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¿Qué significaba eso?

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¿Qué significaba eso?

—¿Por qué? —La palabra salió de los labios de Odasaku —. Dijiste que ésta arma era como su emblema, ¿verdad? Algo que los identifica. Entonces, ¿cuál es el significado de esto?

No obtuvo respuesta inmediata.
Serena no quitaba su vista del arma mientras mordía la esquina de su labio inferior.
En castaño entrecerró los ojos y miró en silencio al espacio.

—Todavía es demasiado pronto para llegar a una conclusión —Dazai eligió sus palabras con cuidado —. Ango pudo haber robado esta arma. O incluso podrían haberla plantado en su habitación para incriminarlo. Esto podría ni siquiera ser un arma, sino una señal. Eso...

—Lo entiendo. Tienes toda la razón —Le dijo Odasaku, interrumpiendo sus palabras —. Todavía no hay suficiente información para pasar. Voy a mirar dentro del arma. Gracias de nuevo por venir hasta aquí.

—Odasaku... —Dazai comenzó a decir algo pero Odasaku lo interrumpió de nuevo.

—Realmente aprecio tu ayuda, pero debería investigar un poco las cosas. Me pondré en contacto contigo si descubro algo —Se le notaba tenso.

Dazai lo miró en silencio, su mirada teñida de descontento. Odasaku miró hacia otro lado. Serena, por algún motivo, no se atrevió a entrometerse, sin embargo, sabía lo que pasaba por la cabeza de su compañero.

—Entonces déjame decirte algo que noté —Dazai endureció su expresión —. Ayer cuando estábamos bebiendo en el bar, Ango dijo que regresaba de un viaje de negocios, ¿verdad?

—Dijo que volvía de un negocio en Tokio, en dónde consiguió un reloj de contrabando —se atrevió a responder Serena, recibiendo una afirmativa por parte del castaño.

—Eso fue probablemente una mentira —La expresión de Osasaku fue desconcertante —. Viste su bolso, ¿verdad? Comenzando desde arriba, tenía cigarrillos, un mini paraguas y ese reloj antiguo que había traído. El paraguas estaba mojado porque lo había usado, por eso estaba envuelto en tela. Y su viaje de negocios fue en Tokio, en donde había estado lloviendo.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —preguntó Odasaku con semblante serio —. Llovió, así que el paraguas estaba mojado. Me parece lógico.

—Si Ango estuviera diciendo la verdad, entonces no hubiera usado ese paraguas —entrecerró los ojos mientras hablaba. No se lograba sentir ningún tipo de emoción en su expresión —. Ango supuestamente condujo al sitio del acuerdo, entonces, ¿cuándo usó ese paraguas? No fue antes de la negociación, ya que el paraguas estaba encima del reloj envuelto. Y tampoco fue después del hecho.

Odasaku endureció su expresión, mirándolo.
Por otro lado, Serena sopesaba cada palabra del castaño, sin expresión alguna.

—¿Qué dices? —Odasaku parecía no creer lo que había mencionado el castaño.

—Dado lo mojado que estaba su paraguas, no lo usó por solo dos o tres minutos. Debió haber estado bajo la lluvia durante media hora y, sin embargo, sus zapatos y el dobladillo de sus pantalones estaban secos. La negociación fue a las ocho en punto, y lo vimos a las once. Si hubiera usado su paraguas después del trato, su ropa no se habría secado solo en esas tres horas.

Serena lo miró con cierta sorpresa, en silencio mientras el continuaba hablando, concentrado mirando a Osasaku y otras veces al arma dentro de la caja.

—No usó el paraguas antes de la transacción o después. Y tampoco lo usó durante la negociación. El reloj estaba envuelto en papel y ni siquiera estaba mojado. Además  la humedad es básicamente veneno para los relojes antiguos. Tenían que haber hecho negocios en interiores.

—Así que, ¿cuál es la verdad entonces? —preguntó Odasaku, temiendo que la respuesta fuera la que justo no quería escuchar.

—Supongo que no compró el reloj en Tokio; fue suyo todo el tiempo. La razón por la que estaba metido en el fondo de su bolso  fue porque lo guardó allí antes de irse a trabajar. Pero en lugar de ir al sitio de negociación, se reunió con alguien bajo la lluvia y habló durante treinta minutos antes de perder algo de tiempo y regresar.

—¿Por qué piensas que se vio con alguien? —cuestionó Odasaku incrédulo.

—Espías como Ango frecuentemente eligen calles lluviosas para sus reuniones secretas. Si habla con su paraguas abierto, nadie podrá ver su rostro, por lo que no tendrá que preocuparse por las cámaras de vigilancia o por las personas que lo noten. Incluso si alguien estuviera escuchando a escondidas, el sonido de la lluvia ahogaría cualquier voz. Es mucho más adecuado para conversaciones confidenciales en comparación con el interior de un automóvil o una habitación —mencionó con seriedad, junto a una gélida mirada que Serena no evitó observar y sentirse incluso pequeña.

—Tal vez Ango realmente estaba mintiendo, pero es un informante que se ocupa de la información secreta de la Mafia. Es natural que tenga una reunión secreta o dos. No puedes culparlo por eso —defendió Odasaku.

—Entonces pudo habernos dicho que era confidencial. Si lo hubiera hecho, nadie hubiera preguntado nada, ¿no crees?

—Odasaku —le llamó Serena, atrayendo la atención de ambos —. Sé lo que piensas, y sé que de alguna u otra forma quieres verle el lado positivo a esto, pero... —Con su índice señaló el arma —. No veo demasiadas posibilidades de que salga algo positivo de ello. Si una de las posibilidades es que alguien la plantó en su habitación para incriminarlo como dijo Dazai, ¿por qué? Porque es alguien que conoce muchos secretos de la Mafia, sí. Pero, ¿y el francotirador que te disparó? Si quisieran inculparlo plantando esa arma en su habitación, no tendría sentido lo del francotirador. No hay muchas... posibilidades.

—Ten cuidado, Odasaku —Dazai dirigió su mirada al nombrado —. Tu taza está a punto de desbordarse. Si se arroja una cosa más allí, toda el agua saldrá por la parte superior, y no podrás manejar la situación sólo. De todos modos, nos encargaremos de las cosas aquí. Trata con Ango.

Odasaku miró al castaño, relajando su semblante.

—Gracias —dijo con menos tensión sobre él.

Intercambió miradas con la azabache y asintió. Se dispuso a caminar junto a Serena por el callejón, hacia las calles secundarias, fue entonces cuando se dio cuenta.

El enemigo se encontraba de pie.

—¡Dazai! —Serena y Odasaku gritaron al unísono.

El atacante alzó el arma prácticamente en el momento que ambos gritaron.

—No te muevas —amenazó en un susurro.

El arma del enemigo apuntaba al centro de la frente de Dazai, a centímetros de distancia.

El arma del enemigo apuntaba al centro de la frente de Dazai, a centímetros de distancia

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Break my heart.  »Dazai Osamu.  FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora