Aquí ando echa un lío pensando en las palabras de mi hermana y lo que ha ocurrido entre Orlando y yo. A decir verdad, no sé qué hago comiéndome la cabeza si él hasta el momento no se ha sobrepasado conmigo. Ha sido sincero o al menos eso creo.
Miro a mi marido en un futuro muy lejano como está tendiendo la ropa, lo saludo pero él no responde.
Llevará los auriculares puestos porque mi Neil no es un borde. ¿O sí?
Para saber lo que le ocurre lo mejor que puedo hacer es ir a pedirle vinagre.
Toco la puerta de su apartamento y como ya me esperaba sale a recibirme sin camiseta, su piel brilla por el sudor, su cabello está húmedo y mi pipitilla ya ha comenzado a calentarse.
Estoy segura de que Neil es el hombre que amo, no puedo pensar en otro hombre que no sea en él, porque además de lo que me gusta, sé que él debe de sentir algo por mí.— Dime Masiel, ¿Querías algo?
— Vinagre. Necesito vinagre y saber qué te ocurre, llevo unos días observando tu actitud tan pasota conmigo.
— Vaya, precisamente me habla la nueva pija del barrio.
Desde que traes a tus rollos pijos al barrio has cambiado Masiel.— ¿Yo? Tú estás peor de lo que yo imaginaba. Punto uno. No soy ninguna pija. Punto dos: Si me revuelco con un pijo es asunto mío, tú lo haces muy a menudo y yo no te digo nada, claro porque tampoco me importa. Y punto tres: ...
Beso. Sí, Neil me ha besado, bueno no me ha metido la lengua hasta las anginas pero sus labios chocolate han chocado fuerte con los míos haciéndome sentir la mujer maravilla.
Vaya esta es la sensación tan agradable que se siente cuando he sido besada por mí marido del futuro.
Me quedo temblando, confundida sin saber con exactitud qué ha sucedido para que me bese Neil. Pero me ha gustado mucho su manera de sorprenderme y hacer que miles de hormigas se instalen en mi estómago temblando de la misma emoción.— Neil...— Susurro aún con nuestras frentes pegadas y sus manos puestas en mi cuello.
— Siento no haberme dado cuenta antes, perdóname por haber estado tan ciego Masiel. — ¿Se me está declarando?
— Déjalo así, me gustas mucho Neil y yo...— De nuevo la oscuridad me hace de sentir vulnerable al contacto de Neil y todo lo que él me provoca.
Esta vez nos besamos con más pasión hasta que somos interrumpidos por Petra y su cuadrilla.¡Maldita sea! ¿Es que no tienen otro oficio mejor que hacer que el de ser cámaras de vigilancia?
¡Chinchorreras, cotillas!
Siento que mi precioso rostro quema de lo enojada que estoy con este par de cotorras.
Por supuesto, la Petra que no tiene pelos en la lengua me dice directamente lo descarada que soy por andar insinuando me ante los hombres.— Escúchame Petra, no le voy a permitir que hable de ese modo de mí. Lo que haga o deje de hacer con mi vida es mi problema no es el tuyo.
— Escúchame Masiel no te enfades rica. — Ignacia me lleva aparte y con su hábitual voz bajita y mirada de abuela tierna me dice algo que me da qué pensar.
— Masiel nosotras solo queremos advertirte de que no andes haciendo esas cosas, al final serás criticada por tus acciones, y te aviso de que ya estás en boca de todos en el barrio por traer ese hombre rico y ahora te vemos besándote con Neil, un buen muchacho pero que nunca te ha prestado atención. Mi consejo es que si quieres que te respeten debes hacerlo tú misma rica mía. Las mujeres ya mismo acabamos siendo lo peor por las malas lenguas. Cuídate Masiel, sabes que te queremos mucho y te apreciamos no te estamos diciendo nada para molestarte.
— Gracias Ignacia. Yo también os quiero mucho y a decir verdad agradezco que me deis un tirón de orejas por mí comportamiento.
Ignacia hace un gesto al resto de la cuadrilla y se marchan supuestamente a misa.
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Nada Es Aquello Que Esperamos
RandomCuantas veces hemos planeado algo y al final nos ha sucedido algo muy distinto. En ocasiones me he visto soñando despierta con mi guapo vecino el cual vivo con la esperanza de llegar a casarme con él. Por supuesto, el destino me tiene preparado otra...