La primer semana había pasado muy rápido, porque a pesar de que Jungkook se quedaba en casa solo mientras Taehyung trabajaba, le gustaba sentarse frente a la puerta cuando sabía que la hora de salida se acercaba, a esperar por la llegada del peliazul, con la idea de que hacía mucho que no esperaba por alguien de esa manera.
Taehyung era entonces recibido por Jungkook apenas ponía un pie dentro del departamento, con una sonrisa enorme (y bonita, porque su sonrisa es bonita), un abrazo, y además de muchas preguntas acerca de su día.
Al principio a él le costó un poco abrirse, porque estaba acostumbrado a llegar y dormir, para levantarse más tarde, comer y volver a dormir. Pero con Jungkook había dejado de dormir todo el día, pues tenía que contestar todas sus preguntas, contarle todo con detalles, y además bañarlo, cepillarlo, y algunas veces, porque se lo pedía, mirar la televisión con él. Pero eso siempre terminaba con Taehyung dormido en el sillón y Jungkook intentando despertarlo porque ya era hora de ir a la cama, o porque tenía hambre. Era un gato después de todo.
Y el menor estaba muy feliz porque el peliazul no se había enojado ni un poco con él en las dos semanas que había cumplido viviendo a su lado. Algunas veces se quejaba de que le quitaba espacio en la cama, o de que lo pateaba dormido, pero él ya sabía que eso era normal; había aprendido que de alguna u otra forma, Taehyung siempre encontraba de qué quejarse, aún cuando se sintiera a gusto. Oh sí, eso lo sabía, sabía que a Taehyung no le gustaba ser demasiado expresivo, que prefería guardarse muchas cosas, incluso las buenas, y se esforzaba por mostrarse inexpresivo; pero eso no le molestaba, lo aceptaba, y sabía que era la personalidad de Taehyung. No se quejaba de nada.
A la tercera semana las cosas se volvieron más interesantes porque a Taehyung se le había escapado, mientras platicaba con uno de sus compañeros de trabajo, que había adoptado un gato llamado Jungkook. Lo interesante empezó cuando lo escuchó su jefa, y la señora básicamente explotó de felicidad, por no decir que su falda explotó porque sería muy grosero de parte del peliazul. Al parecer a ella le gustaban mucho los gatos, y le dijo que llevara a Jungkook para conocerlo o lo despediría.
—¡Me dijo que me despediría si no le llevo a Jungkook! ¿qué clase de violación a mis derechos laborales es esa? ¡Cómo atenderé la caja y cuidaré a Jungkook al mismo tiempo!
Taehyung estaba agonizando cuando le platicó a Jimin lo que había pasado en su trabajo.
—¿Es porque soy muy lindo y quiere conocerme?
Jungkook estaba recostado en el sillón, con su cabeza sobre las piernas de Jimin siendo acicalado por este, que miraba a Taehyung sintiendo ganas de burlarse de él.
—¡Es porque te quiere secuestrar seguramente, todos te quieren secuestrar! —había dicho el de cabellos azules, dejándose caer en el sillón frente a ellos.
—No seas tan dramático, Jungkook incluso podría ayudarte un poco. —sugirió Jimin.
—¡Sí, Tae! Yo podría ayudarte en lo que quieras.
Pero aún así, a Taehyung no le parecía una buena idea del todo. De todas formas, no tuvo otra opción y llevó a Jungkook al trabajo para que su jefa lo conociera. Todo salió mejor de lo que había esperado, porque el menor recibió mucho amor por parte de todos, mientras él era ignorado industrialmente por todos.
—¡Tae! Tu jefa me regaló muchos dulces, ¡soy tan feliz!
—Dulces que no comerás porque te hacen daño, dame eso.
Los siguientes días, Jungkook había acompañado a Taehyung al trabajo; lo ayudaba a empaquetar, jugaba con sus compañeros y su jefa, e incluso interactuaba con algunos clientes que se acercaban a ellos. El híbrido estaba muy feliz, porque no le había causado ningún problema al peliazul.
Y qué decir de la ocasión en la que Taehyung decidió llevar a Jungkook a casa de sus padres.
—¿Conoceré a tu familia?
El menor no podía reprimir su emoción, porque Taehyung y él estaban frente a la puerta de su casa, preguntándose cómo sería su familia. Pensaba en si Taehyung se parecería a su mamá o a su papá, y cómo sería su hermano; estaba muy ansioso.
—Sí, sí, no es la gran cosa.
Jungkook había aprendido que Taehyung siempre se esforzaba en quitarle la importancia a las cosas, pero en realidad era que no podía, porque estaba feliz de que él lo estuviera dejando ser parte de su privacidad, tanto que quería que su familia lo conociera, como en las novelas cuando los novios formalizaban su relación. O eso le gustaba pensar al híbrido.
—¡¿Qué es esa cosa?! ¿tus orejas son de verdad? ¿Puedo tocar tu cola? Mierda Taehyung, esto es mejor que una novia...
El peliazul había estado toda la tarde apartando a Jungkook de su hermano porque no le gustaba que lo tocara tanto.
—Bueno, dices que ya tiene casi un mes contigo y no ha muerto, eso es muy responsable de tu parte hijo. —había opinado su mamá, mientras servía y servía comida en el plato del híbrido, que no podía estar más encantado porque era la comida más deliciosa que hubiese probado, además de la de Jin.
—No como todos tus peces muertos, debiste haber adoptado un gato desde el principio... —dijo esa vez su padre, haciendo que Jungkook casi se atragantara de no ser por las palmaditas que Taehyung le había dado en su espalda.
—Por lo menos no es una muñeca inflable. —había dicho su hermano, siendo ahora él el que casi se asfixia por el golpe que el peliazul le dio.
Esa noche llegaron a casa totalmente llenos, además de cargar con comida que su mamá los había obligado a llevar para que comieran después.
Entonces, Taehyung no quería admitir que estaba feliz, porque Jungkook estaba integrándose y adaptándose de la mejor manera a él, así como él también a Jungkook. Estaba aceptándolo y ya formaba parte de su vida, aunque lo quisiera negar.
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GATO MALO. ➸taekook
Fanfic❝ 100% demon made in hell ❞ ⓘ cr: @daeguyz; tengo su permiso para realizar esta a̷d̷a̷p̷t̷a̷c̷i̷ó̷n̷ ̷♡ ⓘ prohibida la copia, hay cambios creados por mí para que los personajes encajen en esta versión.