019: Primer día de clases.

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—No quiero ir —Se quejó por tercera vez Tristan con un puchero muy tierno mientras yo le arreglaba la camisa

—Tienes que ir mi vida, ya va siendo hora de que comiences a estudiar —Él abrió la boca para volver a repetir lo que lleva rato diciendo, que no quiere ir al preescolar—. Ya, Tristan, tampoco es la gran cosa, ni siquiera vas a escribir aún. Es más, vas a hacer muchos amigos y van a poder jugar juntos. Y yo voy a estar allí hoy, no te voy a dejar solo aún. Tienes que aprender a compartir con otros niños... —Le expliqué lentamente y con ternura. Él pareció pensárselo y yo supliqué que me lo hiciera más fácil.

—Mami...

—¿Si, corazón?

—No quiero ir.

Suspire y me dije a mi misma que tendría que reunir mucha paciencia para las siguientes horas.

(🦋)

—Papá...

—¿... Si? —Le contestó Meliodas, concentrado en la carretera. Tristan, desde la parte de atrás, lo miraba con una carita que ablandaba mi corazón y que por eso Meliodas no lo miraba directamente. Esa era la cara que ponía cuando nos quería manipular, exactamente la misma que Meliodas usaba para manipularme a mi.

—¿Tú también fuiste al preescolar a mi edad?

—Así es.

—¿Y cómo te fue?, ¿Que hiciste?, ¿Hiciste muchos amigos? —Ahora sonaba un poco más emocionado y miraba con cierto brillo en su mirada a su padre. Tuve que reprimir un chillido de ternura.

—Pues... Fue muy divertido. Maté dragones, entrene pokemones y robe muchas gallinas —Tristan y yo lo miramos con cara de wtf?—. Es broma. En realidad, recuerdo haber comido muchos creyones, haberle lanzado un bloque de juguete a uno de mis compañeros a la cabeza, me puse un vestido de princesa, me llené de pintura hasta los ojos, hice muchos dibujos sobre mi familia y de dinosaurios, también creo que mordi a un niño porque me dijo que nunca me casaría con una princesa guerrera mitad diosa...

» Eso si, tal vez no hice muchos amigos, pero hice los mejores, ¿Sabias que a Ban y a King los conocí en preescolar? Desde allí hemos sido inseparables. Pero ojo, que tu padre haya mordido a un niño en preescolar no quiere decir que tú también lo debas hacer, a menos que de verdad lo merezca. Y tampoco te angusties si no haces muchos amigos el primer día, es normal. Oh, y no te vayas a comer los creyones, ahora son muy costosos y seré yo quién los tenga que pagar.

Tristan no tenía ninguna expresión en la cara y yo me preocupo realmente por lo que se pudo haber grabado a mi hijo de todo lo que Meliodas dijo.

—Pero... ¿Entonces no entrenaste pokemones?

(🦋)

—Bueno cariño, mamá tiene que irse.

Tristan me volteó a ver con una expresión de horror en el rostro.

—¿No te ibas a quedar?, ¿Por qué no te quedas?, ¿No te puedes quedar?, ¿No puede quedarse mi papá?, ¿Me van a dejar sólo con esa bruja? —Pregunto, señalando a la maestra que le restó importancia a eso con la mano. Antes de que pudiera responder las preguntas de Tristan él se aferró a mi pierna con brazos y piernas—. No te vayas mamá. Llevame contigo. No quiero quedarme aquí solito. Me da miedo esa señora y los niños son muy raros. Yo no quiero que me dejes, yo quiero estar contigo.

Le acaricié el cabello con ternura y casi lloro cuando lo veo llorar abrazado a mi pierna.

—Oh, Tristan, no puedo quedarme contigo, tengo cosas que hacer y tampoco puedo llevarte conmigo corazón. No llores mi vida, sólo son un par de horas, después tu papi y yo te vamos a llevar a comer un helado, ¿Si? Lo único que tienes que hacer es quedarte aquí con tu maestra que no es una bruja, creo. Tranquilo, es sólo por hoy...

Aún así él no despegó de mi pierna ni dejó de llorar. La maestra suspiró e intentó calmarlo e invitarlo a entrar al salón, pero nada. Incluso intentó arrancarlo de mi pierna, pero sólo lo hizo gritar y aferrarse con más fuerza a ella.

(🦋)

—¡Mira mi dibujo, Mami!

—Si, muy bonito cariño —Sonreí, viendo el dibujo que hizo donde aparecemos Meliodas, él y yo.

Al final no me quedó de otra que quedarme con él. Ahora estoy sentada en una silla muy pequeña para mi mientras mi hijo va y busca juguetes para los dos porque se rehúsa completamente a jugar con los otros niños y dejarme ir. Cada vez que se distrae e intento irme lentamente, de alguna forma, ya lo tengo aferrado a mi pierna llorando, así que me regreso nuevamente y me siento a verlo dibujar todo tipo de cosas. Ya lo he detenido siete veces de que se coma los creyones o la pintura.

La maestra me dijo que eso es lo que pasa cuando no lo acostumbran a nadie más que a los padres, pero, ¿Cómo no va a estar acostumbrado a nosotros si somos lo único que tiene? Nuestros amigos no vienen muy seguido a visitarnos y nuestras familias... Bueno, basta con decir que ni siquiera conocen a Tristan. Sólo Verónica, Margaret y Zeldris lo hacen. Las ganas de tirarle la silla a la maestra no me faltaron. Tristan tenía razón, es una bruja de las malas.

(🦋)

—¿Y?, ¿Cómo les fue a mis amores en su primer día de preescolar? —Miro mal a Meliodas cuando después de apretarle las mejillas a un divertido Tristan me las aprieta a mi con burla.

—¡Muy bien! Mi mamá me hizo mucha compañía, jugó conmigo y le encantaron mis dibujos, ¿Quieres ver mis dibujos, papá? ¡Nos dibujé a los tres!, ¡Oh, ya sé! Tal vez la próxima vez puedas quedarte tú conmigo, ¡O mejor! ¡Nos quedamos los tres! ¡Será muy divertido! —Tristan se subió con emoción al auto y yo me lancé frustrada al asiento, así no es cómo imaginé el primer día de clases de Tristan—. Ojalá el resto de la escuela sea así. ¿Para que hacer amigos cuando ya tengo a mi mamá?

—Suena cómo un gran plan —Se burló Meliodas e inmediatamente lo fulmine con la mirada—. O tal vez no... ¿Sabes qué, Tristan? Hagamos un Trato.

A penas soltó esa palabra Tristan lo miró atento.

—¿Sobre qué?

—Si comienzas a quedarte tú sólo en tus clases, te prometo que tú mamá y yo te vamos a dar un hermanito o hermanita en un año o dos.

Tristan pareció pensarlo mucho, y justo cuando pensé que diría que no...

—Es un trato.

*

Qué fácil resultó al final convencerlo.

¿Se rieron?

Basado en mi prima pequeña hace un año en su primer día de clases xD

¡No se vayan aún! Ya les doy el capítulo final ;)

LittleStar.

Relatos de una madre primeriza - MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora