•|Reyes y reinas|•

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SeHun acababa de regresar a su cabaña luego de un largo viaje en su forma animal, le dolían los huesos y sus tripas se quejaban por el hambre que sentía

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SeHun acababa de regresar a su cabaña luego de un largo viaje en su forma animal, le dolían los huesos y sus tripas se quejaban por el hambre que sentía.
Pero todo eso quedaba en segundo plano por su necesidad de abrazar, oler y ver a Luhan. Durante el largo viaje lo había extrañado como solo una pareja destinada es capaz de hacerlo.
Una parte de si estaba lejos, la sentía pequeña y casi inexistente por la larga distancia entre ambos. Quería ver esos ojos avellanas brillantes y almendrados, besar su piel clara con adoración y alborotar sus cabellos rubios como tanto le molestaba al chico, sonrió ante ese pensamiento.

Se había embarcado en una búsqueda exhaustiva intentando obtener información del clan vampiro que los había atacado, aquellas repugnantes criaturas acolmilladas se atrevieron a invadir su territorio y atacar a su familia. Y ahora como guinda del pastel el humano había sido raptado por estos, Luhan estaba a nada de enloquecer buscando a su amigo por todos los medios que podía, verlo tan desesperado rompía su corazón al ser incapaz de darle lo que quería.

Por eso su viaje había sido tan estresante, no pudo encontrar información necesaria de los vampiros atracadores. Los cuerpos se deshicieron con el Sol sin posibilidades de que alguien los reconociera y le ayudarán a ubicar el asentamiento de las bestias chupasangre. Estaba casi seguro de que el humano ya estaba muerto pero era algo que no prefería mencionar a su pareja, estaba seguro que le daría un ataque y se sumergiria dentro de un mar culpas hacía sí mismo.

Suspiró ante el pensamiento, admitía que el humano le agradaba un poco. Su actitud fiera aunque estuviera apestando al agrio aroma del miedo. La obstinación a no alejarse de Luhan alegando que eran familia y la familia no se abandona. Admiraba como le irritaba su personalidad.

Reflexionó un poco acerca del curioso humano. La primera vez que lo enfrentó cuando vio a Luhan en el bosque en su forma de lobo, se sorprendió por la obstinación del humano al no dejar solo a su amigo, aún si este le suplicara que se salvará a si mismo, atreviéndose a enfrentar dos furiosos lobos siendo un simple cordero del ganado.

Lo aborrecía en un principio creyendo que su personalidad era irracional y estúpida, con el tiempo fue aprendiendo que en realidad era una inquebrantable lealtad a las personas que ama. Ahora que su presencia había desaparecido comprendió lo normal que era antes, verlo junto a Luhan comenzó a ser tan rutinario que ahora un pequeño hueco quedaba en la habitación.

Nunca lo admitiría pero el humano le agradaba solo un poquito más, muy poco.

Todos en su manada se encontraban un poco inquietos aunque ninguno lo externara directamente. Sobre todo sus omegas, Luhan desprendía un aroma a dolor y miedo; lo que lo orilló a estar a muchos kilómetros alejado de este con el único objetivo de encontrar al castaño. También JongDae  quien no era principalmente amoroso pero se había acostumbrado a la presencia y al aroma a agua perfumada de Junmyeon. Algo extraño proviniendo del Omega siendo este muy cerrado con las personas extrañas y renuente con los cambios a su núcleo familiar.

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