18: Dime Tú

8.9K 598 25
                                    

Me siento en el borde de la cama junto a ella intentando encontrar palabras que engloben con exactitud lo que quiero decir. Me tomó cerca de dos horas hacerle entender todo lo que vimos en el pasillo. Entre lágrimas y negaciones argumentando con lógica Jade terminó por entender y aceptar la realidad.

Podría decirse que lo tomó mejor que yo, pero eso no le quita lo aterrada y perturbada que aún se encuentra.

—Son buenos chicos —le aseguro acomodando las mantas sobre su cuerpo—, no nos harán daño...

Ahora sueno como sonaban ellos cuando intentaban hacerme entender.

—¡Ya dijiste eso! —exclama con cansancio.

¿Así me oía yo? Hago una mueca de disgusto.

—Yo no te haré daño —le aseguro—. Te amo, eres mi hermana y haré todo lo que pueda para protegerte.

—¿Protegerme? —cuestiona con voz nasal— ¡Apenas y controlas eso que te sale de las manos! ¡Apenas y sabes qué es lo que eres!

Rhaeg, sangre del dragón. Incluso en mi mente suena como un completo disparate de dimensiones colosales.

—Sigo siendo la patosa Alex —le aseguro.

—Déjame dormir —dice, rendida, dándome la espalda—, en mis sueños el mundo tiene más sentido.

—No podrás dormir por siempre —le aseguro.

—Alex, acabo de enterarme que la niña que conozco desde siempre es hija de un dragón, que los chicos más amables que conozco actúan como otakus de una Comic-Con y que el chico que me gusta tiene alma de perro irlandés...

No puedo evitar reírme de lo que dice.

—Se llaman Berserkers —corrijo—, y son lobos no perros... Y mi padre no es un dragón, solo descendiente de él...

—Y las brujitas —rueda los ojos, como si fuese a desvanecerse—. Dime que solo leen muchos libros...

—No puedo decir eso —niego apenada—. Mira yo apenas y estoy entendiendo todo, sé lo complicado que es entender pero estás a salvo.

—¿Por cuánto tiempo? ¿Y si el profesor Dorsey nos mata a todos? —pregunta aterrada.

No diría que quiere matarnos a todos porque apenas y me entero de quién es Derek Dorsey.

—Trabajamos para que eso no suceda —aseguro—. No sabemos qué quiere.

Ella niega con la cabeza suavemente, con mirada perdida en el techo de la habitación.

—¿Por qué tu madre te lo ocultó? —cuestiona.

—Llevo días intentando obtener la repuesta —me encojo de hombros entristecida—, pero no contesta mis llamadas.

Y ciertamente eso me está llenando de ansiedad.

—Mis padres dijeron que se fue de viaje por unos días —responde—, no pudieron saber con seguridad a dónde.

—Hay algo que no me gusta de todo esto —niego—. Puedo sentirlo, como un hormigueo en las puntas de mis dedos, como si destilara desde los suelos de todo este castillo.

—¿Qué cosa?

—Maldad.

*****

Hago tres entrechat hacia el lado derecho y giro sobre las puntas de mis zapatillas rosadas antes de repetir los pasos de la coreografía original. Cada melodía del Lago de los Cisnes me llena de una sensación acogedora que va más allá de lo que puedo comprender.

Academia WindstormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora