─ OO7.

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Pasé el cubito de hielo por su mejilla y a cambio recibí una mueca, arrugando su nariz mientras echaba su anatomía hacia atrás por inercia

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Pasé el cubito de hielo por su mejilla y a cambio recibí una mueca, arrugando su nariz mientras echaba su anatomía hacia atrás por inercia.

Lo miré unos segundos sin dejar salir palabra, mientras él tomaba una respiración profunda y volvía a acercarse a mí.

Mi teléfono seguía vibrando en mi bolsillo, seguramente eran Hansol o Alex, incluso Yujin.

Volví a llevar el hielo a su mejilla y lo dejé reposar durante unos segundos ahí, mientras lo miraba sin conseguir formular aunque sea una palabra.

— Se está derritiendo. — soltó por fin, y entonces salí de mí trance. Dejé de mirarlo para separar rápido el cubo que ya no estaba tan congelado.

— Oh, mierda. — dije apresuradamente separandome de él, para no mojarlo y noté una risa de su parte. ¿Tenía una obsesión con reírse de mí?

— ¿Quieres otro? — me preguntó el camarero de la cafetería, mientras nos miraba a los dos.

Sé que le preocupabamos un poco, pues él iba con su rostro golpeado —y antes, incluso le sangraba el labio inferior—.

Miré al rubio, esperando una respuesta de su parte. Ahora el que parecía en un trance era él.

— Jay — llamé por fin y me miró extrañado, pues lo acaba de sacar de su propio mundo y lo había obligado a volver al planeta tierra. —: ¿Todavía duele?

Jay me miró unos segundos y luego negó con su cabeza, para seguidamente levantarse de su asiento y hacer una reverencia hacia el empleado.

— Gracias por ayudarnos. — dijo, agarró su chaqueta y comenzó a caminar hacia la salida del local.

Joder.

Horas antes

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Horas antes...

Salí de las recreativas y dí una gran bocanada de aire; como quién sale al aire libre después de días. Aunque yo no estaba al aire libre y tampoco había estado encerrada mucho tiempo.

Pero se sentía así.

Sonreí y caminé sin rumbo alguno, tal vez podía llamar a Yujin e ir a alguna tienda interesante. De ropa, de cómics, de música...

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