Dos.

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Las fotografías eran perfectas. A cada niña le resaltaba su papel a la perfección; pero únicamente una podría ganar. La belleza de las chicas en las imágenes era de ensueño. Obviamente, la elección sería algo difícil.

—¿Quién creen que gane? —preguntó Harry a sus tres amigos, rompiendo el silencio. Las miradas cayeron sobre él.

—Creo que todas merecen una oportunidad —susurró Niall—. Todas tienen las de ganar —los demás asintieron en acuerdo a sus palabras.

Tomlinson se encontraba apartado de ellos. No quería verles la cara ni por un segundo, no sabía cómo los aguantaría por más tiempo. Tan sólo van dos semanas, Louis, pensaba para sí mismo. El lugar es tuyo, nadie te lo quitará. No estás aquí para hacer amigos.

No necesitaba de nadie para vivir, nunca lo hizo. Su única razón era Kendall. No requería ayuda para estar en un lugar donde lo que importaba eran las bailarinas. Estaba allí simplemente por el hecho de que su hija le había rogado. Cualquiera en su sano juicio hubiese dicho que sí por ver a quien ama feliz.

—Papá —su hija se acercó hacia el lugar que se encontraba sentado—, ¿por qué estás tan... apartado? 

—Me siento más cómodo aquí —le contestó. Pasó sus ojos sobre su vestimenta—. Te ves como una verdadera modelo, hermosa.

La pequeña sonrió, adoraba a su padre. Envolvió sus brazos alrededor de él en un cálido abrazo, sabía que no estaba pasando por el mejor momento de su vida. No podía hacer más que mimarlo y consolarlo. De todas maneras, si se encontraba en tal situación era por culpa suya.

—Gracias —besó su mejilla y lo miró a los ojos—. Estoy segura de que ganaré, lo haré para verte feliz, ¿sí? Es lo menos que puedo hacer —el castaño sonrió por las palabras de su niña.

Los ojos de los otros padres estaban clavados sobre ellos, raramente, expresando ternura. Era una escena digna de apreciar cómo padre e hija se apreciaban de esa manera, sus miradas lo decían todo en absoluto. Las palabras no eran necesarias.

—Tomlinson tiene corazón —Niall fingió sorpresa.

—Es la hija, piensa —habló con lógica el de rizos.

—¿Por qué nos miran? —Kendall preguntó a su progenitor.

Encontraba raro que los observaran así. Las miradas le resultaban un tanto incómodas, y más si venían de esas personas. Luego de todo lo ocurrido, estaba en su derecho de sentirse así.

—Ignóralos, cariño —movió su mano para restarle importancia al asunto—. ¿Cómo te ha ido con las niñas? ¿Se llevan bien? —la castaña sonrió con felicidad, contagiando la misma a su padre.

¿Qué es más hermoso que verla sonreír?

—¡Muy bien! Maddie Styles es simpática y nos llevamos de maravilla —el cuerpo de su padre se tensó. No es que tuviese rencor alguno hacia la chica, no lo tenía para nada. De sólo escuchar el apellido de la criaturilla se sentía incómodo. No le molestaba que Kendall quisiera comenzar una amistad con Maddie; pero le ponía nervioso lo que pudiese ocurrir en un futuro.

De todas formas fingió una sonrisa.

—Me alegra escuchar eso, princesa. Nos vemos en un rato, ¿bien? —y tras dejar un beso en la frente de su engendro, ésta se marchó dando cortos saltitos.

Liam se colocó de pie, decidido a brindarle una disculpa al chico y explicarle algunas cosas cuando la mano de Zayn tomó su muñeca, deteniéndolo. Frunció el ceño e intentó zafarse, pero el agarre del morocho era más fuerte.

Dance Dads || l.s (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora