Cita

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Jungkook aspiró el aroma de Taehyung, intentando no verse muy obvio pues no quería hacerlo sentir incómodo. Se permitió presentarlo como el aroma más agradable que jamás haya olido, porque era tan diferente al suyo, al de alguien más, era un aroma muy nuevo, muy suyo.

Era el olor de su piel blanca y suave. Podía percibirlo mezclado con algo más; no era el suave toque del jabón de su ropa o la fragancia del shampoo, era algo más que solo él podía sentir, y le gustaba, le gustaba mucho porque lo sentía como una caricia que se propagaba por todo su cuerpo cálidamente.

Taehyung lo recibió en sus brazos. Estaba ligeramente sorprendido de lo fácil que fue, pero no sabía porqué aún tenía el sentimiento de culpa, aún cuando las manos cálidas de Jungkook se aferraron a él con la intención de demostrar que lo perdonaba de todo, y que le gustaba tenerlo así de cerca. Puso su mano sobre la cabeza del menor, y acarició con lentitud. En realidad no sabía si eso estaba bien por hacer, quizá era diferente al ser un híbrido, pero no se apartó, porque el de cabellos negros no se quejó.

Jungkook abrió sus ojos sorprendido de sentir el gesto de Taehyung. Estaba acariciando sus orejas, y eso hacía latir su corazón increíblemente rápido. Tan rápido que su cuerpo le dispuso unas inexplicables ganas de llorar nuevamente, pero no de tristeza esta vez, sino de felicidad. 

—Perdón por el desastre, por haberte tirado, por golpear tu ojo... —empezó a hablar. 

Quiso alzar su mirada para ver el rostro del peliazul pero se contuvo porque eso implicaría dejar de abrazarlo, y por consecuencia apartar las caricias de este, y no quería eso. Además, el sonido de la respiración de Taehyung, el de sus latidos contra su oreja, era demasiado agradable de escuchar y sentir. 

—Eso no importa... Me enojé mucho por algo demasiado simple y sin importancia, además, te insulté; el único que debe pedir perdón soy yo. 

—Ya lo hiciste, no importa…

Jungkook en realidad quería quitarle importancia a las cosas en su cabeza. Porque a pesar de que le había dolido mucho, no quería hacer sentir culpable a Taehyung.

Ese era probablemente el gran problema de Jungkook; cualquier cosa, cualquier situación, todo sobresalto o acontecimiento, se volvía en un callejón sin salida y una interrogante difícil sin opciones de respuesta. Su mente trabajaba rápidamente de forma fatal, siempre pensando lo peor y enredándolo en una maraña de pensamientos que terminaban por consumirlo en su miedo. Era un gato muy miedoso. Cuando algo se le salía de las manos o se dificultaba, su instinto le sugería huir, escapar de las malas circunstancias para estar a salvo, pero no podía hacer eso. Era entonces que su mente lo atrapaba. De ahí la fama de los híbridos, el ser considerados débiles o inocentes; no era eso, era el hecho de que se dejan llevar por lo que después de todo son.

Se separó un poco porque quería mirar al peliazul; estaba serio, y podía notar que se sentía avergonzado, pero aún así estaba haciendo un esfuerzo por enmendarse. Bajó su mirada por su rostro, para detallar con su mirada su nariz y detenerse hasta sus labios. Siempre había pensado que Taehyung era atractivo, pero una vez que lo puedes contemplar tan de cerca, te das cuenta de que lo que creías era solo una ligera sospecha, porque de cerca, de cerca era en realidad hermoso. Y Jungkook lo sabía mejor que nadie ahora. 

El mayor dejó de acariciar, y el híbrido se movió un poco, pensando si habría hecho algo mal. Las manos del otro tocaron sus hombros suavemente, y Jungkook lo interpretó rápidamente separándose del abrazo para mirarlo. Taehyung le sonreía, con sus labios levemente fruncidos. Concluyó que debía ser por incomodidad, así que se apartó unos pasos, regresándole su espacio personal. 

—Busca algo con qué cubrirte.

—¿Por qué? —preguntó curioso. Bajó la vista y miró su atuendo. Tenía lo que se había puesto después del baño desastroso, un pantalón azul y una camiseta de manga larga holgada.

—Te llevaré a cenar fuera de casa.

Taehyung sonrió ante la expresión de sorpresa de Jungkook, con sus orejas bien levantadas y boca entreabierta. 

—¡¿Cenaremos?! —sonrió y se dio media vuelta para correr hasta la ventana de la habitación. Abrió un poco la cortina y miró el cielo oscuro— ¿saldremos de noche? ¿Cómo una cita?

—Ah... —pensó un momento su respuesta, el menor lo miraba volteado desde la ventana, con su cola balanceándose un poco— Ajá... como una cita. 

—¡Buscaré un suéter! Uno que me compró Jimin... Está por aquí… —había empezado a buscar entre sus cosas, con una gran sonrisa en sus labios.

Taehyung suspiró, pero también sonrió. Era solo una cita con un chico gato. No estaría tan mal. 











GATO MALO. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora