-41- Viendo la realidad

158 18 4
                                    

Para nadie era un secreto las intenciones de Thiago.
Ya me habían dado el alta en el hospital y con apenas días de vida, mi hijo ya se encuentra en mitad de un batalla entre dos adultos que buscamos lo mismo, pero dejándonos llevar por el egoísmo y la terquedad iniciamos una pelea para ver quién es mas fuerte, con el propósito de salir victoriosos sin importar que hay una persona inocente pagando por algo que no tiene culpa.

Orlando había llamado a su abogado de confianza para que me represente, él mismo ha hablado con Thiago pidiéndole que se retracte de sus intenciones y nos deje de vivir en paz a mí y mi hijo.
Por supuesto, el ego de Thiago le impide bajarse del burro y seguir con su idea de que todo se soluciona con un matrimonio.
En ciertas ocasiones, sí, me planteo de casarme con él por el bienestar de mi hijo.
Pero por otro lado, no puedo hacerlo, han sucedido tantas cosas entre nosotros como no poder dejar de sangrar la herida.
Mi autoestima está más baja del suelo, me da por llorar sintiéndome la mujer más inútil y con menos suerte del mundo.
Solo me consuela mi bebé,un pequeño inocente sabe cómo hacerme reír aliviando mis penas para decir: ¡Basta! ¡Hasta aquí hemos llegado!

Nada más despertarme y tomar mi desayuno, le pido el favor a Petra de cuidar a Leandro, Petra como no se puede quedar con la duda me pregunta dónde voy.
No lo respondo, me pongo la chaqueta apresudaramente para salir de casa caminando como si fuera apagar un fuego dirección a la oficina de Thiago.
Subo al primer taxi que paro, siento como van en aumento las pulsaciones pensando en la conversación que mantendré con él.
Mi teléfono suena, Petra insiste en obtener información, le digo lo que voy hacer, y como era de esperar me cae la del pulpo.
Agradezco al taxista que pare y poder colgar a Petra para pasar con paso firme y dispuesta a terminar con este maldito asunto de una vez por todas.

Al entrar en el edificio pido o más bien ruego al hombre de seguridad que me deje entrar para poder hablar con el señor Ankara. El hombre se niega y a mi me dan más ganas de abofetearlo por estúpido.
Con mi paciencia al límite, me marcho cuando se me ocurre la idea de llamar a Thiago a lo que responde inmediatamente.
A ver porqué no he empezado por aquí y me hubiera ahorrado la discusión con el hombre de seguridad.

Espero en un parque a Thiago, el cual me invita a comer. Por orgullo rechazo la invitación, pero como tengo hambre le digo que sí.
Me subo a su auto y sin mover mis labios vamos a un restaurante donde al llegar inmediatamente nos dan la mesa en un apartado tranquilo donde podemos hablar después de haber pedido la comida.

— Gracias por aceptar mi invitación Masiel. — O soy yo, o me está seduciendo con la mirada.

— No hay de que. He venido para decirte que no pienso casarme contigo, y te pido que por favor intentemos de resolver este tema como adultos por el bien de Leandro.
— Su expresión cambia conforme avanza la conversación.

— Te recuerdo que también es mi hijo y sabes perfectamente mi situación, porque voy a pelear por tener a mi hijo a mi lado. — Su respuesta me hace de enfadarme más.

— ¿Ahora dices que vas a pelear por Leandro?
Pero cuando te dije que estaba embarazada me dijiste todo lo contrario, nunca te pusiste en contacto conmigo, jamás te preocupaste por mí, yo. La mujer que llevaba un hijo tuyo en mi vientre, nunca te entró la curiosidad de saber si mi embarazo estaba avanzando o como me encontraba.
Pasé muchas horas sola en un hospital luchando por la vida de mi hijo temiendo que algo le ocurra mientras tú estabas preparando tú boda con mi hermana cuando se suponía que no la amabas. La verdad que no le encuentro la lógica a nada de lo que haces. — Nos quedamos fijamente mirándonos uno al otro en silencio hasta que al fin Thiago habla.

— Lo siento mucho, siento mucho no haber actuado como debía hacerlo, lamento que hayas estado sola durante todo el embarazo y yo aunque pensaba en tí, más irritado estaba tenía que pasar horas y horas encerrado en mi oficina para huir de algún modo de los problemas. Fui un completo idiota Masiel, pero...— Hace una pausa para coger una bocanada de aire— Creo que me merezco una oportunidad, solo dame algo de confianza para hacer las cosas correctamente.

Nada Es Aquello Que EsperamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora