•|Su nueva naturaleza|•

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Ambos despertaron a las afueras del bosque, sus ropas desgarradas llenas de sangre y lodo, hojas incrustadas en sus cabellos revueltos y hematomas morados y dolorosos en brazos y piernas

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Ambos despertaron a las afueras del bosque, sus ropas desgarradas llenas de sangre y lodo, hojas incrustadas en sus cabellos revueltos y hematomas morados y dolorosos en brazos y piernas. Ninguno con un conocimiento de qué les había sucedido exactamente después de aquel ataque, extrañados miraron a su alrededor en busca de respuestas a la precaria situación.

JunMyeon con rasguños en su cuerpo y LuHan con una mordida en el cuello, muy parecida a la de un animal con dientes afilados pero muy humana. Era extraña y difícil de describir por lo que decidieron mantenerlo en secreto, nadie debía de enterarse de lo que descubrieron en ese bosque, por miedo a lo que los lugareños serían capaces de hacer por el conocimiento de la existencia de lo desconocido. Podrían desatar algo que está muy fuera de sus manos.

Los moretones y rasguños siendo pruebas claras e irrefutables de que no estuvieron soñando ante lo visto, y con miedo, se dirigieron a sus casas arrastrando sus pies por el dolor y el cansancio, dormir sobre piedras no era la cosa más cómoda del mundo para hacerlo.

Por suerte aún era de noche, sus madres no se percataron de aquella desaparición. Sacaron sus ropas de sus cuerpos,  lavaron la mugre y la sangre de ellos, el agua manchada desapareciendo por el  alcantarillado, las pruebas de su aventura siendo borradas. O eso creían.

Con el paso de los días los hematomas y los rasguños desaparecieron, pero sus recuerdos no. Sobre todo LuHan, que desde ese día su personalidad había cambiado, era temeroso y huidizo, siempre alerta de las cosas que lo rodeaban junto a  los sonidos de la naturaleza que  lo espantaban más de lo normal y entremezclado a los constantes dolores de cabeza. Le preocupaba, constantemente se preguntaba acerca de esa noche, ¿Qué sucedió cuando se desmayó? LuHan estuvo consciente mucho más tiempo que él, y no hablaba acerca de eso. Evitaba el tema o lloraba suplicando que no quería hablar acerca del tema, y él con su naturaleza amable desistía.

Pasaron los meses y todo estaba acomodándose poco a poco, LuHan sonreía un poco más cada noche con sus adorables mejillas cada vez de mejor color, salía de su casa más seguido junto a JunMyeon y los niños que cuidaban del orfanato y comía lo que se le ofrecía sin muchas quejas.  Su cambio cada vez más positivo, las preocupaciones  del castaño desaparecían poco junto a sus dudas que iban disminuyendo cada vez más hasta ser casi nulas, ahora se arrepentía de ese error.

Una noche de luna llena ocurrió el cambio.

Recuerda ese día con la claridad del día anterior, un recuerdo nítido en su memoria que muy difícilmente podría ser borrado algún día. Ese martes fue tranquilo al principio como cualquier otro día de la semana en su rutina diaria, LuHan había ido a su casa desde temprano para una escapada matutina, el sol mañanero en una suave resolana sobre sus blancas pieles, sus poros felices y contentos ante un suave calor sobre ellos, recogieron flores de dulces aromas y algunas bayas para comer como desayuno ligero para sus estómagos e hicieron coronas de muchos colores suaves para ellos y los niños del orfanato que visitarán más tarde.

Somos Sangre Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora