer sobre su frente, estaba más largo.

Buscó su celular en sus bolsillos, pero no lo encontró, maldijo y fue cuando vio un teléfono público. Se acercó a él y metió una moneda, marcó el número de su mamá para llamarla.

—Mamá —llamó, pero en vez de escuchar la dulce voz de ella, el reemplazo fue la de una voz masculina.

—Cuanto tiempo Chan —dijo arrogante—. Te he extrañado mucho.

—¡Idiota! —insultó—. ¡Has sido tú! Ni se te ocurra ponerle una mano encima a mi familia.

—No me insultes —susurró—. Ven para tu casa. Lo de tu hermana ha sido un engaño. No te opongas o tu familia sufrirá las consecuencias.

Con toda la rabia que tenía volvió a poner el teléfono en su lugar, del tiro aquello se rompió y la persona que iba detrás de él para llamar soltó un quejido.








Al entrar a su casa sus hermanos y su madre estaban amarrados con una cuerda, sentados sobre el suelo y con pañuelo cubriéndoles la boca.

—¿Están bien? —buscó a su hermana con la vista— ¿Heun?—ella asintió. Inmediatamente miró a su madre, asentía con la cabeza—. ¿Long?

El hombro de Long fue tocado por una mano llena de anillos de oro. Un hombre de abrigo de piel estaba saliendo de su escondite.

—¡Cuanto tiempo! —dijo alegre, Chan chasqueó su lengua insultado—. Ya veo...no me extrañaste —tumbó a Long y cayó al suelo boca abajo.

—¡No le hagas daño! —Advirtió—. ¿Qué mierda quieres? —preguntó desesperado, sus hermanos lloraban y su madre trataba de consolarlos.

—Quiero que vuelvas a trabajar para mí —sonrió.

—No quiero volver a esa vida. Ahora tengo un trabajo.

—Lo vas a dejar. Tengo algunos contactos que estuvieron pendientes de ti desde que saliste de la cárcel.

—¡Cállate! —lo llevó hasta una habitación alejada de su familia—. Mis hermanos no saben donde estuve.

—Vaya —siguió burlándose—. Después de todo sigues siendo un blandengue. Pensé que la cárcel te había vuelto más fuerte.

El hombre llamado Hyujin sintió un fuerte puñetazo en su cara. Se vio en el espejo que estaba frente a él y Chan había conseguido partirle el labio. Se lo tocó por acto reflejo.

—Estoy fuerte —bufó—, ya lo viste. Puedes irte, no voy a regresar a trabajar contigo.

—Si no lo haces me encargaré de esa tal Soyeon —amenazó—. Es muy linda.

—Espera.

Chan empezó a unir cabos con los últimos acontecimientos que le habían ocurrido a Soyeon. Estaba claro que Hyujin tenía algo que ver.

—El robo, lo del ascensor, el perro dormido ¿fue obra tuya?

—Exacto. Puedo hacer más, si no vuelves a trabajar para mí.

—Solo déjame despedirme —susurró y una lágrima salió de sus ojos, la ocultó.







...




Chan iba caminando por la calle con ganas de ir corriendo. No se contuvo y corrió lo más rápido que sus pies podían. No quería sentir que las lágrimas le corrían por las mejillas. Le había costado tanto olvidarse de lo que había hecho, pero era imposible, aquello le perseguía día tras día. Ahora no le quedaba otro remedio que volver a ser un traficante de drogas junto a Hyujin.

Al llegar al edificio donde se estaba grabando el concurso, Soyeon estaba saliendo de este.

Chan limpió sus mejillas y le sonrió a ella, pero no lo vio porque estaba con YoonGi. Lo abrazaba e intercambiaban sonrisas como si estuviesen muy enamorados.

Eso lo hundió más y decidió huir. Al fin y al cabo le había fallado en el concurso al no asistir .

Apresuradamente hizo lo que tenía que hacer desde un principio, irse sin mirar atrás. Recogió todas sus cosas y sin dejar una carta de despedida o un adiós se marchó a la isla de la que nunca debió haber salido.

"Diferentes personalidades con pasados distintos. Perfección e Imperfección. Definitivamente no estamos destinados a estar juntos"

—Bang Chan

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