Nos conocimos mediante la Academia de Defensa de Lorien (ADL) a la que tuve que asistir, luego de faltar durante meses a la escuela, alterando el sistema de mi pulsera de identificación, a través de cual tomaban la asistencia. Habían admirado el ingenio de engañar al sistema, pero mis faltas sobrepasaban los límites, y debía retribuir a Lorien con algún tipo de servicio social, si no quería que me expulsaran. No estaba interesado en formar parte de la Academia, ni colaborar con el personal de seguridad, pero era eso o asistir como colaborador de las personas que trabajaban en el monte. Brandon, un tipo que al principio me pareció muy intimidante, y hoy, espero, también se encuentra huyendo con su garde, había dicho que sería un desperdicio de talento. No sabía cómo, pero ese hombre había deducido que reprobé el examen de admisión a la ADL apropósito.
Daxin era un señor entre los señores en Lorien. Un hombre honrado y trabajador, que nunca paraba, incluso cuando nadie se lo pedía, él estaba allí. Siempre preparado, siempre servidor. Yo no lo conocía hasta unos días antes de la aniquilación de nuestro planeta, pero lo observaba a menudo. Habría sobrevivido al ataque de no ser por mí y mi soberana estupidez. Daxin era el verdadero cēpan de Nueve. Daxin tenía un brazalete que le permitía desbloquear cualquier cerradura, por supuesto era un elemento de seguridad, sin embargo, me comentó que se lo quitaba por las noches porque pesaba mucho. Entré a su habitación mientras dormía profundamente, tomé su brazalete y escapé hacia lo que en este planeta llamarían discoteca.
Devektra subió al escenario esa noche. Su presencia era como la de una luciérnaga en lo profundo del bosque, con su voz potente y perfecta como nunca he vuelto a escuchar. Era excepcional hasta para nuestro mundo de superhéroes. Amé cada segundo de aquella noche... hasta que todo se vino abajo. Una explosión. Otra. Una tercera. Oscuridad, gritos y confusión. Humo, mucho humo. Daxin, sin el brazalete de protección, pereció en la dura cama de la Academia, sin la posibilidad de cumplir la misión que le asignaron. Yo le quité el brazalete. Yo maté a Daxin. Nueve no lo sabe, pero no hay nadie mejor que yo para comprenderlo en su sentimiento de culpabilidad.
Había sido un tonto al confiar en que un niño como él se conformaría con los lujos de la nueva casa. Los segundos que pasaron mientras salía del hotel en su búsqueda se me hicieron eternos, y el alivio que sentí al verlo entero no podría describirlo jamás.
Al escapar de Lorien, lo único que sabía con certeza era que debía proteger al niño. Que la vida del niño está por encima de la mía. Yo no tenía hermanos, así que no tenía idea sobre cómo tratar con él, pero como todo cēpan - garde, nuestra conexión era fuerte y especial, basada sobre todo en el compañerismo, excepto cuando se ponía en plan independiente como hace un momento. Era entonces cuando me tocaba ser el malo.
Sabía que había algo más, desde el mismísimo momento en que escuché el primer sollozo, comenzando porque el niño era más tozudo que un buey, y tenía una absurda creencia sobre cómo reaccionar ante un castigo. Uno bien merecido, debo añadir. Es estúpido arruinar las cosas incluso antes de que comiencen por un maldito televisor. No sabía si volver a cargar los bolsos...
- ¿Hiciste contacto con alguien?
- Nadie.
- ¿Seguro? ¿Nadie te siguió? ¿Usaste las calles laterales?
- Sí, y me perdí. Tenemos que salir a conocer la ciudad.
Solamente Nueve puede tener la caradura de hacer este tipo de sugerencias justo después de haber sido sancionado por el recorrido ilegal. Detestaba ser quien impartiera las consecuencias, pero si era necesario que fuera duro con él para que siga con su propósito, lo sería.
- No vinimos aquí a hacer turismo – recordé.
- Eso no es justo, aquí hay un montón de cosas que...
- Es momentáneo, no te quejes. Es solo mientras accedo a los equipos de seguridad, que ahora mismo voy a hackear todas las cámaras habidas y por haber en la ciudad. ¿Me acompañas?
- Tengo sueño – me pareció irónico que quiera dormir ahora, siendo que todo fue porque precisamente no quería irse a la cama.
- Ah, no. Tuviste tu oportunidad y la desperdiciaste. Ahora vienes conmigo.
- Pero pero pero... eres malvado – acusó, frunciendo el ceño con un aspecto adorablemente manipulador.
- Ven, necesito de tu ayuda – involucrarlo en proyectos era una manera de mantenerlo conmigo. No es mi intención controlarlo emocionalmente, pero si se queda solo luego de estas escenas, tiende a dejarse llevar por el negativismo, y eso no puedo soportarlo.
- ¿Qué vamos a hacer? – se interesó y me embargó una gran sensación de satisfacción. Nunca antes se había involucrado directamente en mis proyectos.
- Vamos a asegurar nuestra casa – informé, mientras me dirigía a la habitación en la que estaban depositadas las herramientas y equipos que habíamos adquirido.
Tomé los sensores de sonido y movimiento, y se los di para comenzar con las instalaciones. Sabía que debía aplicarle modificaciones para que funcionaran de forma efectiva a nuestros propósitos, incluso así, me niego a meter mano antes de probarlos. Si algo falla, luego no podré hacer el reclamo a la casa de ventas. La compra la hice a regañadientes, pues soy perfectamente capaz de diseñar unos mejores que estos, pero el tiempo apremiaba y estábamos varados en un motel pulgoso de White Rock. Un taller estaba fuera de los planes.
La verdad es que no esperaba tener a Nueve encerrado toda su vida. Nada más estaba esperando a estar seguro, y a poder detectar a tiempo si el peligro se acercaba. Precisamente para eso necesitaba dejar listo este lugar. Una vez protegido, tenía planeado ir hasta la base subterránea de Dulce, en Nuevo México, donde quedó guardada la nave que nos trajo aquí. En un último suspiro, antes de partir, había subido todo tipo de materiales, por si fueran útiles. Hoy los necesitaba. Mi propósito era ir en búsqueda de las piezas faltantes, dejando a Nueve aquí, tranquilo, sano y seguro.
N.A.: Díganle a Sandor que es muy ingenuo xD
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Las sorpresas de Chicago: Fanfic Loriense
FanficAU. Porque Sandor y Nueve merecen un final menos trágico. Este fanfic de Los Legados de Lorien describe los primeros años en el John Hancock Center. AVISO: algunos capítulos incluyen palmadas/azotes a un menor. Si no gusta, no lea.