-3- Guardar el secreto

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Si algo me ha dejado claro la pija es que debo de tener mi boca cerrada y no contar a nadie lo que está sucediendo.
A veces, no entiendo porque exagera tanto, pero en fin, deberé de guardar el secreto si total van a ser dos semanas.
Dos semanas donde deberé de hacerme pasar por la pija de mi hermana, enfundarme en sus trajes
chaquetas caros, conducir su auto de alta gama y ponerme al frente en un proyecto que aún no me entero de que va.
Y mientras yo pienso en todo esto, me miro en el espejo observando mi precioso cuerpo de porno que tengo.
Exactamente, por-no.
Por no hacer ejercicio. Por no comer más saludable y por no cuidarme más tengo que ponerme una faja que me corta la respiración si quiero entrar en los malditos pantalones que se compra la tarada de mi hermana que no puedo ni abrochar el botón y cuando lo haga, si no muero en el intento o acabo rompiendo las costuras.
Pensándolo bien. A la mierda.
Mi hermana usa menos talla que yo. Por lo que además de quitarme el vicio de comer palmeritas de chocolate, iré a la boutique para comprarme ropa.
Y para ello llamo a mi mejor amiga y en la única que puedo confiar.
La Loles.
Ella es una chica muy buena, es  sorda muda, y nos llevamos de maravilla inlcuso gracias a ella aprendí el idioma de signos.
A ella es la única que le cuento todo porque sé que no va decir nada a nadie.

Loles sabe mucho de moda, incluso trabaja como modista, por eso me dejo aconsejar por ella.
Y nada más llegar a la boutique dejo  que sea ella quien me elija la ropa mientras  yo paso a los probadores para probarme las prendas que me pasa mi amiga hasta que me harto y pido que me apaño con media tienda de ropa.

Salimos de la boutique pensando en  invitar a mi amiga a comer.
Como estamos en el epicentro de lo más caro de la ciudad y mi hermana me ha dejado la visa oro, no tengo problemas por pegarme un capricho.
Pasamos a un restaurante francés. Muy elegante, muy refinado el camarero hablando pero poca comida.
Tomamos asiento en la mesa que nos indica el camarero al mismo tiempo que nos hace entrega de la carta.
Mientras leo la carta ahí to' vizca por los precios tan elevados, digo a mi amiga de irnos a otro lugar.
Loles me dice que mejor nos quedamos.
Suspiro pesadamente dejando a un lado la carta para mirar al frente con mis pensamientos mezclados de verme en un lugar como este cuando no tengo ni trabajo.

— Buenas tardes señorita Abara. — Alzo mis ojos castaños más abiertos que la puerta de Toledo para ver, ni más ni menos que al doble de Chayanne.
¡Ay mamá! No tengo palabras para describir el momento que estoy viendo al ver al doble de mi cantante favorito.
Espera Masiel, pero de qué me conoce este bombón.

— ¿Disculpe?— Le miro de arriba abajo algo preocupada por la manera de observarme tan poco amistosa.

— No sabía señorita Abara que había aprendido hablar en lenguaje de signos. Todo hay que decirlo que cada vez me sorprende más. — Será idiota.
Perdón, me ha confundido con la pija.
Vale, será uno de sus ex, de los tantos que anda dejando mi fotocopia.

— Para que veas que una puede aprender hacer de todo. — Respondo en forma de sorna.

— Sí, veo que su cerebro le da para más. En fin, ya nos veremos.

— Espérate sentado rico que de pie te vas a cansar. — Maldito idiota. Encima se va con esa sonrisa que hace que una quiera pedirle un autógrafo.

Desvío mi atención hacia mi amiga la cual me observa aguantando las ganas de reír.
Prefiero comer y hacer como que no ha ocurrido nada del otro jueves, aunque el doble de Chayanne me causa escalofríos con esa mirada tan clara desafiante.

Terminamos de comer y al marcharnos me vuelvo a topar con el doble de Chayanne. Por favor, el verdadero es más simpático pero éste es de todo menos agradable.

— Espero que haya comido bien señorita Abara porque ya sabe lo que le espera después, tiene que terminar...

— Nose preocupe que yo no soy de las que deja las cosas a medias. — Mierda. ¿Porque he tenido que hablar sin saber que está sucediendo en realidad? Ruborizada tiro de mí amiga hacia la salida sintiendo el pulso acelerado.

Nada Es Aquello Que EsperamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora