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Serena permaneció algunos minutos en silencio después de eso

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Serena permaneció algunos minutos en silencio después de eso. Su repentina respuesta tan tajante había desconcertado al castaño, quien comenzó a sacar sus propias conclusiones acerca de la relación que Serena mantenía con Odasaku y, extrañamente, no le gustaba lo que pensaba.
Creó distintas teorías hasta que Serena habló, sacándolo de trance.

—No lo veo de manera romántica —dijo Serena repentinamente, atrayendo la atención de Dazai, quien mostró cierto desconcierto —. Pensaste eso, ¿no?

Lo miró de soslayo y, tal como predijo, Dazai había sacado sus propias conclusiones, y lo demostró al verse apenado, por primera vez ante los ojos de Serena.

—Te hubieras visto —replicó en tono infantil —. Cualquiera lo hubiera pensado.

La azabache no evitó soltar una efímera risa mientras negaba un par de veces con suavidad.

—Simplemente es... importante —divagó mientras volvía su vista a la ventana, observando el paisaje moverse rápidamente a su lado y permanecer quieto a las distancias.

Dazai abrió su boca para hablar, pero la cerró inmediatamente al sentir el coche detenerse ya en una calle.

Ambos bajaron con prisa del auto y se dirigieron al callejón del otro lado de la calle y, en ese preciso instante, pudieron ver a cierto pelirrojo con dos armas, apuntando a dos hombres que lo mantenían rodeado. Aquellos dos hombres de etnia desconocida vestían ropa gris hecha jirones. Justo como en las fotografías que vieron.

Con cuatro hombres a sus espaldas y corriendo, llegaron a pocos metros de aquellas personas.

—¡Odasaku, agáchate! —exclamó Dazai.

De inmediato, Odasaku se tiró al suelo bocabajo.
Apenas un momento después, una explosión seguida de un destello de luz iluminó el estrecho callejón.

Un rugido atronador estalló a través del callejón trasero. Primero el destello de luz, seguido de un estallido explosivo, luego un chirrido que rompió el metal y el sonido del suelo y las paredes destrozadas.

Una lluvia de munición de 9 mm se extendió sobre Odasaku y golpeó en su totalidad a ambos hombres.

Cuando la lluvia de munición cesó, el líquido carmesí comenzó a salir de los cuerpos ya en el suelo de aquellos hombres.

—Eres un verdadero trabajo, Osasaku —habló Dazai con tranquilidad acercándose poco a poco —. Podrías haberlos matado fácilmente si quisieras.

El castaño estaba a punto de extender su mano hacia Odasaku para ayudarlo a levantarse, pero alguien se adelantó.
Repentinamente Serena entró al campo de visión de ambos hombres y, con una expresión preocupada, se agachó a la altura de su compañero, quien, a pesar de mantener su usual semblante serio, dejó ver cierto desconcierto.
Ambos hombres se mantuvieron observando a la azabache preocupada, quien examinaba al pelirrojo una y otra vez.

Break my heart.  »Dazai Osamu.  FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora