·|Profecías y rencores|·

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ZiTao estaba jugando en el agua cristalina, las ondas se mecían a su alrededor abrazando sus piernas con la frialdad de sus átomos, su cuerpo era varios grados más calientes que lo normal pero no se sentía enfermo, solo un poco sofocado con el calor de sus ropas empapadas. Necesitaba sentirse refrescado constantemente y la frialdad de las aguas en la guarida de la sirenas le ayudaban a sentirse mejor. Sus pequeñas manos delinearon la superficie de la superficie, sonriendo cuando pequeñas partículas de luz flotaban de la punta de sus dedos y se perdían en el azul.

Su padre lo había revisado frenéticamente después de la batalla, y luego, cuando ya estaba lo suficientemente convencido que estaba bien e ileso lo había alejado de la espada como si esta fuera capaz de lastimarlo y  luego lo había abrazado tan fuerte que rayaba a lo doloroso. Atreves del abrazo pudo sentir el temblor del cuerpo de su progenitor, olía a terror, a miedo y una profunda alegría.

Era la primera vez que había visto a su padre tan asustado, e incluso lo vio llorar un poco para su enorme sorpresa y ahora lo había visto hacerlo últimamente desde la desaparición de su madre, todas las noches lo escuchaba aullar a la Luna llamando a su pareja sin recibir respuesta. Siempre había imaginado que su padre no lloraba y que nunca estaba asustado. El descubrimiento aun lo tenía un poco sorprendido y contento, ahora estaba mucho más seguro de cuanto lo quería su papá, y que siempre lo aceptaría cual era. De cuan humano era.

—¿Cómo te sientes?—Preguntó una voz profunda a sus espaldas, Tao un poco asustado por la repentina presencia dejó escapar un pequeño gritito. Era YiFan, el beta y mano derecha de su padre. Su figura oscura le envió un escalofrió mientras una parte muy dentro de su cabeza explotaba con emociones que le resultaban confusas y dispersas, incapaz de darles nombre. 

Estaba en la orilla de la pequeña laguna en la que estaba refrescándose, el niño tragó un poco de saliva nervioso, su corazón comenzó a latir más rápido y sentía su cara más caliente como siempre le pasaba cuando estaba en presencia de su tío YiFan. Sospechaba el motivo pero nunca había tenido el coraje para preguntarle a su papá y mucho menos al beta.

—Si, ya estoy mejor—susurró quedo, el aliento atrapado en sus pulmones.

 El beta asintió brusco y se dio la vuelta sin despedirse, dejando el niño a sus espaldas con paso apresurado. ZiTao encogió los hombros con frustración. El mayor nunca se acercaba demasiado a él o solo lo evitaba como si fuera peste. Era el único en la manada que lo trataba de esa manera tan fría, como si su presencia le fuera incomoda.

—¡Tio YiFan!—Suplicó, sin embargo la larga figura de YiFan se perdía en la oscuridad-

















—¿A qué te refieres?— Cuestionó LuHan del pasado —¿Promesa?

—Lo que has entendido LuHan— musitó la mujer con calma tomando asiento en la silla enfrente del escritorio del Alfa. Su aparente calma colmaba los nervios del vampiro, sin ya saber que esperar de la situación y decidió solo quedarse observando.

Somos Sangre Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora