-7- No es lo que imaginaba

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Al terminar el trabajo, Celeste vine a buscarme a mi oficina para decirme de ir al spa.
Toco con la palma de mi mano mi frente por haberme olvidado de ir al lugar.
Juan Luis me da un pequeño golpe en mi brazo guiñándo su ojo izquierdo en modo de ir junto a Celeste al spa, aunque si lo pienso bien no es tan mala idea.
Comienzo a recoger mis cosas con la ayuda de Juan Luis, el cual me sonríe agradecido por haberle pedido su consejo. Exactamente no entiendo porque me agradece algo tan simple como es trabajar en equipo.
Los tres salimos hacia la calle donde comienza a ponerse el cielo nublado.

— Chaíto Juan Luis nos vemos mañana en la reunión.— Le lanzo besos al aire separandonos para ir a buscar nuestros autos.

— Chaíto Reichel nos vemos que disfrutéis de vuestro tratamiento de belleza. Hasta mañana.

Me volteo sonriendo mirando a Celeste la cual está más seria que una guitarra.

— Celeste, ¿Estás muy callada es que se han pasado las rebajas?

— Exactamente Reichel no entiendo tu comportamiento con Juan Luis. De siempre te has mantenido muy distante con él en el trabajo ni siquiera has tomado en cuenta sus opiniones y ahora les veo sonrientes en tu oficina colaborando contigo.

— Ah...— Balbuceo soltándole lo primero que se me viene a la cabeza. — Ah, es por el jefe ya sabes que me tiene muy presionada para que todo salga bien y como Juan Luis es diseñador de marketing he pensado en pedir su opinión porque yo estoy tan harta de las charlas del jefe.

— Eso no es cierto Raquel. Tú eres una egoísta en lo que se trata de tener en cuenta la opinión de tus amigos que somos Juan Luis y yo, los cuales te hemos ayudado siempre y tú nunca has hecho nada por nosotros salvo por tus intereses.

— ¿Y si soy una estúpida egoísta porque demonios me invitas a un spa?

— Sabes cuál es el motivo por el que lo hago.

— Ahora mismo no lo sé porque no te entiendo. — Me paro en seco cruzando mis brazos por debajo de mi pecho molesta queriendo saber lo que sucede entre Raquel y Celeste.

— No me lo puedo creer que me digas eso. Sabes que soy madre soltera, no tengo a nadie aquí en el país para ayudarme con los gastos y necesito este trabajo para poder criar a mi hija, aunque para eso me tenga que tragar mi orgullo y hacer como que no pasa nada porque ser la amiga de la directora ejecutiva me hace de conservar mi empleo y de eso te aprovechas porque cualquier cosa que haga mal tu intervienes por mí pero claro, me pides algo a cambio. — Abro mis ojos todo lo que puedo bajando los brazos ambos lados de las piernas quedándome atónita con lo que me acabo de enterar.
¿Cómo puede ser tan egoísta Raquel? Pero qué voy a decir si hace lo mismo conmigo.

Cierro mis ojos clavando mis dientes en el labio inferior conteniendo las ganas de decirle la verdad.
Ahora mismo no sé exactamente lo que debo hacer y encima recibo un mensaje de Loles pidiéndome vernos.
Miro a Celeste como intenta sobreponerse, y es ahí que se me ocurre una idea.
Le mando un mensaje a Loles quedando en vernos en el spa, ella me responde que no irá, al final la convenzo para ir las tres al spa total va a pagar la pija de mi hermana.

Al llegar al spa, Loles ya nos espera en la puerta, nada más verla la abrazo con cariño hablando con ella en el lenguaje de signos con la mirada de asombro puesta en nosotras  de Celeste.
Hago las presentaciones, Loles es muy dulce y sonriente abraza a Celeste hablándole mientras yo le sirvo de traductora.
Las tres pasamos al spa donde Loles y yo abrimos la boca cayendo un poco de baba por no decir dos litros.

¡OMG! Esto si es lujo. Miro a Celeste la cual no a abierto su boca desde que le presenté a Loles.
Propongo de ir a darnos un masaje y después hacernos una limpieza facial en mi cutis de muñeca de porcelana para a continuación terminar en una bañanera hidromasaje olvidándome de todo salvo de hablar con mis amigas y beber de nuestras copas de Martini disfrutando del momento.

Nada Es Aquello Que EsperamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora