Capítulo VI

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Zu: aaah mierda!—me revolcaba en la cama, tenía un dolor de estómago escalofriante, sudaba frío, me labio temblaba y tenía mucho frío, lo único que quería era tomar agua.

Sa: Zule ten- Entré y le di un vaso de agua-que estas hecha una mierda nena-toqué su frente, además estás que ardes.

Zu: Tengo mucho frío Saray, mierda no pensé que fuera para tanto-Sandoval llegó con una silla de ruedas.

San: Zulema ya está listo tu traslado-No me creía mucho su cuentito.

Zu: Y que quieres que vuele a la puta silla, ayúdame-camino hasta mi litera intentó tomarme en brazos-No, solo dame tu hombro para apoyarme-volteó los ojos, me apoyé y baje, mis piernas estaban adormecidas y todo daba vueltas-Maldito Jorge-susurré.

San: Que dijiste Zulema?

Zu: Que vamos rápido que me estoy muriendo- me despedí de Saray en el camino a la ambulancia trataba de concentrarme para no vomitar, me montaron a la ambulancia y dos minutos después ya tenía suero a la vena y la fiebre había bajado.

Después de unas horas me sentía un poco mejor, llegamos a una especie de campo me ayudaron a bajar y entré a la casa, era antigua por no decir que estaba abandonada, escuché un quejido al fondo del pasillo así que fui a ver, al llegar a la sala Andrés estaba en el sofá acostado mientras se secaba el sudor frío y esperaba a que su suero se acabara, reí y avancé con el suero aún pegado a mí.

Zu: A ti tampoco te fue bien verdad? - Me senté frente a él.

An: Joder, me estoy muriendo, cuando vea a ese niño yo.....

Jo: Me darás las gracias por sacarme del puto agujero, buenas tardes queridos socios-dije entrando a la habitación

Zu: Pero a ti que te pasa tío, por qué nos diste esas malditas pastillas, miramos estamos hechos una mierda.

Jo: Pues no les puedo decir mucho pero básicamente Castillo tenía ciertas sospechas por ustedes y dijo que no dejaría salir a dos presos al menos que estuvieran muriendo, asi que eso hice hacerlos ver la luz por unos momentos, no sé preocupen los efectos no tardarán mucho en irse, para mañana estarán frescos como una lechuga empezarán práctica de tiro con Gabriel a las 7a.m por el momento disfruten de las instalaciones y hablamos mañana.-sali de la habitación dejándolos solos, claro había hombres en cada esquina no me la jugaría con estos dos.

Zu: Mi suero se había acabado así que quité la vía y me recoste, respiré profundo mientras cerraba los ojos.

An: Joder lo que hace uno por la libertad no? Falta mucho para que se acabe el suero?

Zu: Abrí los ojos y miré la bolsa-ya ha acabado-me paré y caminé hasta el me senté a su lado, quité la vía coloqué un poco de gaza y una cura para pegarla-pues si pero esto no es nada comparado a lo que estaremos haciendo en unos meses, yo en el paraíso y tu.... Seguro con una quinceañera atracando alguna joyería en Portugal-terminé de colocar la cura Andrés me observaba-Qué tengo monos en la cara?

An: Negué-No solo que son pocas las mujeres que pueden estar muriendo y verse tan bien-sonreí, Zulema me miró a los ojos y se levantó.

Zu: Tus tácticas de conquista no sirven conmigo, no soy de esas adolescentes que caen a tus pies-Andrés se sentó mientras se quejaba un poco.

An: Era un simple cumplido-toqué mi estómago.

Zu: Voy al patio, necesito un poco de sol.

An: Espera voy contigo-caminamos al patio, los hombres nos seguían disimuladamente.

Zu: Joder que pasados.

An: Vamos Zulema no te hagas, no le digas que si tuvieras la mínima posibilidad no les meterías un tiro y te irías.

Zu: Touche.

Después de pasar la tarde recibiendo un poco de sol, ambos volvieron a sus habitaciones esta vez tenía una cada uno, ambos cenaron una deliciosa y ligera sopa, Andres salió al baño y cuando regresaba notó que la puerta de la habitación de Zulema estaba abierta, se acercó un poco y la notó viendo por la ventana, tocó la puerta y entró.

An: No le digas que no puedes dormir, está vez tienes una cama entera para ti.

Zu: No no es eso mira-por la ventana se podía observar a los hombres montando todo tipo de obstáculos para practicar tiro- Una maldita tiara, estamos a una maldita tiara de ser libres.

An: Asi es, bueno me voy descansa que mañana nos espera una mañana ajetreada.

Paso la noche, Andrés estaba dormido cuando escucho disparos, abrió los ojos de golpe y se levantó rápido, al salir vio a Zulema con unos pantalones militares, botas de combate y unas gafas practicando, se quedó embobado hasta que Jorge lo sacó de sus pensamientos.

Jo: Guapa verdad?

An: Un poco grande para ti no?

Jo: Tengo gustos amplios, ahora ve a cambiarte que ya estas atrasado

Cuando llegué con el uniforme, Zulema había logrado derrivar todas las botellas solamente le faltaba una que estaba en una posición difícil.

Zu: Joder... - había gastado todas mis balas estaba recargando cuando la botella estalló, miré hacia atrás y Andrés tenía una sonrisa triunfante, se acercó a mi.

An: Con esa postura nunca lograras derribarla.

Zu: Así? Y según tu como debo de estar, señor sabelotodo-lo miré seria.

An: muchachos coloquen la botella de nuevo en su sitio-uno de los jóvenes corrió a colocar una nueva botella, Andrés volteó a Zulema e hizo aue subiera los brazos hasta estar nivelada con la botella, acercó su boca al oído de la mora-Listo..... Dispara-así lo hizo la botella estalló en mil pedazos, Zulema no lo iba a admitir pero Andrés era bueno disparando.

Zu: eso fue suerte-volteé a mirarlo.

An: entonces has otro tiro, pero no a la botella que eso ya lo tienes bajo control, dispara al florelo que está junto a Jorge-ambos alzaron la mirada al balcón donde se encontraba el joven hablando por teléfono.

Zu: Vale-cargué el arma y disparé, Jorge lanzó un grito como un bebé y se tiró al suelo, después de unos segundos se levantó y observó a los mayores riendo, las risas cesaron, Jorge notó como se miraban entre sí, sonrió con malicia ya que lo que tenía planeado iba a funcionar

 Amor Egocéntrico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora