Trato de hacer un gran esfuerzo para no pensar que la pija y mi marido del futuro estén juntos.
Intento dormir para aliviar este mal estar fluyendo dentro de mí azotando mi pobre corazón.
Por eso, nada más despertarme lo primero que hago es asomarme con disimulo por la ventana para poder ver a Neil.
Por supuesto que lo veo, está tan guapo como siempre, con su sonrisa de haber tenido la mejor noche de sexo y ... ¡Bom, bom! Mi corazón acaba de pararse por décimas de segundo si no me muero.
Mis ojos se abren como la puerta de Alcalá y para no ser menos un potente rayo me atraviesa desde los pies hasta la cabeza llevando una carga de odio dirigida hacia mi fotocopia.
Ahí está Raquel vestida con una camisa de Neil tonteando con él en la cocina.
Agarro el cuchillo más grande que tengo en la cocina, miro al techo jurando para mí misma que deberé pasar años en la cárcel pero hoy voy a cometer un asesinato.Me calmo, no quiero llorar, con mi cabeza gacha repitiéndome a mí misma lo idiota que soy me deshago del cuchillo limpiando el rostro.
¿Qué pretendo hacer?
Neil no es nada mío, solo es un hombre del cual me gusta en secreto, nunca hemos pasado la línea de amigos y cuando creí que un simple beso era el principio de una bonita relación, todo se acaba de romper como un débil cristal esparciéndose mis gotas por mi rostro quemándome de lo tonta e ingenua que he sido o crear una fantasía que jamás se ha hecho realidad y todo gracias a mi hermana por haber demostrado una vez más que ella puede quitarme todo aquello que deseo.
Me limpio las lágrimas, me recompongo y me preparo para irme a trabajar.
Si de algo estoy segura es que cuando me lastiman como lo hace mi propia hermana es mejor darle un escarmiento. Demostrarle que yo no soy una hormiga, soy un ser humano y como dijo Donatella tengo talento para hacer aquello que ella no es capaz de hacer.
Ya se acabó de ser tan tonta y estúpida. Ha llegado el momento de comenzar a trabajar duro y realizar mis sueños por mí misma.
Y a Neil, pues ese que le den dos morcillas para que ponga potaje.
Yo desde luego no quiero saber absolutamente nada de él.
Ese amor, mentira, sentimiento, mentira, atracción física, verdad, que tenía hacia él se acaba de ir a la mismísima mierda.Salgo de mi apartamento al mismo tiempo que Neil, con una sonrisa más falsa que un billete le saludo.
— Buenos días vecinito, ¿Cómo está? — Lo miro desafiándole levantando mi menton clavando mis uñas en la palma de mi mano por no pegarle un bofetón buen dado.
— ¿Masiel? — Vaya, ahora parece que aquí el muchacho está confundido.
— Sí, Presente. Escucha, ¿Estás bien? Lo digo porque te se ha quedado una cara de besugo blanco. ¿Tienes fiebre?
— Masiel, yo... — Detrás de él veo a mi hermana apoyada en la pared mirándome con burla.
Desgraciada.— Neil, debo de irme a trabajar ya hablamos.
— Espera un momento. — Mis ojos entrecerrados lo miran con odio, aparto mi brazo de él con asco, no quiero ni que me toque por encima de la ropa.
— Masiel quiero explicarte que yo me confundí, pensé que eras tú y no Raquel.
— Mira Neil no sé qué quieres decirme, pero...¿Acaso no era lo que más deseabas, acostarte con Raquel? ¿Dónde está el problema?
— Ella me dijo que eras tú. — ¿De verdad que este hombre está arrepentido?
— Vaya Neil, ahora mismo me doy cuenta que además de imbécil eres ciego. ¿Cuantos años llevamos viviendo como vecinos que no te has dado ni cuenta que mi voz no suena igual que la de Raquel? ¿Mi comportamiento no es igual que el de Raquel? Maldita sea Neil, yo no soy Raquel. ¿Es que no puedes diferenciar ese detalle aunque seamos gemelas?
— Ella actuaba como tú, yo estaba seguro que eras tú. — ¿De verdad que yo me fijado en este mongolo?
— Pues acabas de quedar por un auténtico imbécil, porque por lo que veo no me conoces lo suficiente como para meterte en la cama con Raquel sabiendo que yo nunca he estado con un hombre. Payaso.
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Nada Es Aquello Que Esperamos
RandomCuantas veces hemos planeado algo y al final nos ha sucedido algo muy distinto. En ocasiones me he visto soñando despierta con mi guapo vecino el cual vivo con la esperanza de llegar a casarme con él. Por supuesto, el destino me tiene preparado otra...