5: Encuentro entre Libros

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—¿Crees que yo le guste? —pregunta Jade, frunciendo el ceño.

Jade, Malika, Mary, Dana y yo estamos en la sala común de la torre de mujeres, alrededor de nosotras, otras veinte chicas ven la TV o juegan Monopolio. Hasta ahora las clases no iban mal, no puedo quejarme, mi primera vez en un internado era todo lo que esperaba.

Clases, clases, clases, comida, clases, tarea, deportes obligatorios, horarios, reglas, reglas y más reglas.

Intentaba distraerme viendo el programa de las Kardashian con las chicas, sin embargo, mi lado al que le preocupa desaprobar las materias me martiriza por terminar la tarea de ciencias.

Apenas es miércoles y ya estoy lloriqueando porque sea viernes y saber qué hacen los fines de semana aquí.

—No sabría qué decirte —respondo con franqueza—, no sé si es un sí o un no, pero sinceramente yo los veo como amigos.

Jade se atrevió a hablarle a James Harrison, pasaron el almuerzo juntos esta tarde y ella no ha parado de hablar sobre eso.

—Jade, lo conoces desde hace cinco minutos —Dana ríe.

—Pero yo quiero que sea un sí —gimotea.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Sabes? Si tanto quieres saber si le gustas... ¿Por qué no lo llamamos? —pregunto cansada de escucharla decir lo mismo toda la tarde.

—No tenemos su número —dice tapando su cara con un almohadón.

—Pero sabemos dónde duerme —elevo ambas cejas, sugerente.

Me levanto del sofá de un solo salto y comienzo a dirigirme fuera de la sala.

—¡Oye, no! —exclama Jade corriendo detrás de mí.

Comienzo a reír.

—No voy a buscarlo —digo—, tengo tarea de ciencia, iré a la biblioteca.

—Te pasaría los apuntes pero yo tampoco la he hecho —dice Mary, dejándose caer en el sofá.

—Dime que el fin de semana es divertido —le digo a Malika.

—Quizá hagan fogata —sonríe—. Quizá nos permitan hacer una fiesta por el inicio de clases...

—Eso es lo que dices siempre, tus planes apestan, Malika —dice Dana, cruzándose de brazos.

—Pues estoy segura de que este año será así —asegura Malika, con sonrisa de político—. Es más, convenceré a la señorita Griselda de hacer una pequeña fiesta.

—¿Griselda?

—La ama y señora de la torre —responde Mary—. Si lo piensas esta es como una escuela de brujas.

—¿Me enseñas hechizos? —le pido, bromeando.

—Alex Atria, no estás preparada para mi poder —responde.

Finalmente salgo de la sala común, otras chicas recién van llegando. Voy por mis cosas a mi habitación y salgo de la torre.

A diferencia de los días anteriores, la tarde hoy no era gris, las nubes teñidas en rosas y pomelos adornan el cielo y a lo lejos veo el campo de equitación y al equipo practicar.

Todo aquello me recuerda que debo escoger un deporte, de lo contrario una de mis tarjetas de calificaciones aparecería vacía.

Entro al pabellón principal del castillo y observo con especial pereza las escaleras dobles.

¿Por qué la biblioteca debe estar tan malditamente lejos?

Me cruzo con la directora Anastasia mientras voy subiendo. La señora me sonríe de manera amable.

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