¡Jungkook no es un gato feo!

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A la mañana siguiente, Taehyung había despertado porque algo estaba dándole comezón en su nariz, algo peludo y con olor a alguna fruta que no reconoció. 

—¿Qué...? —abrió sus ojos lentamente presa aún del sueño. Frunció el ceño al ver que tenía al chico gato abrazado a su torso, con su cabeza recostada en su pecho y sus orejas picándole la cara— Aléjate de mí, peludo... —talló sus ojos, moviéndose un poco para lograr que el gato se moviera de sobre él, pero no se movió ni un centímetro, al contrario, se acurrucó más a él dejando sus molestas orejas más cerca de su rostro y emitiendo un cálido ronroneo— ¡Que te muevas cosa fea! —exclamó, asustando a Jungkook porque había gritado muy cerca de sus orejas. 

El recién despertado se sentó en la cama, bostezando y estirándose con comodidad. Había dormido muy bien, después de mucho tiempo había de nuevo abrazado a alguien al dormir, y no a los peluches que tenía en casa de Seokjin.

—Buenos días, Tae. —dijo con una sonrisa, después de darse la vuelta sobre el colchón para ver a su dueño.

—Tus orejas feas me picaban la nariz. —gruñó.

Jungkook tocó sus orejas, acicalándose, un poco avergonzado bajo el regaño del peliazul.

—Lo siento... —se disculpó sincero.

El mayor bufó.

—Además me abrazaste, eres muy extraño. —agregó sentándose en la cama, después de haberse desenvuelto en las sábanas.

El chico lo miró curioso. Para él los abrazos no eran extraños, a veces no podía comprender por qué para otro sí. Entendía eso del espacio personal, pero él no puede evitar querer abrazar, le gusta la cercanía, no es un gato huraño, y disfruta del contacto. 

—¿No te gustan los abrazos?

—No. Además, me acabas de conocer ayer y ya dormiste conmigo y me abrazaste mientras estaba desnudo.

Jungkook movió su cabello, rascándose un poco; él no miraba nada de eso malo.

—Bueno, disculpa si te incomodé mucho…

Sentía que disculparse era lo único que podía hacer, nunca había convivido con una persona que se molestara por convivir. 

—Ya, da igual... —habló el mayor para salir del tema. Se levantó de su cama y sintió frío en todo su cuerpo desnudo y solo cubierto por un bóxer. Se dirigió a buscar ropa en un mueble frente a la cama, siendo consciente de que todos sus movimientos eran atentamente seguidos por la mirada curiosa de híbrido— Bueno, ¿y qué tú no haces algo más que mirarme? —habló, cortando con el silencio que se había extendido. El otro se sobresaltó, sin saber qué contestar— Voy a bañarme, tú ve por ahí, a hacer cosas de gatos, qué se yo...

Jungkook asintió, se levantó y siguió a Taehyung hasta la puerta. El de cabellos azules se detuvo haciendo que chocara con su espalda. Se dio media vuelta y lo miró serio.

—No rompas nada, ni andes mordisqueando algo por ahí, ni hagas pipí en el suelo. —le ordenó señalándolo con su dedo índice larguirucho. 

El menor asintió varias veces ante cada orden, preguntándose quién creería Taehyung que era. ¿Quién se haría pipí en el suelo a su edad? Él ya pasó esa etapa.

El peliazul caminó hasta encerrarse en el baño, y Jungkook salió de la habitación. Se dirigió a la cocina, pensando en que si le hacía algo de comer no le molestaría. Se sintió suertudo de que Seokjin fuese un dueño atento que se tomó el tiempo de enseñarle muchas cosas qué hacer en casa, como limpiar y cocinar. Solo le enseñó lo básico, podía hacer un desayuno simple para Taehyung; Jin nunca lo dejaba usar aceite o cuchillos, así que sería algo bastante sencillo.

Mientras que él se entretenía en la cocina, el otro chico había salido del baño silenciosamente de regreso a su habitación, tomó su celular y marcó rápidamente a Jimin.

—Buenos días, Taehyung~

El nombrado negó, conteniendo las ganas de gritarle hasta de lo que moriría.

—¿Y qué se supone que tienen de buenos, idiota? —escuchó una risa de parte de su amigo, y eso solo le causó más ganas de asesinarlo— ¡¿por qué has traído un feo chico gato a mi casa?!

—¡Jungkook no es un gato feo! Es muy bonito.

—Si es tan bonito por qué no te lo quedaste tú, ¿eh? 

—Es que tú lo necesitas más, yo solo quería ayudarte…

Suspiró. Conocía todo el sarcasmo que Jimin estaba usando.

—Tú querías burlarte de mí, eso querías, cachetón.

—Bueno, dime quién tiene más para burlarse: ¿yo o el que quería invocar a un demonio? 

—¡Solo era una broma! Creí que me detendrías a tiempo. Ya superé lo de mi ex.

—¡Y así lo hice! Ahora tienes a un lindo y dulce gatito, evité que te poseyera algún ente por ser virgen.

—Ay, no soy virgen; ya cállate ¿sí? —bufó y cerró sus ojos. Jimin había soltado una risa del otro lado de la línea— Solo ven en un rato. —pidió, para después colgar y arrojar el celular a la cama.

Jungkook había escuchado toda la conversación, y cuando escuchó los pasos de Taehyung acercarse a la puerta, salió corriendo silenciosamente de regreso a la cocina.











GATO MALO. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora