¡Fiesta sorpresa!

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Era el primer día de trabajo de Jungkook y estaba verdaderamente feliz. 

Se había levantado más temprano que Taehyung para así preparar un desayuno para ambos y que no llegaran con el estómago vacío. Incluso aunque hubiera querido despertar un poco más tarde, era imposible, estaba muy emocionado.

Por supuesto, había llamado a Seokjin para avisarte que todo se había solucionado y que tendría un trabajo con Taehyung, aunque cuestionó la forma tan alegre en la que contó que ahora era amigo del chico que había besado a su novio. De cualquier forma, ¿no era eso raro? Pero a Jungkook no le importaba más, Hoseok era muy amable y además le daba pastel a escondidas.

Mientras esperaba que el de cabellos azules despertara para comenzar a alistarse, miró la fecha marcada en el calendario que estaba colgado en la pared: 1 de septiembre. Alguien cumplía años ese día, ¿no? 

No lo recordaba.

El día empezó y Taehyung había estado más serio de lo normal desde que lo miró. Jungkook no le tomó tanta importancia, pensó que tal vez tendría más sueño de lo habitual, así que solo lo siguió cuando fue llamado para partir.

Ojalá le hubiera advertido de lo difícil que era trabajar.

Él pensó que sería lindo ayudar a las personas a encontrar lo que necesitaban y además ordenar la tienda para que se viera agradable. En realidad era horrible. Estaba muy cansado y no había estado con Taehyung ni siquiera un minuto por todas las cosas que tenía por hacer. Sus pies dolían y solo quería saber cuál habrá sido la razón por la que aquella señora de mejillas regordetas se negó que la ayudara a cargar su bolso si se lo había ofrecido tan amablemente, además, mientras ordenaba unas cosas en un pasillo ¡una persona pisó su cola!, y no le había pedido perdón. 

Jungkook solo quería ir a casa.

—Oye, ¿te sientes bien? ¿Estás triste? Ha sido un día difícil... —el peliazul lo tomó de la mano mientras caminaban en dirección a casa, después de haber terminado su jornada laboral.

Taehyung había intentado todo el día evitar hablar con él, porque sabía que en cualquier momento se le saldría la sorpresa que le tenían preparada, y de verdad no quería arruinarlo otra vez.

—Estoy muy cansado, Tae. No ha sido como lo imaginé... —bajó el rostro con una mueca de desánimo— Espero aprender a hacer mejor las cosas y agradarle a la gente.

—¿Solo estás triste por eso?

—¿Solo por eso? ¿Crees que es poco? Me pisaron la cola, mi sándwich se cayó cuando lo saqué de la bolsita, la señora del sombrero me miraba feo siempre, y puse los empaques de caramelos donde van las frutas deshidratadas. —contestó sonando un poco exasperado ante la incomprensión del mayor.

No quería sonar dramático, o algo por el estilo, pero quería que Taehyung le diera mimos y lo dejara olvidarse de ese feo día.

—Uhm, ¿no hay algo más?

—¿Algo más? ¡¿Algo más, Kim Taehyung?!

—¡Ya! Tranquilo, lo siento, tuviste un día muy pesado, ya veo... —cedió, mirando cómo las cejas del híbrido se fruncían con malestar ante su testarudez. 

—Solo quiero llegar a casa y dormir.

—¿Estás seguro? Porque podrías hacer otra cosa, no lo sé... Tal vez comer algo de chocolate...

—¿Por qué haría eso? Me hace daño, y no me das permiso.

—Bueno, solo en ocasiones especiales, recuerda.

GATO MALO. ➸taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora