CAPITULO 5²

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Jaeden habia trabajo bien durante todo el día, me llego a sorprender bastante. Pero aun seguía odiando su forma de ser, tan cínica y burlona... Tal y como antes.

Una clienta paso a la cafetería antes de que pudiera poner el cartel de cerrado, era una chica mayor a treinta años –aproximadamente– con un rostro arrogante.

— Buenas tardes...

Me interrumpió — ¿Podrías darme un expreso con vainilla? Ahora, no tengo mucho tiempo.

Alce la cejas y baje la boca un poco — Le hablaré a mi ayudante para que la atienda.

La mujer asintió mientras miraba su celular. Este tipo de personas me hace querer gritar. Pero ahora que Jaeden esta, no tendré tanto estrés.

— Esa mujer de haya quiere un expreso con vainilla, atiendela — le sonreí falsamente.

— Como gustes — me devolvió la misma sonrisa e hizo el café rápidamente.

Mire atentamente como hacia su ultimo trabajo de este día. Todo estaba en silencio, solo se escuchaba las pisadas de Jaeden caminando de un lado a otro y su respiración un poco agotada –era cierto que hoy tuvimos más trabajo de lo normal–.

Jaeden por fin llevo el café a la mujer que parecía irritada de que Jaeden hubiese tardado cinco minutos.

Lo hizo bien.

Agache la cabeza para ver mi pulsera tejida por unos segundos antes de escuchar un chillido.
Levante la mirada.

— ¡Esto sabe horrendo! — exclamó la señora y le tiro el café caliente encima a Jaeden.

El pobre se movio rápido, pero parte de café le cayo en la camiseta. Me acerque a ellos.

— Disculpe ¿Cual es el problema? — me quede pensando por unos milisegundos —¿Cual es su problema?.

— El café sabe horrendo ¿En serio él trabaja aquí?...

—¡¿Que ocurre aquí?! — exclamo Grant saliendo de su oficina.

—¡Lo que pasa es que esta señora le tiro el café a Jaeden!.

—¿Señora? — pregunto con Indignación aquella mujer.

— Okey, __________ lleva a Jaeden al baño, yo atendere a esta Mujer...

— Pero...

Grant me miro — Pero nada, ahora hazlo.

Bufe. Me dirigí con Jaeden a los baños ymire mejor al chico frente a mi, estaba completamente serio sin decir alguna palabra. No podía adivinar lo que estaba pasando por su mente en este momento, hasta que hablo.

— Soy un desastre...

Negué — No, solo es una mujer con un mal día...

— ¡Soy un desastre! Todo lo arruino — me grito, apenas podía hablar ya que estaba apretando la mandíbula — Pero esta bien, no tienes que decir cosas para hacerme sentir mejor.

— Jaeden creeme, te odio... Mucho, demasiado creo que es inprobable que deje de odiarte...

— Al punto.

— El punto es que... No tuviste la culpa ¿De acuerdo? Las personas cometemos errores — me calle al ver que se quitaba la camiseta frente a mi... — wow — me gire.

— No iba a traerla puesta, esta caliente.

Apreté los labios aun sin mirarlo, no quería hacer este momento así que recordé que Grant tenía camisetas con el logo de la cafetería en el pequeño almacén que estaba en la cocina.

— vuelvo en un segundo.

...

Cerramos el lugar, Jaeden parecía estar más relajado. Eso, por alguna razón me agradaba. Vamos, él no tuvo la culpa de lo que paso.

Estaba a punto de subir al auto cuando escuche la voz de Jaeden.

— Gracias — sonrió al decir eso y se fue.

Suspire al pensar que tal vez... Podríamos empezar de nuevo.

Subí al auto con ese pensamiento en mente, al llegar a casa me sorprendí bastante al no ver a nadie en la sala o incluso en la cocina.

Subí a mi habitación, di un grito ahogado al ver a Finn sobre mi cama viendo su celular. Este al notar mi presencia sonrió de lado.

— Llegaste — se acerco y me beso — Empezaba a preocuparme.

— ¿Y Mamá, Eric?.

— Salieron, dijeron que tenían una junta con el jefe de papá... Así que estamos solos — paso su mano por mi mejilla.

— Solos y muy cansados — bostece.

Negó — Yo no lo estoy Clark — puso su mano en mi cuello y me beso lentamente.

De verdad pienso que Finn es muy terco a veces.

Seguí el beso, era demasiado bueno en esto. Me pego contra la pared y cerro la puerta con su pie. Estaba cansa pero él me hacia llenarme de energía.

Lo separe un poco de mi, para poder respirar. Sus besos son demasiado desesperados.

Sonreí al ver como se sentaba en la cama, extendió su mano haciendo una señal para sentarme en él.
Eso fue lo que hice sin ningun reproche, siguió basándome con lentitud.

— ¿Quieres hacerlo?.

Me detuve al escuchar la voz de Finn, este me miro directo a los ojos antes de sonreír y asentir.

— De acuerdo, creo que debes descansar.

Ni siquiera me dejo hablar antes de dejarme sobre la cama y acostarse a mi lado, me abrazo y susurro a mi oído... "Buenas noches, lindura".

Su voz era tan ronca y áspera que una ráfaga de calor atravieso mi estomago con rapidez, este chico sabe lo que puede causar en mi... Y lo disfruta.



CADA NOCHE || Finn Wolfhard Y Tú ||🔚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora