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La casa de Jungkook era impresionante. La llamativa decoración en blanco aportaba gran luminosidad y hacía que el espacio, grande de por sí, pareciera aún más amplio y elegante.

La ropa que llevaban los invitados y la comodidad con la que charlaban en aquel entorno tan suntuoso dejaban patente su estatus y su riqueza.

Seokjin intentó que no se notara mucho que prácticamente era un indigente, pero le costaba no mirar boquiabierto todo lo que había alrededor.

Los invitados, que olían a dinero y poder, se agrupaban en círculos en los que, con toda probabilidad, se hablaba de negocios o de fútbol.

Namjoon se acercó a un gran bufé que reponían constantemente unos camareros en silencio y llenó dos platos con canapés.

Una vez que se hubieron situado en un lugar tranquilo Seokjin se dispuso a comer. Cada bocado que daba se le derretía en la boca y, cuando acabó con el último manjar, se lamió los labios temiendo que le quedaran migas por la cara.

-Todo estaba delicioso -comentó agradecido mientras le entregaba el plato vacío a un camarero.
-¿Desea que le traiga algo más, señor? -preguntó con cortesía el camarero.
-No, gracias.
Seokjin sonrió al hombre, que respondió inclinando la cabeza antes de marcharse.

Namjoon, que ya se había deshecho de su plato, tomó dos copas de champagne de la bandeja de una camarera.
-Eso es lo que me encanta de ti -susurró dándole la copa.
-¿Que?
Lo miró sorprendido antes de agarrar la copa.

Pegó un sorbito a la bebida para decidir si le gustaba o no. Era seco, pero no estaba mal.
-Disfrutas con la comida. No haces asco ni comes como un pajarito. Cuando te miro casi me da envidia. Se nota que gozas cuando la comida es buena - respondió antes de pegarle un buen trago a la copa -Verte comer es una experiencia erótica.

Seokjin se encogió de hombros mientras inclinaba la copa.
-Cuando no tienes una despensa inagotable ni sabes cuándo será la próxima vez que podrás llevarte algo a la boca, aprendes a valorar el sabor de la comida.

-¿Comer siempre será una experiencia orgásmica para ti? -preguntó como quien no quiere la cosa, pero con un brillo especial en los ojos.

Intentó reprimir la sonrisa con todas sus fuerzas, pero en cuanto lo miró a los ojos sus labios se curvaron.
-Seguramente.

-¡Namjoon!
Una voz masculina de tenor cruzó la sala y los dos se giraron para ver a un hombre de mediana edad con un brazo en alto que trataba de llamar la atención de Namjoon.

-Ve con los invitados, tú eres el de honor- le dijo Seokjin sonriendo -Voy a acercarme a hablar un rato con tu madre.

Aunque no mostró mucho entusiasmo, se alejó de Él y se dirigió hacia el hombre que seguía agitando los brazos para saludarlo.

Bebió otro sorbo y observó cómo Namjoon avanzaba por la sala, saludando a gente con una sonrisa encantadora.

No lograba despegar la mirada de Namjoon. Le fascinaba descubrir una faceta que no había visto hasta ese momento.
Él tenía muchas capas, una personalidad llena de matices.
Se esforzó por dejar de mirarlo embobado y empezó a buscar a Laura, a quien encontró junto.

Estuvieron hablando un rato hasta que se llevaron a su amiga. Como no quería que se notara que no conocía a nadie más, se acercó a unas puertas ornamentadas, convencido de que darían al exterior y de que la vista sería espectacular.

En una terraza sobre un jardín se sentaban varios invitados en mesitas. No todas se encontraban ocupadas.

Estaba empezando a oscurecer y se había levantado cierta brisa, pero Seokjin llevaba tanto tiempo dentro de aquella casa que le sentó bien un poco de aire fresco.

you're mine • namjin [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora