•|Las sirenas|•

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Ya había salido de la mansión con Baekhyun hace un par de horas en el momento justo de la escondida del Sol

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Ya había salido de la mansión con Baekhyun hace un par de horas en el momento justo de la escondida del Sol. Changbin se despidió de ellos junto a los demás vampiros, quienes para sorpresa de Junmyeon se inclinaron ante él con una profunda reverencia como muestra de su respeto y lealtad. Los preciosos rostros pálidos con expresiones llenas de respeto ante su salvador y a pesar de no ser el líder del aquelarre, todos lo consideraban como alguien de confianza.

Así son los vampiros como le explicó Baekhyun, fieles ante los suyos y quiénes los necesitan. No las bestias voraces que le escuchaba a la manada Oh, no aquellas criaturas de ojos completamente rojos y enloquecidos de ira atacando mortales y lobos. Eso también le había dicho Baekhyun, los vampiros que se perdían en su sed y enloquecían por la guía defectuosa de su líder y creador los llevaba a la locura, para después solo convertirse en cáscaras vacías. Solo cadáveres de pie capaces de asesinar y quebrar huesos con la facilidad de romper una rama.

Se sentía mejor, no era ni se convertiría en una sanguijuela que solo fuera capaz de robar sangre y vidas a manos llenas, era mucho mejor que eso. Partieron por tierra en uno de los coches del clan, conducido por uno de los amigos de Baek con quién platicaba alegremente de un brillante futuro para todos, una mejor vida. El chico era agradable y con sonrisa sincera, sus ojos dorados resultaba especialmente impresionantes en su rostro delgado y ánguloso. Junmyeon se dió la libertad de observarlo con admiración ante un rostro tan bello, deseo ser capaz de plasmar aquel rostro con pinturas y acuarelas de agua como su hermana acostumbraba a hacer.

Lee MinHo era un vampiro agradable, tenía unos impresionantes labios gruesos y siempre rojos, su piel marmoleada tan común en los vampiros y aquellas mejillas llenas de color. Nada que ver con los rostros pálidos que dejó atrás. Se lo presentaron como guía en su viaje hasta llegar a la próxima parada.

El chico sonreía con todo su rostro, conducía relajado sin despegar sus ojos de la oscura carretera solitaria hasta que el aroma a sal y mar empezó a flotar en el aire. Estaban por llegar. MinHo estacionó el auto y exclamó una dulce despedida a Baek deseándole suerte y un próximo encuentro, este asintió feliz y bajo del automóvil primero, cuando se disponía a bajar después de susurrar una despedida el joven lo detuvo con una simple palabra.

-Gracias- no era el primer agradecimiento que le daban los vampiros por acabar con Il Woo pero algo en su voz le envío una corriente eléctrica por la médula espinal, no de una mala manera, el profundo agradecimiento y la abierta sinceridad fue lo que lo detuvo. Volteó a ver encontrando sus ojos dorados resplandecientes.

-Cualquier cosa que necesite, correré a socorrerlo- prometió Min. Y le creyó. Sonrió en grande por primera vez al chico para demostrar su empatía.

-Lo agradezco mucho Min- respondió con voz suave y abalsamada, la tranquilidad en su tono relajó al de ojos dorados. Con una última despedida salió del auto para alcanzar a Baekhyun quien ya estaba en el puerto platicando con una hermosa mujer de cabellera morada ondulante con el viento frío, sus ropas holgadas y semitransparentes dejaban entrever un hermoso cuerpo delgado con curvas. La clase de cuerpo que llevaba a la perdición a los hombres, canciones de marineros narrando poesías a aquellas figuras.

Somos Sangre Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora