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Levantó su vista y sus orbes marrones se encontraron con los índigo de Serena, a simples centímetros de distancia

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Levantó su vista y sus orbes marrones se encontraron con los índigo de Serena, a simples centímetros de distancia.

Por reflejo, Serena alejó su rostro. Mala idea.
Tal distancia hizo visible el carmesí de sus mejillas, lo cual Dazai notó, esbozando una pequeña sonrisa antes de continuar en lo suyo.
La azabache volvió su vista a las fotografías y Dazai dio media vuelta y comenzó a alejarse a paso lento. Caminó en círculos mientras ponía su pulgar en su labio, murmurando para sí mismo.

—Entonces intencionalmente filtraron información de que iban a atacarnos en medio de nuestra próxima transacción comercial. De esa manera, enfocaríamos nuestra mano de obra en un sólo lugar, dejando solo unos pocos guardias en la armería —murmuraba mientras miraba al suelo, caminando de un lado a otro manteniendo su pulgar en su labio —. Luego robaron las armas... muchas de ellas. ¿Pero por qué? ¿Para revender? No, no sería necesario que fueran armas si ese fuera el caso. Ya veo, esto es...

Todos se mantenían en silencio, esperando órdenes o respuestas por parte del castaño que divagaba en sus pensamientos.
Mientra tanto, Serena continuaba observando las fotografías, sin quitar su atención a las palabras del castaño.

—Ya saben —dijo Dazai después de unos segundos de silencio de manera repentina, llamando la atención de Serena —. Tengo sed —Después la miró —. ¿Quieres algo de tomar?

Serena, anonadada no respondió, simplemente asintió en levedad.

—Haré que alguien compre bebidas —Hirotsu movió su dedo, señalando al subordinado de su lado que fuera. El mafioso de traje negro salió corriendo, aturdido.

—Tráeme un café con mucha leche, ¡asegúrate de enfriarlo! —gritó Dazai alegremente mientras el hombre corría, pensó un par de segundos mientras observaba de soslayo a la azabache, quien veía al hombre correr —. ¡Que sean dos! ¡Oh, pero sin hielo!, ¿de acuerdo? Si puedes conseguir descafeinado, eso sería aún mejor, ¡y doble de azúcar, por favor!

Al ver al soldado de la Mafia partir con sudor frío, Dazai bajó su voz a un murmullo.

—Señor Hirotsu, el enemigo no atacó cualquier arsenal. Fueron tras uno de los tres principales arsenales que contenían el suministro de armas de emergencia de la Port Mafia. Está fuertemente vigilado y suena una alarma si alguien entra sin permiso. Pero estos muchachos fácilmente superaron todo eso y se colaron usando el código de acceso real, algo que sólo los subjetivos y superiores sabrían, entonces, ¿cómo consiguió el enemigo información tan secreta?

El rostro de Hirotsu se tensó y no respondió.
Serena se acercó y entregó las fotografías a Dazai, quien la miraba expectante.

—Hay solo tres posibilidades —dijo la azabache mirando entre ambos hombres, entrecerrando sus ojos —. Un miembro fue torturado para hablar, alguien tiene la habilidad que le permitía extraer información, o... hay un traidor en la Port Mafia. Sea cual sea, se explica el peor de los casos en esas tres posibilidades.

Break my heart.  »Dazai Osamu.  FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora