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El teléfono de Seokjin sonó y lo devolvió a la realidad.
-Es Namjoon- informó a Suni sonriendo mientras leía el mensaje.

-Ya se cansaron de hablar de mi?-

¡Como si no tuvieran temas más interesantes de los que hablar!

Sus dedos revolotearon por la pantalla para contestar al mensaje.

-Ni siquiera te hemos nombrado, creído.-

La respuesta no se hizo esperar:
-No soy ningún creído. Conozco a mi madre. Si no vuelves pronto a casa, me pongo a hacer la cena.-

-¡Ay, no! Tengo que irme. -Sonrió a Suni y puso cara de terror.

-¿Por qué? -preguntó la mujer perpleja.
-Namjoon me amenazo con ponerse a cocinar si no vuelvo pronto.

La risa de Suni sonó en el aire hasta contagiar a Seokjin, que se echó a reír con las mismas ganas que su amiga.

Tomó aire y comentó divertida:
-Viniendo de Namjoon es una amenaza de lo más inquietante. Es muy probable que acabe herido.

-Si le da por preparar algo que no sea un sándwich o comida en el micro, será un desastre -respondió Seokjin mientras escribía en el móvil: -Enseguida voy. Por favor, no cocines- Qué tipo tan manipulador y tan maquiavélico -
murmuró con cariño, levantándose de la mesa.

-Eso es que te echa de menos. ¡Qué romántico! - suspiró Suni mientras se ponía de pie -Pero no dejes que se salga siempre con la suya.-

A Seokjin le hizo gracia y, aunque estaba convencido de que Namjoon le había escrito porque tenía hambre y no le apetecía cenar un sándwich, no quiso romper las ilusiones de su madre, así que se limitó a abrazarla y responder:
-Te veo mañana por la noche.-

Al salir buscó a James. Estaba deseando volver al apartamento con Namjoon. Quizá Namjoon no lo estuviera echando de menos de verdad, pero él sí que lo hacía.

Su parte favorita del día era la cena, porque pasaban un rato juntos, se contaban lo que habían hecho durante el día y compartían ideas y opiniones. Hablaban de cosas importantes o de trivialidades. Daba igual.

«Dios mío, soy lamentable».

Cuando vio a James, aceleró el paso para acercarse al coche y se dio cuenta espantado de lo solo que había estado antes de conocer a Namjoon.

Era curioso que nunca se hubiera sentido solo. Había pasado los días rodeado de gente: clientes, estudiantes, muchedumbres..., pero la soledad había estado ahí, enterrada en el fondo de su ser bajo capas de agotamiento, hambre e instinto de supervivencia, esperándolo pacientemente.

Abrió la puerta del auto y se sentó junto a James, sin dejar de darle vueltas a por qué no se había dado cuenta hasta ahora de la necesidad que tenía de estar con un alguien.

«Porque no lo necesitaba. No hasta que conocí a Namjoon. No quiero a cualquiera, lo quiero a él».

Esa era la verdad. Namjoon tenía algo que lo atraía, que lo empujaba a acercarse.

Sabía que si seguía aproximándose acabaría quemándose, pero no lograba frenar esa atracción ni resistirse a la tentación.

Le resultaba imposible ignorar las provocativas y seductoras vibraciones que transmitía Namjoon.

«¿Por qué me atrae tanto? No nos parecemos en nada».

Negó con la cabeza y, mientras sentía el suave roce del asiento de cuero, se reconoció a sí mismo que diferían en gustos y en otras cosas sin importancia, pero que, en realidad, en muchos otros aspectos se parecían mucho.

Después de la traición de Joshua, él se había vuelto muy receloso...igual que Namjoon.

Las causas eran diferentes y, con toda probabilidad, las de Namjoon habían sido mucho más traumáticas, pero los dos se comportaban como niños asustados que tienen miedo de acercarse y dudan entre ser amigos o enemigos, entre confiar en el otro o desconfiar.

Valoraba enormemente que le hubiera mostrado la suficiente confianza como para hacerlo con él sin recurrir a sus habituales esposas y vendas, pero le gustaría saber la causa de esa desconfianza.

¿Por qué tapa los ojos a las personas si tiene un cuerpo que te deja sin aire?

Se estremeció y dedicó una débil sonrisa a James, que se incorporó a la carretera para dirigirse sin prisa hacia el apartamento.

Suspiró tembloroso mientras rezaba por no estar firmando su sentencia de muerte al involucrarse tanto con alguien como Namjoon.

«Déjate llevar. Relájate. Disfruta mientras dure».

Reprimió una risa de desprecio: Jin ni se relajaba ni se dejaba llevar, y nunca jamás había sabido vivir el momento.

No es fácil hacerlo cuando tienes que preocuparte por lo que vas a comer hoy o por si este mes lograrás reunir el dinero para pagar el alquiler.

«Pero ya no tienes que preocuparte por todo eso».

No...ya no. Quizá no durara mucho, pero de momento sabía que tenía una cama en la que dormir, un techo bajo el que refugiarse y un montón de comida que meterse a la boca.

Gracias a Namjoon, disponía de tiempo y espacio para respirar.

Le dio un vuelco el corazón al recordar la escena de Namjoon en el sofá la semana anterior: tan vulnerable y tan fuerte a la vez.

¿Cómo no iba a admirar la fuerza y determinación que había mostrado para enfrentarse a los misteriosos fantasmas del pasado?

«Lo hizo por mí. Porque yo se lo pedí».

Los recuerdos le dieron fuerza y tomó la mochila con determinación. Había llegado a casa. James lo había traído hasta la puerta del gigantesco edificio.

-Gracias, James.
Dedicó una sonrisa avergonzado al chófer al darse cuenta de que no le había dirigido la palabra en todo el trayecto.

-No hay de qué, señor. Ya lo sabe. Que tenga una velada agradable.
-Y tú también.

Se levantó del asiento con la mochila en la mano, cerró la puerta y corrió hacia la entrada.

Claro que tendría una velada agradable. No podía ser de otro modo.

Un hombre sumamente atractivo lo estaba esperando. Quizá Namjoon estuviera deseando cenar, pero él pensaba darle mucho más que comida.

Había llegado el momento de recompensarlo.

A fin de cuentas Namjoon había confiado en él, le había ofrecido refugio y lo había hecho sentir especial.

Esperaba que tuviera hambre, pero no solo de comida.

Saludó al observador portero y se metió en el ascensor que llevaba al ático.

«Vive el momento. No pienses en el futuro».

Aunque aquel propósito le resultara totalmente ajeno, estaba decidido a intentarlo.

you're mine • namjin [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora