₍ haría lo que fuera por
ayudarte a espacar. ₎
𝗧𝗢𝗗𝗢𝗦 𝗩𝗘𝗡𝗜𝗠𝗢𝗦 de diferentes lugares, con nuestros respectivos pasados y nuestras malas rachas. Jay Park era un adolescente que nunca antes había sentido que tenía un hog...
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— ¿Entonces vendrás con nosotros? — preguntó Alex, mientras alargaba su brazo para agarrar un pastelito que mamá nos había dejado en una bandeja.
Pude ver perfectamente la confusión en el rostro de Jay.
— Sí, ehm, al karaoke. — dije bastante nerviosa.
No me esperaba estar con los dos a solas y menos en la sala de mi propia casa, con una película reproduciendose de fondo en la televisión.
Volví a mirar a Park y la verdad no me fue muy difícil adivinar que seguía confundido.
Desde que llegó no había dicho mucho, solo monosílabos sin importancia y cada vez me consumía más la curiosidad de su visita. También como es que sabía mi dirección pero esa pregunta no era tan importante.
Tosí levemente llevando la vista de reojo a mi mejor amigo, quién también me miró masticando bruscamente el trozo de pastel.
— ¿Estás bien? — preguntó Jay mirándome, pues había tosido bruscamente.
— Déjalo, ya entendí, Eun. — dijo el pelinegro limpiandose las manos. — Ya les dejo solos, no hace falta que me eches. Aunque técnicamente ya lo hiciste, pero bueno.
Sonreí algo avergonzada ya que decirlo delante de Jay de esa forma era algo vergonzoso. Alex se levantó del sofá y salió hacia algún lugar de mi casa. Tal vez fue a contarle el chisme de que estaba con un chico a solas a mi hermana.
— ¿Enserio estás bien?
Sonreí sin querer al ver la inocencia de Jay en su rostro y tono de voz.
— Sí, solo era para que Alex se fuera.
— Ah, entiendo.
Los dos cruzamos miradas y él sonrió al verme sonreírle a pesar de que ninguno dijo nada. Después de unos segundos me acomode para verlo mejor.
— ¿Por qué... Por qué has venido hasta aquí? — pregunté no muy segura de mí misma, mientras que lo miraba a los ojos.
Él no apartó la mirada y también se acomodó en el sofá para estar más cerca de mí y a la vez verme mejor.
— ¿Te molesta?
— No, pero..
— Iré al festival.
Abrí los ojos sorprendida mientras lo miraba por unos segundos. Él sonrió mientras me miraba sorprendida.
— ¿Estás bromeando?
— No, idiota.
Reí al escucharlo. Fue una risa de felicidad, de felicidad verdadera, porque yo quería integrar a Jay.
Y a la vez también quería estar cerca de Jay.
— Eso es genial, Park. — sonreí y él soltó una pequeña risa.
