•|Resentimiento|•

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Caótico. La única palabra en la que Minhyuk fue capaz de pensar en esos momentos ante el desastre que se desarrollaba frente a sus ojos, hadas diminutas cargaban baúles 50 veces más de su peso a las camionetas con batea 4x4, las compuertas traseras abiertas para dar acceso a las pobres miserables de acomodar las municiones, armas y comida enlatada. La mansión de grandes dimensiones frente suyo lo desconcertaba como lo fascinaba en partes iguales, sus grandes extensiones y su preciosa fachada encandilaban a cualquiera que fuera capaz de verla, lastima que solo era una ilusión, una trampa si entrabas dentro de ella.

Aún con todas las hadas, lobos y vampiros de un lado a otro en el amplio porche delantero, aún se preguntaba cómo funcionaba aquella guarida extraña, con tantas puertas de acceso en todos los lados y ambientes. Era tan intrigante como su dueño, sus ojos buscaron divisar la pequeña figura del vampiro mercenario, su pequeña espalda se sacudía en furia al gritar con fuerza al alfa Kim NamJoon. 

Si quería podía agudizar su oído para escuchar la discusión intensa que estaba intercambiando ambos líderes mientras su Alfa, el lobo Oh SeHun se mantenía al margen, solo escuchando a dos fieras insultarse como si fuera cosa de todos los días.

—Trae a Suran aquí, fue un trato lobo— alcanzó a escuchar gritar a Kim Namjoon. EL hombre se mantenía calmo con un deje burlón solo escuchando al vampiro, lo vio asentir antes de murmurarle unas palabras a uno de sus omegas, un joven de piel pálida y ojos atigrados con labios delgados, el pequeño lobo se fue a paso presuroso a una de las camionetas y se marchó con un chirrido de llantas quemadas en el asfalto antes de desaparecer por las verjas de 3 metros.

Kim Junmyeon aun discutiendo ahora con SeHun quien llamaba por teléfono y le respondía al vampiro un par de palabras y seguir atendiendo su llamada. Kim Junmyeon quien le intrigaba, maravillaba y repudiaba al mismo tiempo, aquella engañosa apariencia era tan mortífera como el cornezuelo de centeno, engañoso e indetectable; un arma letal que nunca sabes en qué momento será capaz de atacarte, sin que te lo esperes.

No sabe que tan cercano llegó a ser su alfa con el vampiro, la vez que llegó a la manada Oh pidiendo ayuda el vampiro ya no estaba entre los presentes. Pero no era tonto. Había dos viejos aromas presentes en la casa que se mantenían intactos en sus rosas, en una habitación callada y secreta que nadie se atrevía a abrir, y a pesar que nadie diera voz a lo evidente, en sus corazones.

El aroma a un humano y un lobo pesaba sobre los hombros de todos, envolviendo en una telaraña pegajosa a todos sus integrantes quienes aun seguían sin ser capaces de verla. Continuamente la observaba apretar y alejarse con sus hilos del color de los rubíes fundidos. 

Esa noche de invierno crudo y melancólico llegó a la manada dividida y dispareja; JongDae miraba receloso a LuHan con sus ojos rojos brillando en desconfianza y desilusión, YiFan siempre se mantenía callado a menos que el Alfa le ordenara alguna cosa y no tuviera más remedio que hablar, ZiTao todavía no nacía y luego estaba el omega líder. Aquel hombre lobo de pelo dorado como el Sol que decía que antes era menos que un simple humano.

Somos Sangre Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora