•|Adiós mi buen amor|•

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Yixing contemplaba a Kim Yerim dormir aferrada a su hijo como si el mundo fuera a capaz de romperse en mil pedazos y desaparecer en la inmensidad de las sombras, ambos se mantenían alejados del mundo en su propia tierra de los sueños

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Yixing contemplaba a Kim Yerim dormir aferrada a su hijo como si el mundo fuera a capaz de romperse en mil pedazos y desaparecer en la inmensidad de las sombras, ambos se mantenían alejados del mundo en su propia tierra de los sueños. Seguramente deseando un futuro mejor; donde ambos pudieran ser libres y estar seguros. Amándose como la pequeña familia de dos que son.

Sin embargo la vida era diferente, más cruda y dolorosa, después de todo las cicatrices mancillando en bello rostro de la mujer eran la más clara de las pruebas.

Y la rabia ebulleció dentro de él. La percibía  fracturarse en lo más hondo de su ser y atrapar sus entrañas hasta desgarrarlas y reconstruirlas en fuertes ramificaciones de odio, de molestia y de pena. ¿Por qué? ¿Por qué lastimar a alguien tan delicado y tan frágil? la realidad es algo más fuerte que ellos, capaz de ahogarlos hasta dejarlos en la histeria.

¿Quién fuera que se atrevió a fracturar tan semejante belleza?No lo sabía. Y se prometió encontrarlo para desgarrarlo con sus propias manos. Tal vez no tenía la velocidad de Junmyeon, ni su fuerza sobrehumana, tampoco las garras de LuHan ni colmillos para desgarrar la garganta del causante. Pero si tenía magia, magia antigua arraigada en sus víseras.

Después de escuchar toda la historia de Yerim desde sus labios rojos y llenos ansió con todo su ser convertirse en la persona que vele por sus sueños, sus anhelos y mantener viva la llama de sus esperanzas. Esa mujer tan quebradiza y agobiada de miedo caló un precioso grabado con su nombre en su corazón; con sangre, lágrimas y el más profundo de los dolores ella era, es y será su destino hasta que el Sol se apague.

—Están agotados— la voz del hechicero interrumpió sus maldiciones internas, volteó a donde estaba la voz cansina. Jackson le dirigió una sonrisa igual de triste; profundas ojeras negras y oscuras enmarcaron su demacrado rostro. Solo su fuerza de voluntad lo mantenía sobre sus dos pies sin flanquear, con la espera de justicia para su gente y su familia.

Un sentimiento de simpatía le calentó el cuerpo al observar al hombre, le apenaba horriblemente las desgracias de esa pobre alma; Pena, dolor, pérdida se reflejaban en sus ojos.

E ira.

Una ira oscura y peligrosa empezaba a empañar la luz de esos ojos, y YiXing no sabía que hacer para ayudarle.

🐺

Junmyeon observaba las estrellas, pequeñas y brillantes a lo lejos del cielo oscuro. Luego de muchas noches admirando sus colores, se había acostumbrado a su belleza plateada. El amanecer era un paisaje que le sonaba extraño ahora, el Sol aún más. Pero la Luna, era su más fiel compañera.

Habían pasado un par de horas después del entierro de LuHan, siendo uno de los eventos más traumáticos en sus años de vida. Admirar el fúnebre entorno con criaturas de la noche; lobos, vampiros, sirenas y hadas.

El canto de las caracolas acompañar los susurros de las sirenas con la espera de un mejor futuro del alma que se unía a las olas, al aire y la tierra.

Somos Sangre Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora