𝟑𝟕

479 36 0
                                    


𝐏𝐄𝐋𝐄𝐀


𝐃𝐈́𝐀 𝟓𝟒𝟏

—Vamos niño —lo empujé levemente con el hombro mientras caminábamos—. Llevo 2 días y medio acá y en estas ultimas horas no te has despegado de mi.

—Sí, y parece que tú no has dormido —comentó.

—En más de una semana —él se detuvo y yo hice lo mismo—. ¿Qué pasa?.

—¿Cómo es qué sigues viva? dices que no has dormido en más de una semana —habló sorprendido

—No lo sé, tal vez ¿Suerte? —me encogí de hombros—. Ven, sigamos caminando —él asintió y seguimos con lo que estábamos haciendo.

—¿Por qué? —preguntó en unos segundos.

—¿"Por qué" qué?.

—¿Por qué no has dormido?.

—Pues perdí a una persona muy especial el mismo día que supe que seguía con vida —suspiré pesadamente.

—Lo siento mucho.

—Sí, yo también lo siento
Y volvimos a estar en silencio hasta que él volvió a hablar:

—¿Irás a la cena de hoy en casa de Deanna? —cambió de tema.

—Supongo que sí, creo que todos irán —él asintió—. Ya ves, es seguro que también iré. Sabes —me detuve al igual que él y me volteó a ver—. Me caes bien, aunque también me das un poco de miedo.

—¿Miedo? —rió—. ¿Por qué?.

—Porque en algún momento vas a sonreír como todos los de acá —él me miró más confundido—. No es que no me guste que sonrían pero es que lo hacen todo el tiempo.

—¿Acaso me vas a negar que tú no sonríes? —alzó una ceja.

—Sí, pero-

—Pero nada —interrumpió—. Ahora para que se te quite voy a sonreír todo el tiempo —sonrió.

—No, por favor —él siguió con su sonrisa—. Está bien, solo porque eres tú —me rendí y ese mostró una sonrisa victoriosa—. Sabes que me gustaría.

—¿Qué? —quitó su sonrisa y se cruzó de brazos

—Escuchar música, lo malo es que no hay donde. Quizás podríamos improvisar —comenté

—No será necesario eso —mostré una cara de confusión—. Vamos a mi casa y ahí la escuchamos.

—¿En tu casa? —pregunté aun más confundida.

—Sí, mi papá no está, ¿Qué dices?.

¿Será buena idea?
Digo, su papá no está, pero tampoco lo llevaré a donde nos quedamos a dormir, porque por más que Mikey me agrade papá aun no está del todo listo con estas personas.
Además no pasaría nada más, él tiene 15 y yo ya casi 18.

No lo digo por mi, sino porque las personas pueden pensar otras cosas.

—De acuerdo —acepté—. Pero un rato, que tenemos que ir a la cena —ese asintió—. Pero promete que haremos un concurso de baile —ese rió—. Anda, quiero uno —estiré mi mano.

—Está bien —estrechamos las manos, reímos y nos encaminamos a su casa.


𝙽𝙰𝚁𝚁𝙰𝙳𝙾𝚁𝙰

MI CHICA RUBIA; beth greeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora