─ O11.

1.5K 222 48
                                    

Yujin miró una vez más las agujas de su reloj

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yujin miró una vez más las agujas de su reloj. Después de ver que solo había pasado un minuto desde su última revisión, volvió a llevar la vista hacia la calle esperando novedades.

Pero como era de esperarse no las vio.

— ¿No están tardando demasiado? — preguntó Alex ya cansado de esperar.

— Deja de quejarte. — contestó Hansol, apoyado en la pared del local.

Yujin miró al castaño.

— Sinceramente creo que Alex tiene razón, ya ha pasado una hora desde que no sabemos nada de Jieun. Y hace media hora que quedamos en encontrarnos aquí.

— Tal vez tuvieron algunos problemas por el camino, esperemos un poco más.

Yujin no dijo nada más, simplemente se apoyó al lado de Hansol. Llevaba unos minutos notando una tensión extraña en el ambiente. ¿Estos dos habían vuelto a pelear?

Cuando levanto la mirada de sus zapatos Converse pudo ver como los dos luchaban con sus miradas.

— ¿Están jugando o volvieron a pelear? — se atrevió a preguntar la pelinegra y Hansol desvío la mirada de Alex para mirarla a ella.

— No peleamos, todo está bien.

— Ajam. — asintió irónicamente el pelinegro.

Yujin frunció el ceño confundida.

— Vosotros dos cada día vais a peor. — se limitó a decir para después escuchar la risa del castaño.

— Deja de preocuparte, Yu. — soltó Hansol.

Y antes de que la misma tuviera tiempo de reaccionar los brazos de su amigo la enrollaron, haciendo así que descansará la cabeza en el pecho del más alto, mientras que él dejaba unas leves caricias en su cabello.

Alex, quien también se había apoyado en la pared, dejó de recostar su espalda para mirar bien la situación. ¿Qué? ¿Qué narices?

Sabía claramente que es lo que estaba sintiendo: celos. Pero, ¿en serio Hansol? ¿Yujin? No iba a mentir, ellos dos siempre tuvieron ese rollo que les hacia ver como una buena pareja. Y a Yujin siempre le había gustado Hansol.

¿Y ahora Hansol por fin se había dignado a hacerle caso?

El pelinegro no quiso darle muchas vueltas, solo había sido un abrazo... Pero, ¿por qué sentía ese dolor en el pecho?

Al final de todo se lo merecía, se lo merecía porque había cometido el peor error de su vida... Enamorarse de su mejor amigo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
parents › p.jongseong. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora