-47- Críticas y una solución

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El corazón late demasiado despacio cargado de preocupación por ver a mi pequeño tumbado en una cama dormido siendo sometido por pruebas para evaluarlo.
Su frágil mano y su carita inocente me hace de cuestionarme mis errores, pido perdón haciendo la promesa de no volver a dejarlo solo.
En la habitación estamos Thiago y yo esperando en silencio noticias sobre los resultados de las pruebas.
Thiago mantiene una actitud algo más calmada a la mía, yo no puedo dejar de sollozar y aumentar más la preocupación a mi pobre e indefenso corazón.
Apenas hablamos, tan solo frases hechas como si quieres un café, tienes que descansar y ya me ocupo yo.
A decir verdad, tampoco es que me apetezca mucho tramar una conversación con él sabiendo por mí abogado que ha comenzado con los trámites para quedarse con la custodia total de Leandro.
Cada minuto que paso con él, más duro se pone mi corazón llegando a ponerse de acero, no quiero ni mirarle a la cara, siento asco por él de tener que hacerme más daño como si no tuviera bastante.
Intento actuar con normalidad a pesar de resultarme difícil disimular algo que no siento y más cuando veo como la traidora de la pija lo consuela primero a él, después a mí cuando se acuerda.

— Masiel, debes de ser fuerte verás como va ver una solución para todo este mal trago y mi sobrino se va recuperar.

— Gracias por tus ánimos, pero mejor déjame sola. — Raquel obediente se marcha.
Y al fin puedo respirar algo más tranquila.

Cuando pensaba que con la presencia de Orlando iba a estar algo más protegida, me encuentro con que él se la pasa más tiempo hablando con Thiago y con mi hermana que conmigo.
Hoy me ha invitado a comer, me negado, no quiero separarme de mi hijo.
Su insistencia hace que vaya a comer con él donde comemos en silencio.
Termino de comer y me voy rápidamente para el hospital, Thiago me ha avisado de querer hablar con nosotros el médico.

Llego a la consulta del médico que lleva el caso de Leandro.
Como bien nos dijeron en Suiza, se trata de una enfermedad extraña en la sangre, solo hay pocos casos.
El médico nos informa de todos los posibles tratamientos que puedan darle una mejor calidad al niño. Sin embargo, el doctor hace una pausa.
Nos mira a mi y a Thiago para decirnos que si en verdad queremos salvar a nuestro hijo, debemos de darle un hermano para que este con su sangre pueda salvarle la vida y en unos pocos años volvería a ser un niño normal.
La noticia me cae como un jarro de agua fría.
Los dos nos quedamos atónitos mirándonos extrañados con las palabras del doctor.
Le explico al doctor la situación, incluso propongo que sea Raquel quien se quede embarazada de Thiago, aunque sea por el espíritu santo, pero que sean ellos y no yo
El doctor me dice que debo de quedarme yo embarazada.
El impacto es tan grande como para no saber qué decir comenzando a caminar pérdida y desorientada hasta dejarme caer en una silla aún shock.

— Masiel, ¿Te encuentras bien? — Pregunta Thiago haciéndome entrega de una botella de agua.

— No sé ni yo misma como estoy. Todo esto me parece tan trágico tan...— El ácido de la amargura me impide seguir hablando.

— Debemos ser fuertes, ahora más que nunca debemos estar unidos por el bienestar de Leandro.

— ¿Qué me estás queriendo decir que me quede embarazada de tí? — Lanzo la pregunta entre dolor y rabia.

— Es lo que debemos hacer para salvar a nuestro hijo.

— ¡Jamás! Escúchame con atención, jamás voy a permitirte que me pongas un dedo en encima.

— ¡Eres una egoísta! Deja de pensar en nosotros y piensa en nuestro hijo. Es la única solución que tenemos y tú te niegas.
Debemos de darle un hermano a Leandro no puedes negarte.

— Me da igual como te pongas. He dicho que no me voy a quedar embarazada.

— Dime. ¿Qué piensas hacer? ¿Dejar que nuestro hijo viva en los hospitales siendo un conejillo de indias porque a ti te haya dado la idea de no querer tener otro hijo?

Nada Es Aquello Que EsperamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora