Veintitrés. 1/3

3.2K 428 345
                                    

—Tengo un padre gay —la pequeña Maddie se encontraba en una especie de shock.

Ambas miraban por la ventana, pero sus críticas eran diferentes. Por un lado, Maddie se sentía humillada, decepcionada. No aceptaría ni en un millón de años aquello. Pero por el otro, Kendall se sentía completamente emocionada, al igual que enojada.

—¿Cómo es que se dan un beso en una casa abandonada al lado de un cementerio? Jesús —susurró. La castaña la observó con desprecio.

—¿No te importa que tu padre esté besando a otro hombre? ¡Esto es horrible! —ella sabía que Harry nunca le había inculcado lo que decía, era algo que había hecho aparición por su propia cuenta. Quizá por el momento, o lo tenía retenido.

—¿Me estás diciendo que no apoyarás a tu padre en ser feliz? —la observó—. ¿Tan sólo te importas tú y tu maldita reputación? ¿De qué tienes miedo, Maddie? ¿Tienes miedo de ver las noticias y que plasmen en una pantalla la declaración de felicidad de nuestros padres? No te veía de tal manera. Creí que lo más importante para ti sería que Harry sonría. ¿Acaso no ves lo felices que se encuentran ambos? ¡Míralos! ¡Se quieren! Deberías de estar emocionada por saber que por fin, tu padre encontró la felicidad que tanto deseaba —respiró antes de continuar—. Si no los vas a apoyar, por lo menos acéptalos y no los critiques. Si quieres irte con tu madre por vergüenza a un padre gay o bisexual, vete. Estoy segura que tú y Kenzie son lo más importante en su vida, y te aseguro que lo destrozarías.

—Él debe de estar con mi mamá —su inocencia apareció.

—¿Con tu mamá? ¿Es una maldita broma?... Que mi padre no me escuche —rió ligeramente—. Volviendo al tema; Harry y Barbara no encontraron la felicidad juntos. No están destinados el uno para el otro. ¿Quién sabe si tu madre no tiene novio o novia? Quizás se esconden como los nuestros, por vergüenza a que cosas así sucedan, a ser criticados.

—Lo siento, no puedo —sus ojos se cristalizaron. No podía pasar esto cuando ya casi tenían todo listo, no.

—¡Nadie dice que debas poder hacerlo! ¡Tan sólo diles que tienen tu apoyo y tu bendición! —subió su tono de voz.

Harry y Louis escuchaban todo, sin perderse detalle alguno. Desde que Kendall había subido su tono de voz al principio, volvieron a la realidad. Ellas no los veían, pero estaban detrás suyo. El rizado con lágrimas empapando su rostro, el castaño abrazándolo.

—Maddie... —ambas giraron de inmediato ante una grave y rota voz.

—Papá... Yo...

—Creo que deberíamos ir a la casa, ¿sí? Prepararemos café y hablaremos de forma civilizada sobre lo ocurrido —Louis intervino.

Caminaron incómodamente hasta la casa de campo, en un silencio tenso. Los mayores seguían abrazados, no estaban dispuestos a soltarse a pesar de una mirada dolorosa.

—Los estás matando con la mirada —Kendall susurró en el oído de su amiga, siendo ignorada.

El castaño preparó café y sirvió en cuatro tazas, una para cada uno. Se sentaron en la mesa y él mismo rompió el silencio.

—Kendall, habla.

—¿Qué quieres que diga? Sabes cuál es mi opinión sobre todo. La has escuchado —colocó su mano sobre la de su padre y le sonrió tranquilamente—. Tienen mi consentimiento y mi apoyo.

Harry no le quitaba sus lagrimosos ojos de encima a su hija. Se sentía tan roto en ese momento, decepcionado.

—¿Por qué? —se atrevió a decirle—. Nunca te he enseñado tales modales. Siempre te he dado todo... ¿Para que me odies por estar posiblemente enamorado?

Dance Dads || l.s (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora