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-¿Que fue eso? -
jadeó mientras Namjoon le cerraba la bata y apoyaba su exhausto cuerpo contra el de él.

-Placer. Acabas de catar una muestra de lo que podríamos experimentar en la cama - respondió con tranquilidad mientras lo mecía balanceando ligeramente su musculoso cuerpo.
-Me gustaría pasar una noche contigo, Seokjin. No estás obligado a hacerlo, pero tú también lo deseas. Te ayudaré sea cual sea tu decisión. Tú decides si estás dispuesto a concederme lo que deseo. Pero te advierto una cosa... Me gusta controlar la situación.-

Seokjin, que aún no se había recuperado y era incapaz de pensar con claridad, preguntó indeciso:
-¿Qué quieres decir exactamente?

-Sumisión absoluta - susurró con una voz sugerente y vibrante que revelaba una pasión desenfrenada
-Piénsalo. Dime que sí y te daré todo el placer que soy capaz de ofrecer.

-Pero es que... no tengo mucha experiencia. Te defraudaré.-

Llevaba más de cinco años sin acostarse con nadie y solo había mantenido relaciones sexuales con una persona: su exnovio.

Después de salir cinco años juntos habían terminado muy mal.
-No quiero acostarme con alguien experimentado; quiero acostarme contigo -
afirmó con rotundidad mientras se apartaba un poco para dejarle espacio.

Seokjin se fijó en la tensión que reflejaban los ojos de Namjoon y en los surcos que perfilaban su boca.

Bajó la mirada a su entrepierna y vio que el paquete apenas le cabía en los pantalones.

Namjoon se inclinó hacia delante y lo besó en la frente.
-Ya lo decidirás más tarde. Has tenido un día muy largo y necesitas recuperarte de la enfermedad. Descansa. Come. Relájate. Estaré arriba, en la sala de informática, si me necesitas. Mi asistente no tardará en llegar con tu ropa. Puedes quedarte con la bata. Te queda muy bien. Pero debes saber que me excito con solo verla sobre ti. Fantasearé con las deliciosas reacciones con las que has respondido a cada una de mis caricias y con todos los dulces sonidos que has emitido mientras te corrías en mis brazos.-

Seokjin se aferró a la encimera que tenía a sus espaldas con tanta fuerza que los nudillos se le quedaron blancos.

Namjoon se dio media vuelta, se alejó sin prisa y salió de la cocina como si no hubiera pasado nada, tensando y destensando los perfectos músculos del trasero y de la espalda.

«¿De verdad acaba de pasar lo que acaba de pasar?»
susurró perplejo con la esperanza de que el día entero no fuera más que una pesadilla de la que se despertaría en la cama de su minúsculo departamento.

you're mine • namjin [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora