«Elizabeth, estas embarazada.» Recuerdo cuando esas simples, pero peligrosas palabras salieron tan fácilmente de la boca de la doctora, mi mundo se derrumbó, sentí un gran peso encima y el miedo me lleno por completo. No pude pensar en nada más que cosas malas, ¿Que haría ahora? ¿Como se lo contaría a Meliodas? ¿Como se lo contaría a mi madre? ¿Como criaria un niño yo? No tenía ni la más mínima idea ni de cómo cambiar un pañal.
«No te preocupes, estoy aquí, estamos juntos y aunque nuestros padres tal vez no acepten esto, aún así lo criaremos juntos, como una familia, porque te amo y se que lo voy a amar.» Fueron sus palabras, las palabras de Meliodas la que me hicieron sentir mejor. Saber que no me dejaría y que estaría a mi lado para cuidar al bebé juntos a pesar de que sólo teníamos tres meses de noviazgo me hacían sentir mejor. El no estaba enojado ni me pidió que abortara, él de verdad quería que lo criaramos juntos. Al final termine llorando de felicidad en sus brazos mientras me daba besos y caricias.
«A partir de hoy no te quiero ver más aquí en mi casa. Si te quieres quedar, aborta. Pero si tan decidida estas a tener esa cosa, pues tenla, pero ten por seguro que esta casa no la volverás a pisar nunca más.» No se si fue por el embarazo o por tan duras palabras, pero ese día sentí algo romperse dentro de mi y no pude evitar terminar llorando desconsoladamente en mi habitación por última vez. Esa fue la última noche que pasé en el que fue mi hogar hasta mis diecinueve años. Después de eso me fui a vivir con Meliodas a un departamento juntos y no volví a saber más nada de mi madre, fue duro, pero supe afrontarlo... Supongo.
«No te preocupes Ellie, nos tienes a nosotras y a Meliodas también, no estas sola.» Tener el apoyo de mis mejores amigas fue lo único que me hizo sentir mejor después de lo de mi madre. A pesar de ninguna tener esperiencia con niños o con el embarazo ellas trataron de ayudarme con todo lo posible y aunque se equivocaron varias veces, fue una gran esperiencia para ellas.
Los siguientes meses del embarazo fueron fáciles y divertidos, sobre todo placenteros. Es lindo ver como tu novio está de un lado a otro consiguiendo cualquier cosa de la que me hubiera antojado, no existía antojó que él no me hubiese complacido. Los primeros dos meses comía mucho, siempre terminaba vomitando, asqueada por algunos olores, sin muchas ganas de hacer nada, la hinchazón, los calambres, las ganas frecuentes de orinar, mis pobres senos adoloridos o sensibles, también dormía mucho y como olvidar mis cambios de ánimos tan constantes, pero nada comparado con el tercer mes.
Creo que uno de los momentos que más me da risa recordar fue cuando estuve en el tercer mes. Había que estar llenando la cocina de comida constantemente, pues yo me lo comía todo.
«—Repite después de mí, no voy a ir... —Dijo Meliodas. Nos encontrabamos frente a frente en la cama. Tome aire antes de responder y evite su mirada.
—No voy a ir.
—A la cocina a las 2 de la madrugada... —Frunci el seño, ¿En realidad hace falta todo esto? Soy una adulta, eso creo, no hace falta que me trate como a una niña pequeña.
—A la cocina a las 2 de la madrugada.
—Porque a Meliodas no le gusta que me acabe toda la alacena —Rodé los ojos molesta. Me quedé en silencio un momento, esto no era necesario, digo, yo hago lo que quiero, cuando quiero, donde quiero y porque quiero, además, ¿Quien de nosotros come por dos personas aquí? ¿Él? No. Yo lo hago, ellos nunca enteran lo que se siente tener más hambre de la usual.
—Porque a Meliodas no le gusta que me acabe toda la alacena.
—Promete que no lo harás —Lo mire a los ojos con una mirada de cachorrito y el labio abultado intentando darle lástima o yo que se, lo único que quiero es comer justo ahora. Si, el hambre ataca de nuevo. Meliodas se cruzo de brazos y frunció más el seño. Suspire y baje la mirada triste antes de volver a verlo y alzar la mano derecha.
—Prometo no volver a hacerlo —Sonrió. Supongo que para él esto es algo bueno, pero lo que Meliodas no sabe es que los Goddess siempre obtenemos lo que queremos y yo no me voy a quedar de brazos cruzados.
—Muy bien.
[🦋]
Era la 1 de la madrugada y estaba yendo a la cocina de puntillas tratando de no hacer mucho ruido. Meliodas dormía en el cuarto abrazando a una almohada a la cual piensa que soy yo. Llegué hasta la alacena y mis ojos brillaron al ver toda la comida.
—Dije que no lo haría a las 2.»
Cuando llego el cuarto mes supongo que quien más lo disfruto fue Meliodas. Tenía antojos y no precisamente de comida. Mi amado novio siempre estaba para complacer mis antojos nocturnos a pesar de mi ya un poco más notable barriga. Fue en ese mes que cualquier cosa me excitaba, curioso, ¿no? Aumente de peso, tenía picazón de la piel, alrededor de mi pobre pancita y de mis senos, a veces tenía dificultad para respirar, y un gran incremento de la energía.
Fue en el quinto mes cuando decidimos buscarle un nombre al bebé. No teníamos ni la menor idea de si era niño o niña, preferimos hacerlo a la antigua y verlo cuando naciera. Al principio, pensamos que sería fácil escojer un nombre, pues ambos coincidimos en el nombre si era varón.
«Si es varón, se llamará Tristan.»
Pero fue cuando escojiamos uno por si era niña cuando tuvimos una pequeña discusión.
«—Se llamará Hope. —Dijo él.
—Melissa. —Insistí yo.
—Hope.
—Melissa.»
Al final no quedamos en nada y con el tiempo decidimos dejarlo para cuando naciera.
El sexto, séptimo y octavo mes fueron, según Meliodas, los peores. Mis movimientos eran torpes y se me salía la leche de vez en cuando. Tenía antojos de comida a las 2, 3 o 4am y no paraba de molestarlo hasta que se levantaba y me cocinaba, a veces incluso se me quitaba el hambre después de que terminaba de cocinar. Comía cualquier cosa, y cuando digo cualquier cosa hablo de lo que sea, una vez incluso me rellene un pan con pasta dental, lo sé, asqueroso, pero me lo comí entero. Y aunque no lo crean, por más horrible que supiera la comida de Meliodas siempre me la comía toda.
Al noveno mes, cuando estuve a punto de dar a luz, una noche antes me comí un montón de cosas, por lo que cuando empezaron las contracciones lo primero que proceso mi mente era que me dolía la panza por todo lo que comí, cuando me di cuenta de que no, entré en pánico.
«—¡Meliodas! ¡Meliodas! ¡Meliodas!
—¿Hmm? —Me contestó adormilado. Estuve a punto de responder, pero llegó una contracción y sólo pude soltar un quejido. Carajo esto de verdad que duele.
—Creo que ya viene el bebé. —A penas esas palabras salieron de mi boca Meliodas se levantó rápidamente y encendió las luces mientras yo me levantaba de la cama y me ponía unas pantuflas al menos.»
Creo que a pesar del dolor mi parte favorita del embarazo fue el parto. Diane corriendo en el hospital en pijama mientras jalaba a King quien estaba más dormido que despierto, Zeldris perdiéndose por los pasillos y Gelda desmayandose al ver sangre, Merlin fingiendo ser doctora para entrar a la habitación y después diciendo que nunca tendría hijos, Escanor equivocandose de habitación y presenciando otro parto, Gowther solo leyendo un libro, Ban medio dormido mientras Elaine lo arrastraba y después dejaba tirado en medio de un pasillo, Meliodas paseandome de un lado a otro en una silla de ruedas por no saber donde estaba la habitación, y el grito de dolor de Meliodas cuando apreté su mano.
Esas son cosas que jamás olvidaré, es uno de mis más preciados momentos.
Probablemente no todos los partos sean así de divertidos, pero como ya lo dije antes, eso depende de como lo veas, yo pude verlo como la peor esperiencia de mi vida, pero preferí verla como la más divertida.
No mentiré, si dolió, pero valió la pena, tuvimos un hermoso niño, era sin dudas la mezcla perfecta de ambos, cabellos plateados como los míos, y cuando abrió sus ojitos, eran bicolores, como los míos, tenía uno azul y uno verde, nos representaba perfectamente a Meliodas y a mí.
Pero bueno, basta de hablar del embarazo, creo que esa es una esperiencia que preferiras vivir tu misma a tu manera. Estamos aquí para que aprendas de mis errores como madre primeriza y que no termines cometiendolos tu también.
¿Estás listo?
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Relatos de una madre primeriza - Melizabeth
Fanfiction|Terminada.| "Ser madre es totalmente diferente a como te contaron..." Elizabeth Goddess, es madre primeriza. Ella y su novio saben que criar un niño con diecinueve años, sin terminar la universidad y sin apoyo de tus padres es díficil, pero Melioda...