15: Plática Humana

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Salgo de la habitación con mi teléfono celular en manos, marcando al número de mi madre una y otra vez. Llevo el aparato a mi oído izquierdo una vez más pero como las veces anteriores, me manda al buzón de voz.

—Responde —susurro, marcando una vez más.

Mientras el timbre de la llamada me perfora el oído veo a Jade venir en dirección a la torre. La pelirroja eleva los brazos en el aire, como si por fin me hubiese encontrado después de un largo tiempo, su labio inferior se curva sutilmente en un puchero y por sus delgadas cejas fruncidas puedo notar que está molesta.

—¿Dónde has estado? —pregunta.

Bajo el teléfono.

—Las clases me están matando —respondo.

Ella solo niega con la cabeza en un movimiento delicado.

—Nunca te veo —dice—, ayer tú y casi todos nuestros conocidos faltaron a las primeras clases, apenas y estás presente cuando nos juntamos ¿Alex, todo anda bien? Dijimos que por más que no fuésemos compañeras de habitación nada cambiaría.

Y sin embargo todo ha cambiado en cuestión de semanas. Todo tiene un orden distinto al que esperaba y lo peor de todo es que las piezas de este rompecabezas siguen cambiando de lugar conforme avanzo.

—Lo sé, he estado perdida —le doy la razón, apenada—. Pero es que estoy tan preocupada por mi madre...

—Ella está bien —asegura—. Alex, debes dejarla vivir tranquila, tu padre está muy lejos de aquí y no hay nadie que pueda dañarla.

Quisiera poder contarle todo de una vez por todas para no tener que apartarla cada vez que hablo con los demás muchachos pero ninguno de esos secretos me corresponden a mí y decirle respecto a mi ascendencia Rhaeg solo me pondría en obligación a contarle el resto de la historia, historia de la cual aún no estoy cien por ciento segura.

—Lo sé —digo—, es solo que ha estado saliendo con este tipo del trabajo y yo... No he podido hablar con ella desde que se fue el día de las visitas, estoy algo preocupada por ella.

—Si quieres puedo llamar a mis padres para que te aseguren que ella está bien.

—Me harías un favor —agradezco—. Enserio lamento estar tan dispersa últimamente pero es que las cosas no dejan de ponerse más complicadas.

—Te dije que dos deportes serían demasiado —dice en un tono maternal—. Te has perdido de tanto...

—Cuéntame —le pido—, dime qué ha ocurrido en la gran vida de Jade Solaria.

De pronto ríe, como una niña enamoradiza y se pone a dar vueltas con los brazos abiertos. Sonríe ampliamente antes de regresar a mi lado en un solo salto.

—Ya no me gusta James —dice—, era demasiado obvio que no podríamos llevarnos de esa manera... De pronto lo supe, es Kian quien me gusta realmente y ¿Sabes qué es lo mejor de todo? ¡Qué yo le gusto a él!

Me ahorro el desmayo que viene después de una noticia como esa.

—¡No! —exclamo, es más un NO pesimista que uno de incredulidad y ella lo nota.

—¿No te agrada? —cuestiona.

—Sí, si me agrada —me corrijo—, es que no lo vi venir.

¡Lo que faltaba!

A mi mejor amiga le gusta un Berserker que podría tener cientos de años. En el preciso instante en el que levanto la mirada del suelo veo a Kian pasar con sus primos los gemelos Siva y Conor.

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