Treinta y seis. [Últimos capítulos]

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Por más que intentase, las palabras no salían de su garganta. Estaba demasiado sorprendida. Ni bien escuchó la noticia, escapó de su casa y tomó un autobús para llegar al hospital. Llevaba una hora recorriendo pasillos, perdida, escapando de los guardias.

Daba por seguro que su padre la buscaría y, al enterarse sobre el accidente, no le importaría. Porque así era él; despreocupado, maleducado, egoísta.

—¿Quién eres? Fuera, fuera —Kendall la miró con el ceño fruncido y le hizo señas con las manos, echándola de la habitación. Lottie rió, alegre y con lágrimas en los ojos.

—S-soy Lottie.

Harry la observó detalladamente. Sus rasgos le parecían familiares, demasiado para su gusto. Ni hablar de su nombre; resonaba en su cabeza, en sus recuerdos. Ella sonrió al notarlo. Si la observaba así, quería decir que Louis en algún momento había hablado suyo.

—Tienen ojos parecidos —dijo el rizado—. Y algún que otro rasgo. Sin olvidar que me recuerdas a alguien.

—¿Y...? —lo alentó a seguir.

—Pero no sé a quién.

Lottie suspiró. No le diría nada. Recién estaba actualizándose luego de un accidente, necesitaba más tiempo para recibir tanta información. Se dio la vuelta, dispuesta a irse nuevamente y quedarse en sala de espera, pero la voz de Kendall la detuvo en seco.

—Me recuerdas a mi padre.

—¿Qué?

—Oh, lo siento. Si te pareció desubicado mi comentario, digo. Pero tu nombre un día salió de la boca de mi padre y el parecido entre ambos es increíble. Actúas de esta manera, sonríes como si nos conocieras de toda la vida. No creo que sea coincidencia, tía Lottie.

—Kendall, cálmate —dijo Harry, tomando su mano y acariciando sus nudillos. Aquello no era fácil para ninguno de los tres y el que la menor actuara de tal manera no mejoraba nada.

—No podía hacer nada para contactarme con ustedes, entiende eso. Soy menor de edad, tengo diecisiete, aún estoy a cargo de dos personas que son mis padres. ¿Qué quieres que haga? ¿Ir, hablar con mi padre y decirle que quiero encontrarme con alguien a quien él trata como basura? Nada es tan fácil, sobrina Kendall.

—Así que lo admites. No necesito nada más. Harry, tengo una charla pendiente con esta persona aquí presente. No te muevas de aquí —actuaba como una persona mayor a pesar de la situación en la que se encontraba.

—No es como si pudiera. Recuerda decirle a Gemma que tengo un perro que depende de nosotros, que yo estoy bien, que cuide a William —la castaña depositó un beso en la mejilla de Harry y tras asentir, se retiró junto a Lottie de la habitación.

Deseaba estar con Kendall, pero no podía siquiera levantarse. Su cuerpo aún estaba débil por el accidente. Sus pensamientos cambiaron de rumbo, yendo directamente hacia un muchacho de cabello castaño lacio y ojos color mar. Su corazón se aceleró de sólo pensar en él. Tenía tanto miedo como jamás lo había experimentado alguna vez. Necesitaba salir de ese lugar y encontrar la habitación de su novio para quedarse allí hasta que éste despertase. Tan sólo esperaba que estuviera bien de salud para cuando ganase la tenencia de Mackenzie y pudieran celebrar.

Minutos pasaron hasta que su puerta fue nuevamente abierta, pero esta vez, entraron dos siluetas ya muy conocidas para él.

—Niall, Abby. Creí que vendrían Zayn y Liam —frunció el ceño.

—Si quieres nos vamos, no hay rencor —dijo la mayor, encogiéndose de hombros y saliendo nuevamente de la habitación.

Si quieres nos vamos, no hay rencor —dijo la mayor, encogiéndose de hombros y saliendo nuevamente de la habitación.

Dance Dads || l.s (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora